martes, 24 de septiembre de 2013


La cueva se nos quedaba pequeña. Te esperamos en www.lacavernaazulgrana.com

domingo, 15 de septiembre de 2013

La caricia




No hay niño en el mundo que no haya sentido la fascinación de los disparos con efecto. Es sencillo detectarles. Les verán ensimismados en el parque, ante una portería, a solas con su pelota. Les verán arrobados ante el balón, cambiando los tres pasitos de aproximación antes de chutar, intentando nuevas trayectorias. Verán cómo siguen la curva de sus envíos inclinando un poco la cabeza. Algunas veces musitan algo, imaginan barreras y escuadras, celebran goles con demasiado poco disimulo. La fantasía de la rosca acaba invariablemente en un pie que, de tanto empeño por impactar la pelota en escorzo para lograr el máximo efecto, acaba por chutar la nada.

Tras muchos años de ver goles de falta de todo pelaje, hemos dado con el que tal vez sea la materialización más perfecta de la suave caricia que todos hemos intentado alguna vez ante una portería vacía o un trozo de pared. Fue obra de Maradona, disfrútenlo (2'34").

He pensado que era una buena forma de despedirnos ahora que soplan tiempos de cambios en este rincón.


PD. Este podio de suave felicidad lo completarían, cómo no, La Bestia Parda (40") y Ronaldinho.



miércoles, 11 de septiembre de 2013

Después del relato: un Barça postmoderno



El parte del destrozo neonuñista es extenso. Tenemos a parte del vestuario cabreado por las no renovaciones de gente del cuerpo técnico que sólo se explican desde el sectarismo contra Guardiola. Tenemos a varios capitanes -puede que hablemos de un póker, pero dejémoslo en eso, en sólo varios- indignados con la directiva. Tenemos, según ha llegado a este agujero, a un Messi que le ha visto las orejas a Sandro y que ya le ha montado un total de tres duras escenas por no sentirse respetado... Con amenazas incluidas. Sigamos. Tenemos a Tata como completo novato, que merece toda nuestra confianza, pero falto aún de fuerza. Tenemos al mejor comunicador de todos los que hay ahí dentro, Zubizarreta, en una curiosa situación de interinaje. Y tenemos, para qué vamos a ocultarlo, un club que tiene a la inmensa mayoría de los grandes medios de la ciudad en el bolsillo -y esa ubicación no es metafórica-.

Ocurre también que los arquitectos de todas y cada una de las cuatro Champions alzadas por esta institución son insultados a cada ocasión por los actuales gestores del club: de hecho, se les ataca más a ellos, que en justicia deberían dar nombre al museo o a los goles del Qatar Stadium, que a ningún otro personaje del planeta fútbol. Ya puestos a bucear en la miseria, tenemos que creernos lo de los ocho millones en opciones preferenciales sobre jugadores ignotos y tragar con la opacidad de los números del fichaje de Neymar, y no mentar, so pena de acabar en un juzgado, el oscuro rombo Rosell-Teixeira-Qatar-Andorra.

Con este panorama, cuando se suceden los casos de Abidal y Mickeal uno ya no puede ocultar su vergüenza. Y nos asalta la vaga sensación de ser unos traidores: sabemos que deberíamos vibrar muy fuerte ante la inminente visita del Sevilla, y coger un enorme trozo de pan para mojarlo a fondo, porque la catástrofe en Florentinópolis se huele desde aquí... Pero no. No nos sale. Tal vez la culpa sea nuestra, por habernos acostumbrado a esa cursilería llamada relato, por haber adoptado la romántica convicción de que hay que ganar siendo los mejores, por tener la estúpida pretensión de que a cada victoria se defiende una idea del fútbol.

La verdad última que nos deja el verano, la certeza que nos queda de los 14 meses en que Rosell ha ejercido de presidente, es que el club ha perdido ese patrimonio llamado credibilidad. A cambio, tiene unas prioridades que a nosotros, al pueblo llano, se nos antojan incomprensibles. Nos hemos quedado solos, con nuestra gorrita del Barça y las ganas de pitar a Sabi Alonso.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Carletto





Hundimiento de las fosas occipitales, caja craneana demasiado pequeña, muelas del juicio demasiado grandes, escasa vellosidad en el cuerpo, frente huidiza, arcos temporales pronunciados, mandíbulas fuertes y marcadas, fuerte desarrollo de los malares, fuerte pigmentación, cabello enrulado y espeso, defectos en las orejas, asimetría de la cara, y labios carnosos o hinchados. Éstos eran, según el monumental estudio de un señor llamado Cesare Lombroso, los rasgos físicos que permitían identificar a un criminal. Su obra es tal vez la más conocida en el abismal mundo de los frenólogos, que sostenían que las facciones y forma del cráneo alumbraban la personalidad de cada cual.


Lamentablemente, estas teorías no hicieron fortuna.


El recuerdo de Lombroso aparece, enorme, cuando uno observa, con inevitable simpatía, la asombrada expresión de Ancelotti. Lo que nos ha dejado en sus primeros pasitos al frente de La Banda es alucinante y, no se lo digan a nadie, prometedor. Todo comenzó con la suplencia de Casillas. Hay una verdad absoluta: los futbolistas, los que están en un vestuario, saben perfectamente, con un solo vistazo, quiénes son los buenos. Y no hay futbolista en España que piense que Diego López es mejor que Iker. Ninguno, ni uno solo, se jugaría un título, una prima, una finalísima, con el quijotesco portero de Mourinho antes que con El Santo. Bien. Luego está lo del fichaje de Bale por 100 millones: una carcajada. Un equipo con un déficit histórico de organizadores y con superpoblación de mediapuntas paga lo jamás pagado... por otro trequartista: el Qatar Stadium se viene abajo.


La guinda del pastel es la venta de Özil cuando había quien ponía pasta por Khedira. Özil: un futbolista capaz de esto. El único genio puro capaz de toserle a Iniesta. Alguien que pone de acuerdo a contendientes de tres bandos distintos como son Ramos, Arbeloa y Cristiano. El jugador de quien Manuel Jabois escribió que "en lugar de sudor desprende fina cera". A la calle. De nuevo, los futbolistas saben, porque tienen ojos, quién es el bueno. De nuevo, Canaletes debió llenarse.


Pasmado, al fondo de este sindiós, aparece, elegante, Ancelotti. Enarca esa ceja fascinante mientras silba 'la donna è mobile' y dedica a la afición un gracioso saludo con su sombrero. Su realidad es dura. Ya todos en su vestuario saben, con absoluta certeza, que ahí dentro no manda él, sino el profeta del balón que en su día purgó a Hierro, Redondo, Makélélé y Del Bosque. Tal vez el bueno de Carlo, el millonario Carlo, no tiene otra opción, tal vez sea sólo un currante que depende de su jefe.


Tal vez. A nosotros nos queda la íntima desazón de no poder preguntarle a Lombroso por el significado profundo de esa ceja, nos queda la incógnita de quién es Carletto.


