martes, 30 de noviembre de 2010

Un paseo por la felicidad (III): Así lo vio el mundo

Sí señores: hoy resumen de prensa para comprobar que la mesetaria ceguera no es tan persistente ni tan universal como cabría pensar.
L'Équipe nos regaló la portada memorable arriba referida (y otra al día siguiente), Sports Illustrated habla de lección táctica a Mourinho, La Gazzetta dello Sport y el Corriere dello Sport hablan de un Madrid mudo y humillado. En El País, Ramon Besa acompañó su habitual demostración de elegancia con una estupenda dosis de saña, mientras que José Sámano explica a quién pertenece el fútbol y a quién la propaganda. En El Mundo, Quique Setién recuerda que el gran mérito de Guardiola es haber conseguido que sus cracks "corran como perros" y Orfeo Suárez constata que el Barça está "a años luz del Madrid".
La cosa alcanzóincluso al diario Marca, patrocinador único de la candidatura de Mourinho al premio Nobel. Fue en ese diario donde José Antonio Abellán dijo que el resultado fue "injusto porque juegan a deportes distintos" y Roberto Palomar afirma que "el nivel de humillación fue tal que, por momentos, dio la impresión de que Xavi iba a detener el juego para orinar". Roberto Gómez, a su vez, habló del "ridículo del siglo".
Pero si piensan ustedes que el recital bastó para acallar a los Juanitos del papel, yerran de medio a medio. Alfedo Relaño, director de As, observó que el partido acabó cuando "Iturralde escamoteó un penalti que hubiera sido la segunda amarilla de Valdés". En la misma línea, el gran José Vicente Hernáez exponía en Marca que reclama que Iturralde "no vuelva a arbitrar un partido más de por vida" y se refiere a la "macarrada" de Guardiola. Lo mejor de sus críticas al árbitro es que el analista arbitral de este diario, Urizar Azpitarte, niega que el penalti existiera.

Pero no sueñen con que este hombre feliz que teclea se tome la molestia para aburrirles tan soberanemente: con todos ustede, Inda el magnífico, director de Marca, autor de una página el día del partido en que señalaba, profeta, a Casillas como factor clave del choque. Éstas son sus perlas:

"(...)Madrid y Barça, Barça y Madrid, tanto monta, monta tanto, ocupan sin discusión el número 1 ex aequo del imaginario futbolístico universal"

"(...)En uno y otro banquillo se sienten el entrenador número 1 (Mourinho) y el número 2 (Pep Guardiola)".

"Si anda [Casillas] como últimamente me da que hoy a las once menos cuarto de la noche Mou se pondrá a dar saltos como un loco".

"Di María es una bala que además mete unas asistencias de padre y muy señor mío. Ozil va para estrella y de las buenas en este invento, recordando por instantes al gulliveriano Zizou. Y Khedira es un gregario de lujo que es como Dios porque está en todas partes".

Y mis tres favoritas, ojo:

"(...)El Barça depende mucho más de Messi que el Madrid de Ronaldo".

"Xavi e Iniesta no son ninguna broma".

"Atrás vencen y convencen los de la Casa Blanca. Y por goleada".

Efectivamente, el artículo ya está enmarcado. Madridesque.

