lunes, 30 de enero de 2012

La pereza de ganar

A menudo uno acude a determinadas páginas para encontrar consuelo y fe. Si éste fuera su caso, me disculpo de antemano. No caeremos aquí en fanatismos catetos y ridículos como el engendro aquel de la Cofradía del Clavo Ardiendo, impulsada por dos seres cuya simple existencia explica España.
Sí les puedo confesar mi convencimiento de que La Banda perderá de aquí a final de temporada más de esos siete puntos en que aventaja al Barça. Recordemos que su preparación física les llevó a estar a tope para la Supercopa de España, en algún momento el rendimiento caerá. A ello se une el peso de un vestuario desgastado -eso son puntos que vuelan- y una cuota de suerte a favor que, tarde o temprano, se compensará con desgracias varias. Por supuesto que el Madrid perderá una decena de puntos.
Sin embargo, no está ahí la clave de esta temporada. A este Barça memorable se le ha acabado el hambre para sentarse a según qué mesas. Esa leve caída de actitud se traduce en partidos espesos -como el de Getafe- y en una falta de suerte en los momentos decisivos -Messi ha dejado ir cinco puntos en los estertores de tres partidos ya, por no hablar de Iniesta y Villa-. Incluso contando con esa suerte que tarde o temprano volverá en forma de penaltis claros que sí se piten o de goles sobre la campana, el problema último es de hambre. Trece títulos no salen gratis y, por desgracia, la Liga se gana tanto en los grandes escenarios como en los estadios horrendos.
Antes de que comiencen ustedes a hablar de aburguesamiento, de relajación y de jugadores acomodados, una pequeña acusación: sé de cavernícolas que han dejado de lucir sus gallumbos de la suerte cuando se juega en Mestalla. Sé de otros que se pierden partidos de Liga con una frecuencia imposibe en tiempos de hambre. A algunos ya sólo les levanta del sofá masacrar el orgullo de La Banda. Y hay quien no vibra en absoluto si no oye antes el himno de la Champions.
En conclusión: por supuesto que es posible remontar siete puntos a La Banda. Lo que no está tan claro es que queramos hacerlo.

sábado, 28 de enero de 2012

Messi contra Piqué

Acaba la primera parte de la temporada con una novedad negativa. El Barça es segundo y para muchos no es favorito a ganar la Liga. Básicamente por dos razones: por la lógica falta de motivación para jugar en estadios de segundo nivel y por el lamentable nivel de la defensa.
También es cierto que el Barça suma ya tres nuevos títulos, está vivo en todas las competiciones y tiene -pese a la taquicardia del miércoles- ganada la guerra psicológica al principal rival. Además, Guardiola cuenta con nuevos recursos ofensivos como Sex o Alexis e insiste en su apuesta por la cantera. Por todo ello, somos un pueblo feliz.
Y luego está lo de La Bestia Parda, un futbolista decidido a humillar a todo el que haya jugado antes con esta camiseta, incluido a sí mismo -aquí les dejo los números, a estas alturas, de 2011 y 2010-. El gran Ronaldinho logró en su mejor momento 26 goles y 20 asistencias en toda una temporada. La comparación es tremenda. Queda por ver si este genio irrepetible será capaz de sobreponerse a la incompetencia de los defensas que nos han tocado en suerte este año.
Goles
Messi 36
Sex 14
Villa 9
Xavi 9
Alexis 8
Pedro 7
Iniesta 4
Cuenca 4
Adriano 3
Thiago 3
Tello 2
Sergi Roberto 2
Alves 2
Puyol 2
Piqué 1
Montoya 1
Maxwell 1
Keita 1
Abidal 1
PP 4
Asistencias
Messi 18 (1PP) (1SP)
Xavi 12 (1P)
Alves 9 (1PP)
Sex 9
Cuenca 7 (3P)
Adriano 7 (1P)
Thiago 5
Iniesta 4
Villa 3 (1PP)
Abidal 3 (1P)
Piqué 2
Keita 2
Alexis 2
Pedro 1
Tello 1
Sergi Roberto 1
Fallos con resultado de gol en contra
Abidal 4’91
Mascherano 4,53
Puyol 3,83
Piqué 2
Adriano 1,5
Busquets 1,25
Fontàs 1
Valdés 1
Pinto 1
Villa 0,75
Keita 0,75
Thiago 0,5
Sergi Roberto 0,5
Iniesta 0,5