PD. Les gustará saber que Christian Gourcouff, técnico del Lorient, que el año pasado fue octavo en la liga francesa, vio este lunes cómo el club vendía sin consultarle a Mario Lemina, su futbolista más prometedor. Cogió un micro y he aquí lo que dijo: "El club no puede hablar de ambición si vende a sus mejores jugadores. Este traspaso es sólo un negocio. Quiero que la gente sepa que no soy cómplice de esta decisión. Sufro. De alguna forma, es una falta de respeto a mi función y a mi pasado en el Lorient".

jueves, 29 de agosto de 2013

Una deuda saldada



La catástrofe que protagonizó Valdés ahora hace un año martillea aún algunas conciencias. Un estúpido regate sobre Di María propició el 3-2; fue el prólogo de la derrota en la Supercopa en que también ayudaron los protocolarios errores de Mascherano y Piqué. Pero en realidad fue aquel regate calamitoso el que hizo posible que Mourinho abandonara su monumento a la infamia con tres títulos, y no dos.

VV, pese a todo, sigue siendo uno de los nuestros. Un año después nos ha devuelto el título que nos birló y lo ha hecho con dos paradas antológicas que lamentablemente no se recordarán dentro de un tiempo. Sí hablaremos del remate picado de Neymar que nos dio el título, y quién sabe si algún tarado rememorará las malas artes de Godín, ese señor que perdió anoche la primera de las seis finales disputadas a lo largo de su carrera.

Los que de ninguna manera olvidarán lo ocurrido anoche son Turan y Villa. Sus dos balones llevaban el veneno del gol, el inequívoco aroma de la desgracia. Sólo un loco maravilloso sería capaz de sacar ahí las manos que tan estupendamente les ha negado a otros. Es este Atlético un equipo convencido, fanático, donde nadie sonríe, como hizo holgadamente Song en la ida. Es un Atlético de mucho fútbol y mucha hambre, que mereció más el título, que creyó más en él y que en buena lógica hoy mismo debería visitar Neptuno. El plan de Simeone, sin embargo, tenía una sola laguna: un portero de cráneo imposible, que celebró -hecho insólito- el primero de sus milagros con el puño cerrado y mirando a la grada.

Todos en el Qatar Stadium sabían anoche que la undécima Supercopa la ganó un tío que se sabe fuera del club y que nos debía una. Durante la deslucida entrega del trofeo flotaba en el ambiente el torturado rictus de nuestro número uno y por un momento alguien creyó oír, procedentes de la tercera gradería, ciertos acordes de Dylan.

viernes, 23 de agosto de 2013

Idilios



No hay cosa más incómoda y sufrida que un inadaptado. ¿Vieron a Ibra chirriar en el engranaje guardiolano? ¿Recuerdan a Lineker o Popescu con Cruyff? ¿Se acuerdan de cuando Antic entrenó -y salvó- a este equipo? ¿No les dolía la córnea en esos raros meses en que Maradona jugó en el Pizjuán, o al ver a Baggio en el Brescia? En el fútbol, territorio de bandoleros apátridas, cuesta encajar la identidad de cada cual con la historia del club, con su afición, los jugadores, la filosofía de juego.

Pero hay raros casos en que todo fluye en un mecanismo maravilloso. Así se vio el miércoles. En esa cita intensa en que Villa le ganaba esprints a Piqué y Neymar fulminaba el segundo palo resultó asombroso presenciar y disfrutar del idilio que se vive en el Calderón. ¡Todos se quieren! Simeone dirige a una turba de fanáticos que ya en la última final de Copa demostraron que habían destronado a La Banda como campeones mundiales de wrestling. Idea de juego, sí, por supuesto: morder atrás, contragolpear y mandar balones al helipuerto que Diego Costa tiene por pecho. ¿Cracks? Sí. Arda, el artista del equipo, pisando ambas áreas y barriéndolo todo. Y luego lo otro: Juanfran y cuatro compinches abroncando a Alexis después de haberle metido un codo en la boca. Godín y sus inequívocos gestos: ¡uruguayo!

Que Simeone y el Mono Burgos están encantados es evidente y lógico. Como lo es que Cerezo esté feliz: ha silenciado a sus críticos con un equipo que aspira a su sexto título en cuatro años. Pero nada es más sorprendente y más grandioso que ver a esa afición pasional y sufrida ovacionando con entusiasmo los fueras de banda o las recuperaciones en medio campo. Fuenteovejuna: sin preguntas incómodas, ni críticos, ni gourmets, ni monsergas

El Atleti, este Atleti, merece crédito como aspirante. Idilios como el que vive cuestan mucho de encontrar en el planeta fútbol. Once tíos con una idea, cosa poderosa. Todo un club hermanado, cosa terrible.

martes, 20 de agosto de 2013

Vuelve la conjura


Mucho se ha dicho ya sobre la exhibición del domingo. Gran decisión -aunque frustrante y destrempadora- la suplencia de Neymar. Buen indicio de futuras rotaciones las suplencia de Iniesta y Alba. Extraordinaria noticia la sustitución de Messi a mitad de segundo tiempo: uno puede imaginar que también a Xavi, al fin, se le reservará para los grandes días. Y, si me permiten, resultó hilarante comprobar cómo Sex, un año más, comienza en agosto su trimestre productivo, periodo que suele terminar invariablemente a principios de diciembre.


Pero si por alguna razón el debut nos evocó viejas ilusiones fue por las celebraciones de los goles. Ese entusiasmo, ante un rival que desprendió el inconfundible aroma a fiambre de los que duran poco en Primera, ya lo habíamos visto. Vuelvan a ver el choque y buceen en Youtube: verán cómo lo del domingo se parece enormemente a imágenes de octubre y noviembre de 2009, cuando comenzaba a desvelarse el plan de Guardiola y su equipazo eclosionaba.


En efecto, las miradas y gritos entre jugadores después de cada gol eran los de un grupo de conspiradores que comparten satisfacción ante un plan bien ejecutado. El arma, lo han adivinado, se llama presión. Hasta un tal Messi se hinchó a recuperar balones en la primera media hora. Imaginen cómo correrían ustedes si vieran a La Bestia Parda sudando como un pollo, vomitar y volver a morder al rival.


Lo dijo el Tata el sábado y queda repetirlo: "Soy nuevo en la Liga pero no en el fútbol". Desde luego: en quince días ha convencido a su vestuario de que se conjure para volver a correr.

jueves, 15 de agosto de 2013

La Liga en una servilleta



Y hasta aquí el desierto y la desubicación. Vuelve el balón, vuelve Messi, vuelve la mejor alienación social inventada por el hombre moderno. Y con este redondo momento de felicidad llega también la ocasión de mojarse y hacer uno de esos burdos ejercicios de futurología que invariablemente acaban en bochorno, excusas y sonrojo. Pero no seamos cobardes. Como a los gorrinos les encanta revolcarse en el fango, a los futboleros nos gustan las profecías. Y más que ninguna otra, aquellas que hacemos con los ojos brillantes junto a una servilleta de bar donde hemos dispuesto, con mano temblorosa por la emoción, el once de nuestro equipo. Seamos sinceros: es cierto que en el eje de la defensa hay una nada, apenas confortada por una mancha de aceite del bocadillo de jamón, pero al menos ese vacío queda entre Valdés y Busquets, y bien cerca aparece Alves. Las cuatro letras de Xavi no figuran aquí desgastadas, ni cansadas, ni saben nada de tendones crispados. Tremendo es lo que hay en la parte izquierda del papelito, donde uno lee con enorme cosquilleo subabdominal “Alba, Iniesta, Neymar”, y en aquel otro rinconcito recuperamos la fe en Alexis -¿qué sería del fútbol sin el amor a las causas imposibles?- y arriba, envuelto en el torpe dibujo de una estrella, está el amuleto que nos hace sentir únicos en el mundo y elegidos de la historia, ahí, junto a un resto de espuma de cerveza, ahí campa el dorsal 10. Y en ese preciso instante, el oráculo habla a través de nuestra euforia.