Un paseo por la felicidad (II): Fundación Khedira

"La casa blanca de persianas verdes en una calle tranquila, la cocina donde cantaba mi madre, el patio donde mi padre partía la leña. ¿Era una realidad de otra época la felicidad perfecta en la casa blanca o es que yo la había soñado o quizá imaginado durante las largas noches de esos cinco años pasados en el hospital?"
Claus y Lucas, Agotha Kristof.
2100 0857 0100 705 304. Éste es el número de la cuenta de la Fundación Khedira, una entidad sin ánimo de lucro que pretende prestar apoyo psicológico a centrocampistas de La Banda que han sufrido un trauma extremo y que según los especialistas no se recuperarán jamás de sus lesiones en la autoestima.
Todos los trotones desmañados de los sucesivos engendros florentinianos tienen acceso a este servicio. De Gago a los Diarra, pasando por Xabi Alonso y el malogrado Khedira, hasta Sneijder, Guti, Javi García, Marcelo, Robben o Van der Vaart. En el caso de centrales leñeros, la Fundación Khedira da un servicio especial al que han tenido acceso lo que queda de los Pepe, Carvalho, Ramos, Albiol, Cannavaro o Metzelder.
El 25% del presupuesto de esta entidad va sin embargo dedicado a Iker Casillas, justamente considerado mejor portero del mundo, recordado como creador del movimiento “yo flipo” y que en los últimos tiempos ha evolucionado en su demencial monólogo hasta lograr el más elaborado "Cómo me dejáis".
A pesar de su vocación de ayuda a mediobultistas víctimas del síndrome de Stendhal y de su especial sensibilidad hacia los centrales asesinos, los estatutos de esta institución abren los brazos a cualquiera de los tuercebotas de la Banda que han afrontado el shock de enfrentarse al Barcelona en las tres últimas temporadas (con un digno balance total de 2-16 en los cinco partidos).
La Fundación Khedira quiere manifestar, tras la avalancha de solicitudes recibidas, que en ningún caso sus especialistas ofecen tratamiento paliativo para aquellos aficionados que pensaban que el Mundial lo había ganado una selección, no un club, y especialmente para quienes reivindicaban el fundamental rol desempeñado en ese éxito por Ramos, Xabi Alonso y Casillas.
Queda excluido también el hombre que aseguró que el Sporting de Gijón (1-0) no se empleó a fondo en el Camp Nou y que negó que el 5-0 fuera una humillación. Nuestros psicólogos nada pueden hacer por él. Tampoco es bien recibido el arquitecto de este insulto a la inteligencia de los futboleros que es el Tito Floren. Nuestros galenos comprobaron que no pueden contener la carcajada ante su hermosa estampa del lunes en el palco (arriba, buscando una soga) y que es mejor que no visite nuestras instalaciones de Aristides Mallol, s/n.
Todos los donativos que reciba esta entidad serán destinados a fines terapéuticos y al trabajo en el campo de la prevención, que ahora pasa por un proyecto de índole jurídicosocial “Yo también firmo que el Barça sólo nos meta tres cuando vuelva al Bernabéu”.
Apadrina un Khedira: si no lo haces tú, le expones al riesgo de caer en manos de Don Alfredo.

Un paseo por la felicidad (I): Yo estuve ahí

Ahora que ya tenemos una edad, y no somos quienes nos susurraron que seríamos un día, que usamos crecepelo y preferimos no saber nuestro colesterol, que hemos recibido golpes y hemos entendido la palabra fragilidad, ahora que sabemos cuantísimo cuesta ganar 1.000 euros y qué fácil es perderlo todo en un suspiro, ahora que comprendemos que algún día no interesaremos a mujer alguna y dejaremos de trempar y que nuestros días acabarán sin que eso importe a más que un pequeño reducto de incondicionales. Ahora que sabemos lo que es pagar una hipoteca y nos cuesta horrores tomar una cerveza con un amigo, ahora es el momento de recordar que un día fuimos jóvenes y vimos volar a Romário en nuestro estadio y flotar a Cruyff en el Averno. La vida fluía alegre y sin dobleces.
Esta Barça, el Barça de todos los tiempos, nos lleva de vuelta al útero, a la sonrisa insondable de los niños. ¿Volveremos a verlo alguna vez? Qué más da. La felicidad es esto. Se alcanza un puñado de horas a la largo de toda una vida. Un suspiro. Una eternidad.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Por qué ganar