jueves, 26 de enero de 2012

Imposible

"Había llegado ya a la edad (tenía cuarenta y siete años) en la que las jóvenes miran a través de ti, más allá de ti: miran a través de tu espectro, lo que tal vez sea una desgracia muy trillada, pero claramente es un hito en tu despedida, en tu viaje al reino de los muertos. Susurras “adiós” una y otra vez…: que Dios esté contigo. (Porque yo ya no lo estaré)"
Perro Callejero, Martin Amis
Fue la obra cumbre de La Banda. Una explosión de orgullo y talento. Una demostración de juego sucio y competitividad. El mejor partido de fútbol que este monumento a la vanidad ha hecho en un par de lustros. Sin nada que perder, con una crispación interna terrible, mostraron una tensión en las pupilas que desde el calentamiento producía pavor. Nunca como ayer ha estado este Madrid -en esencia, el mismo que parió Capello-, había tenido el dao a este nivel.
Podría pensarse que la victoria refuerza a una Banda que encontró las debilidades azulgrana, que hizo más ocasiones, que exhibió ante el mundo el nivel impresentable de Piqué. Podría creerse que con su alineación terrorífica, con un Özil estelar y CR Ceja brutal, con el mejor Benzema, ahora sí ven una posibilidad de ganar a este Barça en la Champions.
Pero no se engañen: el nivel de fe de La Banda de ayer es sencillamente irrepetible. Fue su capolavoro y no les alcanzó. Ya nunca les alcanzará, a pesar del ensordecedor estallido de la Central Lechera de Florentino, que resucita desvergonzadamente el villarato. A pesar también de su extraordinaria alineación. Basta detenerse en las miradas de los jugadores de Mourinho al final del partido para saber que tienen razón: imposible ganar. Desde mañana, en esa caseta vuelven los celos, los odios, las inquinas, la miseria y esa maldición que reza que un vestuario roto es un imán de mala suerte.
Miren esos ojos: imposible. No a este Barça. Viajan hacia el reino de los muertos. Deberán convivir con el tormento de saber que las mujeres ya no les miran, de tener la certeza de que Dios no volverá a estar con ellos.

lunes, 23 de enero de 2012

Placeres de la nueva era

En otro tiempo, hoy les habría alertado del peligro de La Banda ante el partido del miércoles. Del riesgo que tiene un equipo con el orgullo herido. De que a las redes se llega en tres segundos cuando un partido dura 5.400. De que cosas más raras se han visto. De que que si los Quincazos Portugueses le sacan cinco puntos al Barça, por algo será. En otro tiempo, les habría contado una ristra de chorradas.
Al barcelonismo le preocupan dos cosas exclusivamente. Ambas graves: la primera, infligir una nueva y humillante derrota al Tito Flo y su aberrante criatura. ¡Miedo, que vendrán con todo! ¡Con cuatro tíos ofensivos en lugar de tres! ¡Con Granero y Kaká! ¡Pánico! Qué maravilla: esa Banda menor y camorrista sigue sin tener un solo centrocampista que llegue a las rodillas a cualquiera de los de Guardiola. Nada más que discutir. Volverán a palmar, la pregunta es, un día más, el cómo (y ojo, tras lo del miércoles pasado, no hay que descartar un gol de chilena de Mascherano). El Camp Nou quiere sangre, recochineo, olés, cánticos al Delincuente Segundo, insultos al Tercero. Al Camp Nou se le antoja la abominable ola.
La segunda causa que realmente merece la pena en este momento es observar el grado de descomposición del vestuario y de los despachos de ese club tras la enésima violación barcelonista. Esperamos, arrodillados, las crónicas de Diego Torres sobre las miserias de esa casa de perdedores pendencieros. La paranoia de Mou. La sorda guerra civil entre portugueses y españoles. Los lloros de CR Ceja contra la táctica. Los ataques de valores de los medios capitalinos antes la demencia de la piara (Arbeloa, Marcelo, Sabi, Ramos, Pepe, etc). Las impagables apariciones de Butragueño, Pardeza, Zidane. El hundimiento de la vanidad del Tito Flo.
Amigos, no se preocupen por nada. Compren cava y palomitas. Disfruten, que esto es irrepetible. Y La Banda viene al ataque.