Y nos dice que el Atleti es cosa seria, que el triceratops de Simeone sigue ahí, pero que sin Falcao y con Villa es mucho menor, y que difícilmente aspirará a colarse en el duelo de siempre. Y que por tanto, somos nosotros o La Banda. Y que es verdad que con esta directiva incapaz y rencorosa no podemos contar para empujar al equipo, y que ahí salimos perdiendo respecto a un Florentino obsesionado con la victoria, que, dentro de sus delirios, hace cuanto puede. Y si bien nosotros llegamos de ganar la Liga y el rival de otro año de fracasos, el efecto Tata iguala el hambre que hay en uno y otro lado. Y también intuimos que, a pesar del desastre cometido con Valdés, y del adiós de Abidal y de piezas clave del cuerpo técnico, en nuestro vestuario sigue mandando un grupo de gente sana y competitiva con un cierto sentido de la civilización, mientras que los distintos comandos armados de esa otra casa se abocan a la difícil digestión del postmourinhismo. Y al final de nuestro trance adivinatorio, nos queda, arrugada pero triunfal, la servilleta, y en ese pedacito de papel translúcido aparecen nueve nombres (y dos borrones) que, incluso a pesar de la yegua, son sencillamente superiores.


En unos meses, por supuesto, el azar del juego y el millón de detalles que entran en juego harán saltar por los aires cualquier pronóstico para avergonzarnos un año más. Hasta entonces, entornen los ojos, abriguen sueños salvajes y disfruten de su servilleta. 

martes, 6 de agosto de 2013

El horror viste de azulgrana (IV). Alfonso.





Que el patatal del Getafe llevara su nombre debería habernos hecho sospechar. Fueron los propios vecinos de esta localidad los que oficiaron en votación el bautismo, cosa que, vista en perspectiva, es una injusticia histórica para getafeños puros que sí sudaron esa horrenda camiseta, como Güiza, el Cata Díaz o el mito Pedro León.

El caso es que Alfonso Pérez daba nombre a un estadio desde dos años antes de que Gaspart decidiera tirar 3.000 millones de pesetas por él. Lo hizo a petición de Serra Ferrer, un señor con bigote y afinidades políticas próximas a las de Núñez que una vez entrenó este equipo.

No negaremos que el tío tenía un pasado. Con el Betis firmó alguna que otra obra de arte, un día le rompió la cintura por siete sitios a Bogarde y obró aquel milagro con la Selección que acabó con Guardiola y Camacho abrazados en medio campo. Lo triste de analizar el papel de Alfonso en el Barça es admitir que llegó a ilusionarnos. Eran los días de lujuria gaspartiana posteriores a la venta de Judas. Y creímos.

Pues bien, Alfonso, el de "Qué bonitos, qué bonitos son los goles de Alfonsito", el de los 3.000 millones, cumplió con la cantinela e hizo la friolera de dos goles en 21 partidos de Liga, con el agravante de que él y sus fraudulentas botas doradas los anotaron ambos en un mismo choque, jugado en Anoeta. Basta decir que Saviola y Dani García rindieron mucho más, por no hablar de Kluivert.

Alfonso acabó cedido al cabo de año y medio al Olympique de Marsella, reptó durante un tiempo y se retiró. Fue entonces cuando supimos de su de su talla moral. Primero atacó a Guardiola por sentirse catalán -¡Anatema! ¡A mí la legión!- y luego culminó su atraco al Camp Nou eligiendo lucir la camiseta de los veteranos de La Banda.

Bonus track: Cuentan que al padre de Alfonso le tocó negociar el contrato de su hijo con Nike allá por 1996. Al otro lado de la mesa, un asombrado Sandro Rosell le escuchó decir que su chaval era el mejor jugador del mundo (eran tiempos del Ronaldo del Barça, por ubicarles). Cuando al fin se pusieron de acuerdo, Pérez padre avisó de que tocaba hablar del "segundo mejor del mundo". Hablaba de un segundo hijo, un tal Iván Pérez, que ni era negro, ni repartía estopa en las piscinas de waterpolo, ni, es de suponer, tiene estadios a su nombre.

miércoles, 31 de julio de 2013

Bestias bicéfalas



Sucede con algunas de las mejores cosas de la vida. Con el tiempo uno olvida los días de euforia y placeres y acaba por añorar esa rutina, la placidez cotidiana, la calma del día a día. Es importante recordarlo justo ahora, cuando acaba la tortura del parón futbolero y se agota la arena del reloj que nos separa de un instante soñado: la aparición de Messi y Neymar sobre el campo con una misma camiseta.

Esta bestia bicéfala, ya deben saberlo a estas alturas, ha venido al mundo a hacernos felices, a instalarse en nuestra memoria y, con toda probabilidad, a cubrirnos de títulos. Resulta imposible determinar la cantidad de alaridos y arte que potencialmente mecen esa zurda y esa diestra, pero a falta de recuerdos futuros, bien podemos echar la vista atrás y recordar que este juguete asesino no es el primero que disfrutamos.

Efectivamente, aunque algunos insistan en que las figuras nos desestabilizarán como si fuésemos el Eibar, conviene recordar que si algo nos ha distinguido en los últimos 30 años es nuestra capacidad de juntar a los mayores talentos del mundo. Schuster y Maradona, se cuentan locuras, a muchos aún se les ilumina la mirada, su asombro sigue fresco. Stoichkov y Romário, los dos mayores talentos de la época, esos goles, esa orgía permanente. Nos hacían sentir el pueblo más afortunado del mundo, pero por alguna razón, lo que a muchos nos quedó en la memoria fueron esos abrazos suyos.

Y no hace tanto nuestro ataque lo conformaban el mejor Ronaldinho, Eto'o y el primer Messi. Qué recuerdos. Aquello fue efímero, aunque grandioso. Más allá de sus exhibiciones, del doblete, de los goles y las barbaridades que protagonizaron, algunos aún recuerdan que a cada córner en contra, Frank les situaba sobre la medular; el camerunés en el centro, La Bestia Parda a la derecha, Ronnie a la izquierda. Era terrorismo balompédico y la cosa surtía efecto: los defensas rivales no subían al remate y cuatro o cinco de ellos se quedaban a defender, lanzándose miradas de congoja. Eran la viva imagen del pánico, sabían que se enfrentaban a una histórica fusión de talento.