"Callado durante todo el trayecto en coche, ya en las escaleras le pregunté a mi padre si estaba tan convencido como todos los demás. Intenté que mi pregunta pareciera puramente casual, el típico amago de charla deportiva que traban dos hombres un día cualquiera, pero en realidad no tuvo nada de eso: lo que de hecho deseaba era que un adulto, mi padre para más señas, me tranquilizase y me convenciera de que lo que estaba a punto de presenciar no me iba a dejar maltrecho de por vida. 'Mira -debería haberle dicho-, cuando juegan en casa un partido de liga normal y corriente, me da tanto miedo que pierdan que no puedo ni pensar, ni hablar siquiera; a veces no puedo ni respirar. Si te parece que el Swindon tiene la más mínima posibilidad de ganar, aunque sea una entre un millón, mejor será que me lleves a casa ahora mismo, porque no creo que pueda soportarlo'". Fiebre en las gradas, Nick Hornby.
Conviene recordar las palabras del sabio, pronunciadas cuando era niño y su Arsenal se enfrentaba a una final, para fijar la actitud correcta ante el partido del lunes. Ante el vacío de estómago y esa extraña suspensión intestinal, ante el cosquilleo inguinal y la hiperproducción de la bufeta, uno tiene que olvidar que el Barça-Madrid es la oportunidad de que el Bien se imponga al Mal y de que es justo y necesario humillar de nuevo el monumento a la soberbia que han edificado entre Mourinho y el Tito Floren. Esos argumentos estaban muy bien y nos acompañaron durante dos temporadas gloriosas en que el Barça bailó desnudo sobre la genuflexa Banda.
Pero la necesidad de ganar no procede ahora de la razón ni de la justicia, sino de las vísceras. Las palabras de Horby dan la clave de muchas cosas. Desnudan ese terror acerval, esa indestructible tozudez, la negativa feroz al fracaso y al final descubren una única cosa:es simplemente cuestión de ser o no ser.
En una ocasión interrogué a un sabio vanidoso sobre por qué hacía lo que hacía. Respondió así: "Te vas al campo, buscas un manzano y le preguntas por qué hace manzanas". Lo del Barça con el Madrid es similar. Nosotros, los de azulgrana, en esencia existimos por un motivo: para que pierdan ellos. Es nuestro cometido, nuestra razón de ser, cuestión de supervivencia.

martes, 23 de noviembre de 2010

El poder de la mandíbula (y II)

Es buena verdad que en el fútbol se conoce a la gente. El asombro del balón flotante y los desafíos a la ley de la gravedad desnudan a los jugadores más de lo que quisieran. Y ayer, durante cinco minutos, un grupo de periodistas tuvo ocasión de conocer al futuro presidente de la Generalitat.
Deben saber que no lo hacía mal: el supercandidato que ha presentado el azote convergente sabe idiomas, no pierde jamás el control de sí mismo, tiene una estupenda onda de pelo, domina el mundo del dinero y, cómo no, juega a fútbol. Según me comentó con ese inaudible hilillo de voz suyo entre toque y toque, jugó en un equipo llamado Júnior durante tres años, lo hizo como centrocampista y extremo y, según las hagiografías -abundan en estos tiempos de regreso al pasado-, fue conocido como Flecha negra.
Francamente, al Mas futbolista (que suma hoy 54 años) se le intuye un pasado y cierta clase. No cuesta imaginarle como un extremo cepat, potente, tipo Faubert, tal vez con poco regate pero muchas piernas. Lo de Mas como volante ya cuesta más: anoche se le vieron deseoso de lucir sus habilidades, pero es sabido que nada peor para un centrocampista que olvidar al prójimo, y al presidenciable se le vio poco talento para repartir juego.
¿Qué preocupación extrae uno de esos cinco minutos con Mas? Que su mandíbula, y todo lo que de ella se deriva, se hagan plenamente visibles una vez llegue al poder. Y que haya un vídeo en que a este periodista, todo rigor y sentido crítico, se le vea tan acaramelado con el futuro president que acabe incluso recibiendo sus aplausos.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Abuso