viernes, 20 de enero de 2012

El tocador de Sandro XIV

Cuando Rosell vivía en la comodidad de la crítica a LaPotra, se dolía a menudo de la inquina con que le trataba Cruyff. Humilde, sonreía y explicaba que de niño tenía un póster de Johan Vader en su habitación. Mucho me ha turbado ese relato. Chirría en un punto clave: ¿de verdad un predestinado como Sandro XIV, alguien de su pedigrí, tenía pósters en su cuarto?
Uno trata de imaginarlo y resulta poco creíble. Al niño Sandro le visualiza uno entre afanosas criadas de habla castellana, en una casa grande, de pocas preocupaciones, relucientes candelabros, sordas vanidades y lujosas arañas en los techos. En su amplio y ventilado dormitorio, el niño Sandro, culer de bona casa, tenía un lugar privilegiado su mesita de noche, con sus estampitas del niño Jesús, su lucecita. Y junto al armario, su rincón predilecto: el tocador Marie Antoinette-Grange. En sus cajones guardaba sus secretos, trabajos por los que le habían felicitado en su exclusiva escuela trilingüe. Y por supuesto, las fotografías de sus ídolos del balón.
Uno puede ya imaginar cuáles eran sus estampitas futboleras predilectas. Estarían sin duda las de Migueli, Fusté y Rexach, a quienes convirtió en asesores personales al acceder a la presidencia. Entre estos tres colosos, iconos del Barça segundón y lacrimógeno, jugaron la friolera de 40 Ligas, pero ganaron sólo tres. Los árbitros, ya saben. El tocador de Sandro oculta otros preciados tesoros: ahí está Carrasco, que en once temporadas logró una Liga. A Sandro XIV también le gustaba el Lobo porque mirando su facha de roedor evoca el decisivo papel de Núñez, su gran president, su espejo e inspirador, en la cantera del Barça. ¿No fue él quien abrió la residencia de jugadores?, recuerda a menudo Sandruscu, que jamás asumirá que Núñez es un delincuente condenado a seis años de prisión.
Sandro siempre fue sensible a los desfavorecidos. De pequeño participaba con gran devoción en el Domund, y de ahí que en ese rincón de intimidad guardara también vestigios de su amor a las secciones minoritarias. Lo prueba su fotografía de Urdangarin, de quien los voceros del club han dicho recientemente que es "historia del Barça". En algún lugar oculta también los titulares de prensa de los fichajes de Ronaldinho y Deco, fichajes que le colocaron en el imaginario colectivo como un directivo audaz, moldeado en una multinacional, con buen ojo para ir al mercado, extraordinario gestor. El tesoro de Rosell lo completa un pequeño capricho, aquel autógrafo que pidió a Butragueño, ¡tan fino, era! No se escandalicen, es sabido que Sandro compartió siempre esos valores aristocráticos del gran rival: noble caballero del honor. Por eso jamás romperá relaciones con la mafia futbolística de su amigo Florentino.
Esas son las joyas más íntimas del universo Sandro, horizonte al que lleva al club. ¿Echan de menos a los ganadores? ¿Añoran a Koeman, Rijkaard, Xavi, Piqué, Messi o Guardiola? No caben en el club que sueña Rosell: todos ellos confraternizaron con el hombre del póster que nunca estuvo allí.