La primera imagen de La Bestia Parda con La Cresta Parda se tomó el lunes y nos los mostraba como a dos obedientes escolares. Pero no se lleven a engaño: cuando ruede el balón, el mundo del fútbol se detendrá para verles y dentro de 50 años, aún se recordará que llegaron a jugar juntos. Y nosotros, que no somos el Eibar y sí la mayor catedral mundial del fútbol, podremos recordar las escenas domésticas que nos dejaron y tararear, otra vez, aquel verso:


I els turistes es fan fotos on tu i jo vam esmorzar /
Són les coses bones de passar a l'eternitat

jueves, 25 de julio de 2013

Tata



"Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta."
Vladimir Nabokov, Lolita.


Un bisílabo con resonancias infantiles parece un buen inicio. Con él afrontaremos el año lejos de las inquinas neonuñistas, lejos también de la depresión por el adiós de Vilanova. Ta-ta, Ta-ta. Prueben, funciona: le limpia a uno la cabeza. Por alguna razón, la palabra invita al optimismo, incluso a pesar del agotamiento que se intuye en ese vestuario sobrealimentado. Ta-ta, y esto lo ganamos.

Es cierto que de nuestro nuevo líder no sabíamos nada hace 15 días. Cuentan que sus equipos muerden, que es muy competitivo, que hizo milagros en Newell's y en Paraguay. Cuentan también, y eso es bueno de verdad, que no sólo se parece a Bielsa en el look de profesor de ciencias trasnochado  (y permitan que nos extendamos: esa estampa, qué hermosura: el fútbol también debería ser lugar para gente a la que no imaginamos en un salón de belleza).

Ocurre, además, que el Tata nos ha ahorrado la pereza de Villas-Boas, con quien sin duda Florentino tiene ardientes sueños repletos de libretos tecnificados, y de aquel otro, el vigoréxico, el que reserva su sonrisa para los ironmen. Gracias, Tata.

Y qué demonios: fíjense si es bueno, el Tata, que era el candidato de Messi. Parece que haya que ocultarlo o que eso sea motivo de vergüenza. No, señores. Pregunten a Merckx qué hacía en su Molteni. O a Jordan, que mandó más como escolta de los Bulls de lo que hace hoy como propietario de los Bobcats. Pelé, Di Stéfano, Cruyff, Maradona: por supuesto que tomaban estas decisiones. En lugar de negarlo, La Bestia Parda, debería haberlo admitido y pedir un aumento de ficha por tomar responsabilidades que corresponden a Rosell, Bartomeu y Zubi, ese trío lalalá.

Pero volvamos al Tata. Es mirar esa cara desconocida y llegarnos el aire fresco. Es verle y recordar el tiempo en que, como dijo Di Stéfano en su era prenupcial, el entrenador era "uno que con un esparadrapo se ponía una E en la espalda". Es saber que lejos de tácticas y pizarras, la clave de todo está en que el Tata los agarre del pecho uno a uno y les convenza para que el Barça sea el Barça.

¿Tienen dudas? Insistan: Ta-ta, Ta-ta. Ta-ta.

lunes, 22 de julio de 2013

Seguir sin Tito



"¿No es mil veces mejor encontrarse frente a un montón de ruinas que delante de un árbol de Navidad tambaleante?"

Fritz Zörn


Parece ser que en la charla en que Tito Vilanova explicó a sus jugadores que su cáncer se había reproducido se le escuchó esta frase: "Lo que peor me sabe es no haber podido entrenaros". Unas palabras que suenan a "hasta siempre" y producen escalofríos. El liderazgo y autoridad de Tito eran indiscutibles en la caseta; es lógico pensar que el equipo se va a sentir huérfano y vacío.


Un vestuario de fútbol es un escenario de risas y bromas, de rencores y egos, de amistades, gritos, música, rezos y lágrimas. Es también un lugar de bienvenidas y despedidas. Pero como hemos comprobado en los últimos tres años, también de enfermedad y miedo. La desgracia es tal que sabe mal pensar en esa gente obligada a competir en los próximos meses, expuesta a las críticas de la gente, a los silbidos. Pero en cuanto ruede el balón, ya nos conocemos y no nos engañamos: el fútbol no produce exactamente gente civilizada. 


Cuando Tito recayó en diciembre, acudimos a Fritz Zörn y su memorable Bajo el signo de Marte, en que describió su lucha contra la enfermedad y su apego a la vida, y reivindicamos su rebeldía. Han pasado siete meses y aquello aún nos vale para hablar de un hombre de 44 años que todo lo tenía y todo puede perder, y de este vestuario golpeado y obligado a seguir peleando. "Nadie puede negar que lo terrible y conocido es mucho mejor que lo que es terrible y desconocido", escribió.

Y sí, por lo menos estos jugadores ya saben lo que les viene encima: tienen que competir siendo la plantilla más laureada de siempre. Tienen que jugar con el lastre de formar parte de un equipo cuyo jefe está ausente. El nuevo míster aterrizará a contrapié, con muchas decisiones en la plantilla ya tomadas, y planificará a contrarreloj. Parte del cuerpo técnico y asistentes serán nuevos, los que sigan difícilmente se entenderán igual con el sustituto de Tito. La química interna deberá volver a tejerse partiendo de cero. Algunos jugadores podrían desentenderse del proyecto si no lo sienten propio. Si los rivales tienen nariz, será difícil que no huelan la sangre: el Barça, favoritísimo en la Liga, ya no lo parece tanto.

En cualquier caso, el árbol de Navidad se ha venido abajo. Veamos si el mejor equipo de siempre es capaz de seguir luchando y hacer algo con sus ruinas.

viernes, 19 de julio de 2013

Objetivo Colotto



Y para culminar una semana mágica de homenaje a los planificadores de este equipo, nos pasamos a la numerología. Tal vez este pesado ejercicio sirva para recordar a Tito y Zubi lo lejos que estamos del máximo nivel; un nivel que conocemos bien por la sencilla razón de que fuimos nosotros, hace dos temporadas, los que dimos con la fórmula del fútbol perfecto. Fue en la 2010-2011, Villa corría más que algunas ancianas, Pedro jugaba con un cuchillo entre los dientes y Piqué se parecía al crack que un día fue. Aquel año memorable marcamos goles 153 (53 de La Bestia Parda, 45 entre Pedro y Villa) y, con una defensa digna del mejor equipo de Europa, encajamos sólo 40 (el defensa que regaló más goles fue Piqué, con algo más de siete tantos encajados por su culpa).

Vean las diferencias con esta campaña y vean por qué, Neymar aparte, habría que tomarse un poquito en serio esto del fichar: Nuestro segundo y tercer goleador de este año quedan a años luz de nada serio pero aun así marcamos cuatro goles más (157) que en la 2010-2011. Pero en defensa, amigos, pasamos de 40 goles encajados a 70. Un salto al hiperespacio que nos hace pensar que no importa si Thiago Silva es imposible y Marquinhos se ha ido al PSG: David Luiz, Agger, lo que sea. Nos da igual, tenemos muy claro que gente insólita como Forlín, Héctor Moreno, Javi López o Colotto son mucho mejores que lo que tenemos en esta santa casa.