"Entre los lepchas, un pueblo que habita algunos de los valles más remotos del Himalaya, hombres de 80 años copulan con niñas de ocho y nadie se escandaliza por ello". Lolita, Vladimir Nabokov
Pues miren, sí que fue una paliza, una masacre, aunque no hubo en ella atisbo de crueldad. La culpa no es de los jugadores; es más bien de la LFP, que permite que el Barça juegue contra equipos vulgares, o de los presidentes de estos clubes que deciden saltar al campo a jugar por recaudar cuatro duros –¿más se gastan en indemnizaciones, no?- o por ver si suena la hercúlea flauta.
La Liga, ha quedado claro en las últimas tres temporadas, en oligopolio de un equipazo y del escombro de turno del Tito Floren: unos años con más vértigo, otros desde su espíritu pendenciero, pero La Banda es también una máquina de despedazar equipos menores, aunque lleve años sin hincarle el diente a un equipo propiamente dicho.
En cualquier caso, el partido de Almería debe observarse con el espíritu crítico de un zoólogo perverso como el que dicen que fue Félix Rodríguez de la Fuente. ¿O es que nunca se habían planteado qué pasaría si encerraran en una jaula a cinco terneros y diez leones hambrientos? Pues qué iba a pasar: que la naturaleza, como el fútbol, es territorio lepcha y concibe los abusos como un hecho normal.
PD. Comparen esto y esto: habría que patentarlo.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

"Tampoco lo es menos"

No está claro del todo que Tolstoi fuera futbolero. Sobre todo teniendo en cuenta que cuando en 1863 en Inglaterra se fijaban las normas de este deporte él se dedicaba a escribir Los cosacos, y que para cuando murió, en 1910, ni siquiera se había disputado Mundial alguno. (En las tres ediciones de los Juegos Olímpicos que se produjeron estando el gran León con vida no participaría Rusia). Para mayor pena, se perdió a Yashin y a Blokhin en acción y a esa ruina postsoviética que fue el Espanyol de los rusos.
Convenimos pues que no queda claro que fuera futbolero, pero acudimos a él porque en una de sus grandes obras, Guerra y paz, recreó a Napoleón, que bien podría ser el Mourinho de su tiempo. ¿Y qué dice Tolstoi? Pues que era lo que para muchos ustedes es Bojan: un bluff, una exageración, un caso de idolatría injustificada:
"La ambición de Napoléon, la firmeza de Alejandro, los errores de la diplomacia (...) Es imposible saber qué vínculos tienen estas circunstancias con el hecho mismo del asesinato y la violencia. (...) Los actos de Napoleón o de Alejandro, sus palabras, de las cuales parecía que dependiera la realización de los acontecimientos, eran tan poco arbitrarios como la acción de cualquier soldado que fuera a la guerra por el capricho del destino o por el jornal".
Tolstoi aún irá más lejos:
"La dignidad humana me dice que cada uno de nosotros, si no es más grande que Napóleón, tampoco lo es menos".
Así las cosas, ¿cómo hay que recibir a ese tal Mourinho? Tolstoi ni se hubiera preocupado por el personaje, habría escrito sobre el azar, los grandes procesos históricos y quién sabe si tal vez sobre un raro capricho del destino llamado como él mismo: Leo.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Barbarroja

El último capítulo del rijoso conflicto Mourinho-Preciado ha servido para recordar al mundo del fútbol que el aspirante a destronar al Barça no es sino un hatajo de gángsters, un peligroso compendio de mercenarios sobreexcitados y sin escrúpulos que aspiran a ser recordados como una versión ibericogarbancera de los míticos The Animals. Y contra determinada gente no vale con sacar el astrolabio y el cuadrante; es preferible cargar los cañones y adornar con un garfio cada muñón.
Viene esto a cuenta de la exhibición demencial que dio el Barça este sábado. Lo que hicieron Xavi o Iniesta girando y girando empieza a ser como para ungirles oficialmente como herederos de Zidane. Pero seguramente, el Barça no habría ganado ante un gran rival si no fuera por Barbarroja. Se cumplen ahora 500 años de que este pirata empezó a sembrar el pánico y forjar su leyenda en la ribera del Mediterráneo y acosando sin piedad al Imperio español.
Sí, Messi tiene las barbas rojas y es capaz de atrocidades como las que dieron fama a los corsarios: se decía de ellos que eran capaces de abrir en canal a un prisionero aún vivo, arrancarle el corazón, morderlo y arrojarlo a la cara de otro detenido en sus técnicas de interrogatorio. Se aficionaron a cortar labios y orejas y llegaban al extremo de colgar a los hombres de un gancho por los genitales hasta que su propio peso perforaba tejidos y hombría.
Muy cruel, sí, a la altura de los ataques de genio de nuestra Bestia Parda, imprescindibles para ganar la guerra planteada los quincazos del tito Floren.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