jueves, 19 de enero de 2012

Blancas juegan y palman

"Doctor, no conoce usted el tormento de la eterna desconfianza. No, lo ignora".
Drácula, Bram Stoker
El Sestao tuvo anoche un 28% de posesión. Alineó a seis defensas. Su central calvo volvió a agredir. Su portero demostró que sabe de jugar con los pies lo que Paquirrín de logaritmos. Y, en un guiño insólito del destino, ese conjunto menor murió a manos de dos de los jugadores con menos gol del planeta fútbol: Pajarito Puyol y Abidal.
Así se saldó la enésima humillación de ese equipo prepotente y mafioso de los Quincazos Portugueses. Pisaron, golpearon y tiraron pedradas. Hicieron su juego. Tuvieron el apoyo de 90.000 ciegos, sordos y lerdos. Pero al final hubieron de acordarse de que enfrente tenían un equipo que luce, en pleno pecho, el escudo de Campeón del Mundo, galardón que han reeditado tres veces en dos años.
Así las cosas, el Sestao se encuentra con que en sus partidos de máxima rivalidad ante el Eibar da lo mismo si el portero del rival se empeña en regalar un gol en cada partido. Inevitablemente acaba derrotado. No es de extrañar: el Sestao no juega, con perdón de ustedes, una puta mierda. Eso sí, tiene en ataque tíos que valen 150 millones de euros, gente que muy pronto se hartará de estar en un equipo perdedor y querrá fichar por entidades serias como la Real Sociedad.
En este foro conocemos el fútbol. Sabemos que en una semana todo cambia, que siempre es posible remontar, o cambiar el chip de una competición a otra. Pero este Sestao, esta Banda vergonzante, está inoculada del peor veneno: el de la eterna desconfianza.

lunes, 16 de enero de 2012

Los conejitos suicidas del Tito Flo

El millón de posibilidades que encierra un partido de fútbol no impide las especulaciones sobre los escenarios más probables. En este último trienio mágico, el Barça de Xavi y Messi ha demostrado al mundo que puede apostar tranquilamente por su victoria cuando juega contra La Banda, incluso cuando lo hace como visitante.
Porque aun asumiendo que el fútbol es impredecible, uno piensa en esa medular devastada, en esos Khediras y Lasses, y piensa que el miércoles volveremos a hacerlo. Y aunque la gracia del fútbol esté en lo inesperado del resultado, aquí puede hallarse un sustitutivo válido: adivinar el arma del crimen y el tipo de drama que ha de producirse. En el camino ha habido trepanaciones gestadas en la profundidad de Henry y Messi como falso nueve (2-6), victorias funcionariales (el 0-2 de 2010 con Xavi como hacedor), la masacre de La Bestia Parda en Champions con un eslálom para la historia contra una defensa sanguinaria (0-2) o la exhibición coral de fe y talento de hace un par de meses (1-3).
Tras tres años de orgías, en estos choques la gracia ya no radica en el qué, sino en el cómo. Ahí está el misterio. Y uno piensa en el pobre Casillas, ese mostoleño de mecagoendios, mecagoenlaputa, y quécojoneshaceaquíestetíosolo, y se pregunta por dónde pillará. ¿Será el Viagras? ¿Se consagrará DJ Sideral? ¿Será la Bestia Parda quien se ría otra vez más del Averno? ¿O acaso no huelen a golazo de Thiago?
El enigma se le antoja a uno como las famosas viñetas de Andy Riley, que lleva años ingeniando todo tipo de muertes para sus conejitos. La víctima no será aquí un mamífero velludo y suave, sino este Madrid presidido por un millonario derechón, entregado a los delirios de un psicópata y a los excesos de su tropa de mercenarios.
El miércoles los conejitos lucirán de blanco. Hagan sus apuestas y disfruten del grandioso espectáculo de la muerte.