Trofeo Eshtoy Trishte (goles)

Messi 60
Villa 16
Sex 14
Alexis 11
Pedro 10
Tello 8 
Xavi 7
Adriano 6
Iniesta 6
Jordi Alba 5
Thiago 3
Piqué 3
Puyol 2
Song 1
Alves 1
Busquets 1
Montoya 1
PP 2

Trofeo Khedira (asistencias)

Iniesta 17 (1P)
Messi 15 (1PP)
Sex 14 (1P)
Alexis 13 (1P)
Pedro 10 (2P)
Alves 10
Xavi 9 (1PP)
Villa 8
Tello 7
Jordi Alba 5
Thiago 6
Adriano 3 (1P)
Montoya 3
Busquets 1
Song 1
Mascherano 1
Sergi Roberto 1

Trofeo Adán Barjuan (cagadas con resultado de gol en contra)
Macherano 13,83
Piqué 9’75
Alves 7,41
Jordi Alba 6’75
Adriano 6’5
Busquets 4,16
Valdés 4
Song 3,33
Bartra 2,75
Montoya 2’5
Iniesta 1’83
Puyol 1,53
Xavi 1’5
Thiago 1,33
Villa 0.83
Pinto 0,5
Alexis 0’5
Pedro 0,5
Dos Santos 0,5

miércoles, 17 de julio de 2013

Un día con Zubi



Asumamos que el Barça ya es otro. El balón ha dejado de ser el centro de todo, la excelencia futbolística parece haber mutado y se apuesta por renunciar a la cocina y afilar las áreas. La directiva sigue dedicada a la noble tarea de enfangar el cruyffismo y reivindicar a Núñez, Casaus y, de forma inminente, no tengan la menor duda, a Gaspart. Y los principales empleados del club, Zubi y Tito, abrazan la causa con la terrible fe del converso tras haberle visto las orejas al despido.

Así pues, hay que cambiar los parámetros. Olviden la paciencia con los jóvenes: nuestro entrenador tiene una visión cruda y dramática de lo que es el tiempo; cesión al canto. Olviden las rotaciones: cuando uno no sabe si le van a echar en noviembre porque La Banda está dos puntos por encima, para qué pensar en abril. Y olviden aquello de que en febrero ya están hechos los fichajes a falta de pactar cifras con los clubes: hemos entrado en una nueva etapa en la que los equipos se pergeñan en un plisplás en pleno julio. Víctima y parte de ello es nuestro secretario técnico, don Andoni Zubizarreta, que vive un auténtico suplicio laboral durante las canículas. A saber:

El día empieza con un Andoni sudoroso haciendo una llamada:
-Oye, búscame el teléfono de Valbuena, que Thiago se pira (...) Sí, 20 kilos, sí, es que no avisamos a Tito de lo de la cláusula (...) ¿Oye, quién lleva a Valbuena? Ah, vale (...) Bueno, hay buenos informes, le vi en la Eurocopa (...) De momento diremos que apostamos por Sergi Roberto, sí, cuatro años en el B y por contrato había que subirlo (...) No, ya no va con la sub 21, donde Thiago era el rey, pero diremos que es muy bueno (...) Creo que sí jugó algo, mira, aquí lo tengo, este año ha jugado 11 minutos en Liga con el primer equipo (...) Sí, vaya marrón, pero aquí, aguantando, vale, agur.

Se acerca el mediodía y el bueno de Zubi sigue quemando baterías del móvil y rezando muy fuerte para que en rueda de prensa nadie pregunte por qué el primer equipo lleva desde el año 2009 sin fichar un solo central y nadie le recuerde que Puyol, en las tres últimas temporadas, no ha jugado en promedio ni la mitad de partidos de Liga -ya sumido en la oratoria, hace un aparte por Thiago Silva; si viene, sería la leche-.

La sobremesa tampoco es agradable: está el tema de gestionar las salidas de Cuenca, Afellay y compañía después de haber regalado a Villa, pero todo se andará, con calma, que el campeón mundial de póker aún no ha vuelto y hay tiempo de sobras. Además, lo de la portería está OK porque Valdés prefiere largarse gratis dentro de un año, ya habrá tiempo para preocuparse por ello.

Por la tarde aparece una oferta del United por Sex y ¡pardiez!, en vez de montar una rúa con Maxi López y Motta al frente para celebrarlo tocará decir que no, porque se acaba de largar Thiago -¡Guardiola malo!- y tocará explicar que es clave para el proyecto, y ya puestos, que los voceros propaguen que Sex es un modelo para los jóvenes.

Con la cena no mejora el asunto: alguien pregunta cómo un equipo que ha ganado tanto va a poder seguir peleando por ganar cuando tiene a sus capitanes como los tiene, y ya Zubi se tira al Omeprazol. Suerte que al fin llega la hora de acostarse; Andoni tendrá un rato de calma. El móvil ha muerto y, libre de miradas indiscretas, puede acercarse a una iglesia cercana a encender dos velas, una para Messi, y la segunda para la Cresta Parda. En ese instante de recogimiento, Dios le mira desde las alturas y asiente: ambos saben que sólo esa pareja puede hacer el milagro de tapar la calamidad reinante.

viernes, 12 de julio de 2013

De futbolistas y obispos



Como saben, el fútbol es por definición un juego que enfrenta a mamíferos bípedos y donde se derrocha más testosterona que sudor. No hace falta ver jugar a Uruguay o a un equipo de Mourinho para asistir a un espectáculo no apto para menores: cualquier pachanga en la calle, el colegio o la playa puede acabar con insultos, entradas criminales y variadas escenas de violencia tumultuaria.

Eso no sorprenderá a quien haya jugado alguna vez a esto. Y ése es precisamente el aspecto más divertido de la resaca a la explosión de Guardiola. Tras una larga temporada de aguantar en silencio las malintencionadas ruedas de prensa de Toni Freixa y las venenosas portadas impulsadas por el club, tras un año de pataditas en el tobillo, El Mite se revolvió ayer.

La inoportunidad de lo que dijo parece clara: sonó a torpe justificación a su voluntad de fichar a Thiago, como si fuera delito tentar a un chaval que ha jugado sólo 116 minutos en la última Champions. No era el sitio ni el momento, tampoco. Alterado como estaba, perdió poder de convicción. Y zanjó el asunto en cinco minutos, demasiado poco para explicarse a fondo, demasiado para dar alas a ese temible entorno que ejerce de guardia de corps de Sandro XIV.

Porque ¡sorpresa! su liberación verbal ha escandalizado a ese nuñismo polimórfico que reina en las portadas, los editoriales, los artículos de opinión. "Guardiola dinamita al Barça", "Guardiola al ataque", "Pep declara la guerra", "Guardiola torpedea a la directiva del Barça", dicen, con tono grave. Aseguran que esos cinco minutos de sinceridad han abierto una brecha en el Barça, como si este club fuera anteayer un remanso de paz y harmonía. La directiva, a su vez, se muestra consternada y los Boixos y Gaspart -no es una metáfora: los Boixos y Gaspart- corren en su defensa.