El encuentro

Si no me he perdido en mi genealogía, creo recordar que la Casa Fuster acogió a principios de siglo XX el taller de un bisabuelo. Hoy alberga uno de los hoteles más extraordinarios de Barcelona, con un salón modernista de los de 6,50 euros una Coca-Cola.
Fue ahí, mientras escuchaba al antiguo príncipe y futuro presidente de este país, donde ayer me encontré de forma fortuita a Guardiola. El mismo gesto despierto que luce en los partidos, la misma mirada penetrante, idéntica presencia feroz. Antes de tomar asiento, eligió una silla desde donde controlaba todo el local y desde donde podía controlar a las cámaras y periodistas que pululaban a escasos quince metros.
Sin ángulo de visión y algo intimidado, no me fijé en qué tomaba. Sí en su larga conversación telefónica, que me fue imposible oír, aunque me desbocó la imaginación:
-A Mourinho le metemos cinco aquí y cinco allí y listos.
-Veo a Piqué algo flojo. Necesito el teléfono de Shakira ya.
-¿Qué hace Leo? ¿Le habéis llevado esas Natillas que le gustan? Ojo que tenía callos en la mano de la Play, compradle otro mando.
-¿Pastore? ¿Afe- qué? No me jodas, me cago en la puta. Va hombre va, si Tiago y Jonathan están que la rompen.
En efecto, fue un encuentro tranquilizador.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Las nuevas religiones

En otra ocasión les presentaré a Martine Segalen y sus indagaciones sobre los ritos contemporáneos y el papel de las religiones de hoy. Pero hoy padezco un feroz ataque de albinofobia motivada por la irrupción de Ratzinger en la Sagrada Família y el consiguiente estado de sitio de esta ciudad.

Hubo un tiempo feliz en que a los turistas qu visitaban la ciudad les decían: "Esto es Barcelona. Tenemos la Sagrada Família y a Rivaldo". Luego, en época de miseria moral, la cosa mutaba y presumíamos de la obra de Gaudí y de Riquelme. El caso es que ayer llegó el jefe de un Estado involucionista al templo para convertirlo en basílica (¿?) y hubo una serie de asuntos que me recordaron lo íntimamente ligados que están fútbol y religión:

-La estrambótica acción protagonizada por Ratzinger con el edificio se denomina, en terminología vaticana, "dedicar". Un irreverente periodista de esta ciudad ha especulado a este respecto con la posibilidad de que el Baba dedicara un gol a lo Bebeto... Sería un auténtico festival humorístico.

-Según los mismos cambios léxicos, los cardenales ya no se nombran; ahora se hacen. Y eso, sí señor, también es plenamente balompédico.

-Resulta que Luis es, en latín, Aloiusius. Un motivo más para compadecer al pobre Aloisio, ese defensa fallido, que bien podría haberse llamado Luizao.

A pesar de estas chanzas, la Iglesia no merece ser comparada con el fútbol. Sobre todo porque este deporte abre los brazos a todos, no sólo a los ultras fundamentalistas -que también-.

'Bonus track': Un amigo trató durante medio año de dilucidar cuál de las grandes cervezas portuguesas -Sagres y Superbock- es la mejor. Estoy muy de acuerdo con el veredicto.

sábado, 6 de noviembre de 2010

De buena madera

Escribió Johan Vader, y escribió bien, que pocas cosas en el fútbol son tan espectaculares como un buen lanzamiento al poste -o puestos a elegir, al larguero, con botecito posterior sobre la línea de cal, o mejor aún, esta barbaridad de Villa cuando el secuestro-. Ocurre que tras 14 partidos, entre el asesino, Messi, Pedro, Bojan y compañía suman ya 15 palos. Lejos de lamentar esta suerte, habría que reivindicarla.