viernes, 13 de enero de 2012

Desmontando a Sabi

Iker se ha hartado y nosotros le entendemos. Ha tenido un año duro. Un año de palmar una y otra vez contra el Barça, el equipo que recuerda al mundo que el Tito Flo y su club de Delincuentes son una gente peripatética. Desde que nació el Manita Team, el Madrid ha ganado al Barça un partido de 12, estadística digna del Mirandés. La Banda también ha arrancado tres empates de estos partidos; los tres dieron títulos al Barça.
El insomne marido de la Carbonero debería consolarse pensando en que hay alguien aún más atribulado que él por los continuos cruces contra el Barça: el elegante y cosmopolita Sabi Alonso. Es en su zona, la medular, donde el Barça lleva a cabo su estrategia de seek and destroy. Y es en estos clásicos donde ve peligrar la enorme mentira que ha edificado su fútbol.
En un tiempo lejano, Alonso llegó a marcar dos goles desde más allá del centro del campo en una misma temporada, hizo pensar en que tal vez acabaría siendo realmente grande. Pero se quedó por el camino. El donostiarra, hijo de culer, juega bien al primer toque y es el encargado de lanzar a la manada de contragolpeadores en que se ha convertido su equipo. Tiene un juego de posición decente. A menudo enseña los tacos. Y algunos días marca. Pero aún parece un Gago sobrealimentado. Inferior a Xavi, inferior a Iniesta, inferior a Busquets (aunque el analfabetismo campante le distinga con premios que Busi merece infinitamente más) y por supuesto, inferior a Sex. Puede que inferior a Thiago. Se nos antoja un trotón sin cintura que ante todo gusta de impactar el balón, cuerpo que contra el Barça no huele jamás, para acabar convertido en un miembro ilustre de la Fundación Khedira.
Cierto es que Del Bosque es hombre aseado, de dobles pivotes y rectas costumbres. Pero la titularidad de Sabi con España sigue siendo uno de los expedientes X más increíbles del fútbol mundial. A cada partido contra el Barça, Alonso ve más desnuda su mentira, porque la cuestión es simple: ¿Jugaría en el Barça? Sí. En enero, con Keita en África.

martes, 10 de enero de 2012

Perdurar

Messi sigue en su trono. El barcelonismo ha asistido, aún deprimido, a la rutina de verle recibir el Balón de Oro en una gala repleta de azulgranas sonrientes. La noticia ha pasado casi desapercibida. Sin embargo, este tercer galardón tiene el mérito de haber superado la prueba del tiempo de Johan Vader, que siempre recuerda que lo difícil es mantenerse.
Cuando un futbolista ve colmados sus sueños más salvajes -dinero, fama, reconocimiento, títulos, gloria- es el momento de comprobar de qué pasta está hecho, qué es lo que verdaderamente esperaba de la vida y qué mueve su juego. Si echamos la vista atrás, comprobamos que sólo Cruyff, Platini y Van Basten lograron estas tres distinciones -en una época en que sólo participaban jugadores europeos-. Al primer nivel, el Profeta del Gol aguantó ocho años -si bien seis de ellos los vivió en Holanda-. El astro francés, viejo ídolo de Guardiola, aguantó nueve años, aunque cuatro de ellos los pasó en Francia. Y Van Basten, el de los tobillos trágicos, siete años, cinco de ellos en Italia.
Todos ellos tuvieron una longevidad rara que tal vez se asiente en el carácter hipercompetitivo que acompañaba a su talento. Pero no alcanzaron la regularidad sobrenatural de Pelé o Di Stéfano (tres lustros al máximo nivel); puede que tampoco la de Maradona, que se mantuvo en la cumbre una década. El mismo tiempo que Zidane -pasaron 10 años entre la primera y la última vez que estuvo en el podio del FIFA World Player-.
Cuando se intuía ya el cambio de siglo, los tiempos se aceleraron y el fútbol se pobló de estrellas fugaces. Romário sólo estuvo en el top 3 dos años, como Baggio, Weah, Rivaldo, Henry o el Innombrable. Ídolos eternos como Stoichkov o Ronaldinho aguantaron en la cumbre tres años. Y hablando de la caducidad de la gloria, es obligatorio hablar de Ronaldo, que tras aspirar al trono de Pelé un par de años súbitamente pareció conformarse con rivalizar con Hugo Sánchez.
A ese nivel, en la Vía Láctea de los más grandes, la diferencia radica en la verdad del fútbol de cada cual, en su obsesión por hacerse con la pelotita, driblar y meterla justo en el hueco que queda entre el sofá y la mesa. En su obstinación por convertir esa absurda habilidad en lo más importante de su vida. Uno mira a Messi, desde 2007 al más alto nivel, y siente que no cambiará, que mientras siga siendo este obseso estará en su trono, mirando a los ojos de Pelé con una sonrisa desafiante: su tiempo, tic-tac, aún no ha pasado.