Y decíamos que la jornada ha sido hilarante porque una vez más deja claro hasta qué punto el nuñismo es ajeno al fútbol, a sus grandezas y a sus miserias. Menos escandaleras, señores. Guardiola es sólo un futbolista que ha aguantado tarascada tras tarascada y que ha respondido como se hace en el fútbol: armando el codo y cobrándose la venganza. Ha actuado como futbolista, no como el Dalai que algunos se empeñan en ver en él. Y la cosa es lógica, porque Pep, el personaje Pep, será durante el resto de su vida sencillamente un futbolista.

Permítanme un consejo: cuando ruede el balón, desconfíen de los obispitos y de sus amigos brutotes. Pegarán durante todo el partido y a la primera que reciban correrán entre llantos a avisar a sus mamás. Lo harán con íntima satisfacción: lo que les mueve es el rencor al talento ajeno, y el fútbol, ¡ay, el fútbol!, el fútbol les importa un comino.

martes, 9 de julio de 2013

Villa: no hay traspaso bueno



Anda el barcelonismo escandalizado por el regalito que el Tóner Club Barcelona le ha hecho al Atleti. A saber: ese simpático equipoha fichado a Villa al módico precio de 2,1 millones. La cosa tiene guasa porque los rojiblancos acababan de vender a su nueve por 60 kilos, con lo que uno concluye que un Falcao valía lo que un vestuario superpoblado con 30 delanteros campeones del mundo, pelopinchos, de difícil sonreír y oxidado sprint.

El club, además, admite que Tottenham y Fiorentina pagaban más, pero que han querido ponérselo fácil al siete. Estupendo, pero eso habría que hacer con todos nuestros símbolos, no sólo con los que costaron 40 kilos y han estado en el tercer escalón salarial del equipo.

Pero echando la vista atrás, uno ve que lo ocurrido con Villa no es en absoluto novedoso en nuestro mercadeo con los delanteros. Observen qué dicen los números:

Pérdidas económicas que sirvieron para eliminar pesos muertos y malos bichos:
  • Lineker, traspasado al Tottenham con 28 años en verano de 1989 por 1,8 millones. Había costado 3,2.
  • Maxi López lo compramos por 6,5 y lo vendimos por 2 millones al FC Moscú cuando tenía 23 años.
  • Larsson se largó como vino, gratis, pero supuestamente se iba a su pueblo. El pirata estaba en el United al cabo de nada. 
  • Eto'o: con 28 añitos le vendimos por 20 millones al Inter de Mourinho. Le habíamos fichado por 27. 
  • Ibrahimovic: fichado por 69,5 millones y vendido con 29 años por 24 (más otros seis cobrados el año anterior como cesión).
  • Bojan: su caso se estudia en la City de Londres. Le vendimos por 12 kilos y lo hemos recuperado por 13 para volver a cederle gratis.  

Éxitos financieros que nos llenaron de melancolía:
  • Luis Suárez: El mejor medio centro de la época se piró por 204.000 euros, récord entonces. Tenía 26 años y ganaría la Copa de Europa con el Inter.
  • Laudrup: Fichado por 3 millones y vendido a La Banda por 9 a los 30 años.
  • Romário: Fichado por 2,4 millones, vendido por 3,9 a los 28 años.
  • Stoichkov: Fichado por 3 millones, vendido por 5,4 millones a los 29 años. 
  • Ronaldo: Comprado por 15 y vendido por 28 millones cuando tenía 20 añitos. 
  • Judas: Comprado por 2,5 millones y vendido por 60 a sus 27 años. 
  • Ronaldinho: Llegó por 32,5 millones y le vendimos por 25 millones al Milan cuando tenía 28 años. Aún lloramos por las noches.

Catástrofes que coronaron la obra de un genio:
  • Rivaldo: Fichado por 23,5 millones, se fue gratis al Milan con 30 tacos. 

Ya ven que números y sentimientos chocan. El barcelonismo es libre de gemir y cubrirse el rostro de ceniza ante el adiós a precio de ganga de Villa, pero seamos sinceros: lo que de verdad nos importa del Guaje ya lo tenemos. Aquella parábola a Van der Sar, esos tres chicharros a Casillas, el año de chispa que le deja en el póster del mejor equipo que hemos conocido.

Cierto, no nos gusta que nos atraquen, pero además de las cifras conviene pensar en la amortización de cada jugador, en su encaje en el vestuario y su relación con la grada. En cualquier caso, en esta Caverna creemos en la máxima de Cruyff según la cual el dinero debe estar en el campo, no en el banco, y desconfiaremos siempre de los traspasos que nos llenan la caja, señal de que se nos ha ido un grande.

Dejémonos, pues, de sumas y restas. Unámonos en un exorcismo colectivo y expulsemos al CEO que habita en nosotros. Es fútbol, ya nos gustaba de niños, cuando los cromos lo explicaban todo: se trataba sólo de tener a los mejores con nosotros.

lunes, 8 de julio de 2013

Balones con forma de tibia (VI): Dante


Todos los futbolistas sueñan desde niños con jugar el partido más grande del mundo y dejar ahí su impronta. Eso hizo Dante el pasado 25 de mayo en la gran final de la Champions entre alemanes. Dejó su huella, sí, aunque lo hizo en toda la hombría de Reus.

El horror protagonizado por Dante tiene tres agravantes que nos fascinan: en primer lugar, aquello es la finalísima de su vida y su equipo va 1-0 arriba; el Borussia se había ido apagando y encontró oxígeno en este atentado. En segundo término, este señor, Dante Bonfim, es un central profesional que comenzó su carrera al máximo nivel 11 años atrás, en 2002. Y sobre todo, ya ha quedado dicho, alcanza a su rival en el estómago y la entrepierna. El cálculo cambia según fisonomías, pero el impacto se produce aproximadamente 70 centímetros por encima de la zona de la tibia que suele ser víctima de estos arrebatos de sinceridad de los defensas.

La acción nos recuerda también la intensa relación existente entre fútbol y gónadas. En su día tuve ocasión de entrevistar a Raí, que entre suspiros y risas, pacato como era, confesó que le ganó una Intercontinental al Barça con un gol con las bolas. También nos constaba la importancia de los atributos sexuales en un vestuario y hasta su utilidad como audiencia para ciertos monólogos. Habrá que reconocer al peludo Dante su tarea como pionero a la hora de descubrir en los atributos sexuales masculinos un buen sustitutivo a la tibia.

viernes, 5 de julio de 2013

Una bonita amistad



Imaginen que Rosell fuera presidente del Barça sin unas elecciones que le avalasen.

Imaginen que la gran apuesta del club en los últimos tres años hubiese sido un entrenador de la talla de  Migueli que se hubiera largado con una inversión récord y tres tristes títulos mientras al otro lado de la trinchera La Banda acumulaba 15 títulos y el reconocimiento unánime del planeta fútbol.

Imaginen ahora que Rosell no admitiera el fracaso de su todopoderoso y bigotudo entrenador, pero simultáneamente cambiara de discurso con una llamada al "fútbol espectáculo" eligiendo a un técnico de asombradas cejas, sanas costumbres y abundante pachorra, llamémosle Rexach.

Imaginen que el nuestro fuera un vestuario roto donde los pesos pesados no se dirigen la palabra. 