"Tocar madera" ha sido tradicionalmente un canto a la buena suerte y "ser de buena madera" habla bien de uno. En lo futbolero, esos balones que lamen la gloria evocan a esos besos comisureros, a esos bailes estrechos y no culminados, a la gozosa e insatisfecha calentura. Además, los postes también tienen un algo de lúdico que nunca está demás en este juego de adultos.

Si este pobre argumentario no les convence, piensen en la final de los palos cuadrados y en Berna. Cuatro postes, incluyendo uno doble de Kubala. Si Laszi sobrevivió a eso, habrá que dejarse de lamentos estúpidos. Porque nada como un buen palitroque para animar un partido soporífero.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Gente dura

Dejen que les cuente que la grada del Parken Stadion se tomó el partido como el acontecimiento del año. Los daneses no son cosa menor: no llegan a los cinco millones y medio de personas y siguen sacando la cabeza en los mundiales y eurocopas. Es el suyo un país donde se entrena a temperaturas terribles, en que la fuerza física llega aparentemente con el parto, en que hay documentados casos de bebés que se alimentan a mordiscos de la nieve pisoteada.
He tenido la suerte de jugar a fútbol con un danés. Olviden a Laudrup y otras excentricidades. Un danés es alguien permanentemente dispuesto a tirarse por los suelos para barrer lo que haga falta, alguien que se disloca la rodilla y entre escasas muecas de dolor -¡clac!- se la recoloca en su sitio. Alguien que ha crecido viendo despuntar en el equipo de su pueblo al gran Gravesen, gente que el día del gran partido consigue una decena de entradas para sus amigotes pero que al final acaba perdiéndoselo por motivos de trabajo sin una triste queja.
Por todo eso, el empate del Barça sabe a victoria. ¿Es que no vieron cómo iban los daneses? Fue un gran resultado de un equipo forjado a imagen y semejanza de su entrenador: pretende ser elegante pero es tan orgulloso y pendenciero como el que más. Gente tan dura que, en algún instante, casi pareció danesa.

lunes, 1 de noviembre de 2010

'Waterboarding' sabatino

Ese pobre infeliz llamado Javi Varas, ese Romaric patidifuso e incluso su presidente imputado en la Malaya padecieron el sábado un tormento atroz. Una auténtica barbaridad siendo estos los tiempos del buenismo, en que hasta las actividades más crueles inventadas por el hombre están reguladas. Así lo prueban las sucesivas convenciones de Ginebra, que limitan la barbarie en la guerra, o manuales de tortura como el que editó la CIA sobre el waterboarding, en el que un oscuro funcionario explicita que más de 20 minutos en cada uso ya es vicio.
Más recientemente, en nuestra digna y ecologista Catalunya hemos asistido al debate sobre los correbous: tan asumido está que la cosa importuna al animalico que se procedió a poner límite a su sufrimiento: 60 minutos para el bou capllaçat, 15 para el bou al carrer y otros 15 para el embolat. El mensaje es claro: divirtámosnos y seamos crueles, pero con moderación, que Jahvé es amigo de castigar los excesos orgiásticos.
A la vista de todo lo anterior y después de la sanción de la UEFA a Pinto, bien harían Messi y compañía de prepararse para lo inevitable: los partidos del Barça, ese prolongado placer que el Marqués de Sade habría querido para sí, serán regulados. Lo más probable es que les prohíban las circulaciones de balón al primer toque, la presión en campo contrario o la coincidencia en el mismo once de Villa, Messi, Iniesta, Xavi, Busquets, Alves y Pedro.
O quién sabe si se conformarán con que los partidos del Barça terminen a los 20 minutos, el tiempo de un buen waterboarding.