lunes, 9 de enero de 2012

Cinco apuntes depresivos (con una amenaza al pie)

1) En cuanto Tamudo marcó a mediodía y el pelirrojo Scholes resucitó por la tarde, quedó claro que sería un derbi difícil para el Barça.
2) Guardiola optó un día más por el 3-4-3, un sistema que contra equipos muy agresivos ha dejado un balance triste.
3) El partidazo que hizo el Espanyol ayer nos recuerda que lo primero en el fútbol es el hambre y la voluntad de ganar. Por momentos, los periquitos parecieron absolurtamente invencibles; el Barça estaba en modo funcionario de correos.
4) Siempre se ha dicho que los equipos campeones remontan en los últimos minutos. Este año ocurre lo opuesto, existe una cierta maldición ofensiva en esa fase del partido que ha llevado al Barça a fallar en siete de los 13 partidos apretados que ha jugado en toda la temporada: Anoeta, Milán, Mestalla, Sevilla, San Mamés, Getafe y Cornellà.
5) El Espanyol sigue implacable en su condición de filial y principal aliado de La Banda. Las estadísticas dicen que en los últimos cinco años le ha quitado 16 puntos al Barça, por sólo cinco al Madrid. Cosas de la motivación.
*Con todo ello, se ha disparado la rabia que produce este equipo que va de azul y blanco, que ha perdido esta temporada contra potencias como Osasuna, Mallorca o Zaragoza y que vive exclusivamente de amargar a la culerada. Y uno mira y repasa el cuadro de la Copa de Rey y se permite rezar: Dios quiera que el Espanyol llegue a esa final. Se arrepentirán de haber saltado al campo.

jueves, 5 de enero de 2012

La sonrisa y la fe

Como saben, corren tiempos de crisis y miseria en este país. El asunto es particularmente duro en un medio por civilizar como es el periodismo. Y miren, esta semana se ha conocido que Público entra en concurso de acreedores, un eufemismo para decir que la agonía se prolongará durante un tiempo aún.
Servidora ha recibido montones de mensajes de ánimo esta semana, cosa agradable, que le recuerda a uno los grandes amigos que tiene por ahí. Esta ola de solidaridad también tiene una vertiente morbosa, parece que uno asista a su propio funeral. Confieso que hasta es divertido.
Pero quiero compartir con ustedes un momento en que uno se siente íntimamente reconfortado: el instante de esta noche en que Messi salta al campo y despliega su astucia y su saber. La apertura a banda con rosca con el exterior de su zurda mitológica. La inevitable frecuencia con que llega al gol.
Hay quien dice que es una inmoralidad que La Bestia Parda gana 20 millones de euros al año. Falso: enfermen o quédense en paro y comprenderán que cobra poco. Sobre sus piernas descansa la fe y la sonrisa de un pueblo entero.