Imaginen, por un momento, no tener atada la renovación de Messi mientras una legión de jeques suspiran por él. Imaginen a La Bestia Parda tirándole los tejos al United aprovechando que no llega el nuevo contrato.

Imaginen que un Madrid ya superior en todo nos hubiera quitado el fichaje de Neymar, el nuevo fenómeno, a quien en su día ya veíamos con nuestros colores. Imaginen que para olvidar el disgusto, nuestro presidente diera un volantazo y se lanzara a una política de fichajes radicalmente opuesta a la que siguió siempre, apostando por jugadores jóvenes, canteranos y españoles (un día escribiremos sobre la españolidad del fútbol: ¿qué cojones será eso? ¿Jugar con un tricornio? ¿Montar una pachanga de peña en chándal contra tíos en chanclas en Marina d'Or? Profunda cuestión ésta).

Imaginen más: imaginen que cuando al fin fichamos a un crack, el mundo supiera que es un acérrimo del Madrid y que a su perro le puso Cristiano. Imaginen que para dar credibilidad a la cosa rescatáramos a un mito del pasado para hacerle director deportivo, pero que al final el tío decidiera ser segundo entrenador.

¿Saben qué pensarían en este escenario apocalíptico? Pensarían que menudo verano infernal. Pensarían que ojalá el Atlético esté fuerte, porque en caso contrario el enemigo, con Messi, Iniesta, Xavi, Neymar y compañía, celebrará la rúa de la Liga exactamente coincidiendo con la cabalgata de los Reyes Magos, en una bonita comunión de cerveza, caramelos, pelucas y excesos.

Pensarían que menuda ganga de presidente. Y dirían, Rosell-Florentino, Florentino-Rosell, qué bonita amistad.

lunes, 1 de julio de 2013

Laporta: nos perdió la estética



Los más antiguos del lugar saben que en este foro renegamos durante años de Johnny LaPotra, nombre que adjudicamos a aquel presidente valiente, excesivo, brillante y vanidoso, y atribuimos a otros los éxitos de su mandato. Sabrán también, sin duda, que en el presente no sólo renegamos de la calamitosa figura de Sandro XIV, sino también de su obra, el rosellismo, simple aggiornamento del nuñismo.

En los últimos meses, a cada nuevo atropello nuñista se han hecho más urgentes estas líneas. Los cavernarios merecen luz en esta cuestión. Para alumbrarla, hemos pergeñamos un sencillo y personalísimo decálogo que debería seguir el presidente de este club.

1) No renegarás del cruyffismo, entendido como cultura del fútbol, en mayúsculas.
2) No nos tomarás por imbéciles con los fichajes ni con la gestión económica del club.
3) No mercadearás con dictadores y sátrapas de todo pelaje.
4) No pactarás con los Boixos Nois ni con otros grupos violentos.
5) No venderás la camiseta ni el patrimonio sentimental del club.
6) No avergonzarás al pueblo con tus actitudes; ni olvidarás que el club sigue siendo suyo.
7) No politiquearás en el vestuario saltándote la autoridad del entrenador.
8) No atenazarás a los medios de comunicación.
9) No negarás que haces política, cuando nada hay más político que tu cargo.
10) No convertirás la junta, sea por convicción o por falta de valentía, en un rancio reflejo de los establishments del lugar.

Observarán que LaPotra violó la mitad de estas recomendaciones cavernarias. La mitad, nada menos.  La mitad, nada más: el neonuñismo se salta todas y cada una de ellas.

En periodismo conviene no casarse nunca con nadie ni abandonar una visión crítica de la realidad y, ante todo, del poder. Pero igualmente importante es no confundir la forma con el fondo y, señores, en este agujero hemos pecado. El mejor Barça de siempre, y el también espectacular que le precedió, fueron también hijos de LaPotra, sería absurdo seguir negándolo. Aquí vuelan pues estas líneas, que tienen más de disculpa que de endorsement.

PD. El pasado jueves tuve ocasión de confesarle en persona a Johnny la inquina de esta cueva hacia su mandato. Entre otras proezas que no vienen al caso, el hombre encajó con una sonrisa y una pregunta: ¿Quants anys tens, tu? Eso sí es un presidente: un tío que para dejar a alguien en su sitio no necesita arrancarse los pantalones ni llamar a su editor amigo.

martes, 25 de junio de 2013

Presuntos




Presuntamente: asunto delicado. Resulta que Messi pudo incumplir sus obligaciones tributarias. Hablan de cuatro millones de euros. Y algo de cierto habrá, pues ha trascendido que tras abrirse la investigación el futbolista ha pagado diez millones al bueno de Montoro. El asunto tiene visos de acabar con una multa y, es de esperar, con la pérdida de empleo de algún asesor fiscal.

Pero ocurre que el más perjudicado ante la situación creada no es La Bestia Parda, que por siempre jamás tendrá gloria y riquezas. No. El que ha quedado en una situación incómoda es el pueblo barcelonista. Delicada cuestión. ¿Qué hacer, decir y pensar ante la aparición de esta molesta mancha en la túnica de dios?

Ya saben que España es un divertido lugar donde uno de cada cinco negocios se perpetran en las tinieblas. Como consecuencia de ello, se dejan de recaudar cada año más de 80.000 millones de euros, algo así como el 22% de nuestro PIB. Pero estos números no nos indignan, pues somos gente comprensiva: bien lo aprendió Cervantes, que sufrió en sus carnes el atávico odio al recaudador de impuestos. Como somos los mismos de hace cuatro siglos, lo público sigue bajo sospecha y es tan bonita la picaresca que hasta recitamos el Lazarillo en las barras de las discotecas.

Además, resulta que somos mamíferos primitivos y pretendemos tener para nosotros unas leyes distintas a las del imbécil del cuarto segunda. En consecuencia, nuestras miserias nos parecen justificables mientras que las de nuestros enemigos son abominables; baste ver cómo reaccionamos de distinta forma a idénticos atropellos en función del partido político del que proceden.

Y así llegamos a nosotros, la turba azulgrana. Nuestra miopía moral alcanza cotas únicas cuando se trata de nuestros héroes. Seamos claros: a Messi se lo perdonaríamos todo. Cuando decimos todo, es todo, y no enumeraremos a qué nos referimos porque ya conocemos las profundidades del alma futbolera. La felicidad que Messi nos ha regalado en vida es demasiado grande. Seamos honestos: si La Bestia Parda se marcara mañana un Lola Flores y pidiera 100 euros a cada culé, el crowdfunding resultaría un éxito tan sideral como vergonzante a los ojos del mundo civilizado.

Presunto y complicado, sí. Porque el caso Messi nos recuerda, en definitiva, que la vida, la de verdad, comparte espacio físico, temporal y moral con el fútbol. Qué pesadez. Por gente como Messi, igual que antes con Stoichkov o Ronaldinho, todos querríamos recrear el Nápoles de Maradona y hacer de éste un lugar de culto donde todo orden quedara sometido a la figura del genio.

Presunto y feo, porque al oír Me-ssi se nos antoja abrir la boca, fijar la vista en el diez, olvidar al mundo y creer que todo es posible. Nadie escucha ese bisílabo deseoso de filosofar sobre la equidad de la justicia y el regreso del medievo que ven nuestros días.

Presunto y lamentable, porque el asunto mete a un adulto en nuestro mundo de niños.

Presunto y fatal, en suma, porque quedamos en el irresoluble trance de ser presuntos ciudadanos o presuntos culés.

martes, 18 de junio de 2013

Breaking Bad



Permitan que comience con una disculpa. A continuación les transmitiré una serie retales de Twitter,  rumorología variada y hechos ocurridos recientemente. No se queden con cada una de las siguientes maledicencias, pero retengan algo del tufo que desprenden.

1. Sandro y Zubi iban a viajar a New York a comunicar a Tito que no seguiría este año.
2. Al final, Zubi no hizo ese viaje. Bartomeu acompañó a Sandruscu y ambos pactaron con el técnico su continuidad. No sabemos el precio pagado. Sí sabemos de una capitulación: "A mí me dan una plantilla y yo la entreno".
3. Luis Enrique, que tenía que ser el sucesor de Tito, es vetado por parte de la plantilla. Teniendo en cuenta que es íntimo amigo de Puyol, la cosa es extraña. 
4. No se renueva a parte del staff que ha participado del viaje a la gloria del último lustro. Por guardiolistas, claro.
5. Eusebio y Valentín, responsables de los apestosos fichajes de Interstardeporte, logran renovar otro año más. Ojo, lo logran después de que, supuestamente, Zubi amenazara a la directiva con dimitir si se los cargaban.
6. Según se dice, Zubi ha dejado de mandar y su continuidad aún no está asegurada.
7. La continuidad de Abidal fue decidida por votación a mano alzada.
8. Tito raja alegremente de Cruyff.
9. Valdés dice que oye, que sí, que al final sigue un año, a tope de motivación, claro.
10. En el último mes ha comenzado en distintos medios entregados al neonuñismo una sutil serie de palos a Messi.

No sé si alguna vez han oído de algo que se parezca más a una casa de putas que esta dirección deportiva. Es cierto que se ha fichado a Neymar y que eso es un éxito. Pero se ha hecho alcanzando una nueva cumbre de la opacidad que honra la mejor tradición del gaspartismo. Y ocurre que gestionar un vestuario es mucho más que fichar al mejor delantero que pilles.

Gestionar un vestuario es tener un criterio respecto a Thiago y al resto de posibles bajas. Es tener los fichajes cerrados en febrero, como se hacía en los buenos tiempos. El hecho de que aún no hayamos cerrado a un central es escandaloso viniendo de donde venimos, de encajar 70 goles y de ver a Song y Adriano jugando ahí. Pero ni hay fichaje ni hay criterio: Hummels, Thiago Silva, David Luiz, Mathieu... Que le echen huevos y suban a Lombán. O que apuesten por Andersson y Christanval, que a Gaspart también le fueron bien.

Y uno mira al palco y piensa en Sandruscu (Qatar y Ailanto), en los tentáculos de Vilarrubí y Faus, en la recuperada amistad con los Boixos Nois, en ese nuevo Casaus, en el obsceno discurso de Freixa. Sin embargo, la gran metáfora de esta junta está en el ínclito Javier Bordas. ¡Ah, qué señor excepcional! Observen su timeline y díganme si de verdad creen que a alguien le importa el fútbol en esa junta. No, hombre, no. Lo primero era desterrar cualquier atisbo de guardiolismo; lo segundo, darle a la máquina de hacer negocietes; lo tercero, ya saben, trae para acá ese canapé.

Así estamos. Nuestro entrenador sigue luchando contra una gravísima enfermedad y ésa no parece la situación más adecuada para imponer la fuerza que requiere la causa. El director deportivo, a su vez, ha quedado desapoderado. Y la plantilla, alucinada y disgustada ante lo que ve en sus jefes.

De Núñez aprendimos una dura lección: que un equipo débil equivale a un mayor poder del palco. Sandro tiene lo que quería.

viernes, 14 de junio de 2013

Las notas (y III). La soledad de La Bestia




"La diferencia entre escribir bien y el arte verdadero es sutil, pero brutal".
Truman Capote, Música para camaleones

Así es, tenemos a La Bestia Parda en su mejor momento y listo para encadenar milagros asombrosos jornada tras jornada, pero nuestra delantera ha perdido la contundencia que tuvo. Venimos de muy arriba y sabemos distinguir lo de este año del arte verdadero. Por juego y por rendimiento. La temporada ha constatado que Leo está demasiado solo, que han faltado especialistas en las bandas, y que es imprescindible que el segundo y tercer delantero se sitúen por encima de los 20 goles para aspirar a algo grande. Que Iniesta haya sido el mejor extremo del equipo habla muy mal de Zubi; que hayamos llegado a conformarnos con la decena de goles de Alexis o Pedro y la quincena de Villa es aún peor. Por todo ello, sorprende que haya quien se empeña en creer que a Messi le molestará la llegada de Neymar. Grave error, amigos. Leo quiere ganar. Y con lo que le acompaña arriba desde hace dos años no basta.

Pedro. 4. Mediocre. Otra campaña para el olvido. Acaba el año con los mismos goles con la Camacha que con el Barça, dato antológico. Los diez que ha logrado de azulgrana, sumados a sus 10 asistencias, vuelven a dejarle a años luz del futbolista que enloqueció en la 2009-2010 y 2010-2011. Superado aquel bienio, su realidad resulta decepcionante. A Pedro siempre le perdonaremos todo por lo que nos ha dado, pero sin voluntad de destrozar al rival es un futbolista prescindible, al que no vale la pena retener si hay ofertas decentes. 

Alexis. 4'5. Depresivo. Una crisis de confianza es el peor enemigo de un delantero, y la suya de este año ha sido morrocotuda. Afortunadamente, en algún momento sacó un momento de genio, de orgullo, y se definió como un "jugadorazo". Aquel día volvió el futbolista que rompe con furia, marca y asiste, y su final de campaña ha sido notable. Aunque aquí seamos incondicionales y queramos verle otro año más, no podemos indignarnos cuando oímos que el club mercadea con él. Sus 11 goles y 13 asistencias no son números para alguien a quien fichamos a precio de astro.

Messi. 10. Milagroso. Tiene mérito que después de tanto nos siga emocionando. Su aparición ante el PSG, levantando a un estadio acongojado, es inolvidable. Lo mismo puede decirse de su partido ante el Milan, con esta obra de arte, y de esa racha que nunca jamás le veremos a otro que no sea él de 19 partidos consecutivos anotando en Liga. Su rendimiento lleva tiempo fuera de la dimensión de la lógica y este año, pese a la lesión, se ha plantado en 60 goles. La soledad que ha sufrido en ataque se ha traducido no sólo en estrés y lesiones; también se refleja en las asistencias que ha dado: por primera vez desde que juega por el centro baja de los 20 pases de gol, con 15. 

Villa. 5. Anciano. Qué difícil hablar mal de un profesional del gol como él, que vino a ganar la Champions y lo logró. Deja atrás un puñado de acciones decisivas contra La Banda y la rosquita de Van der Saar, pero también el bochorno casi permanente de estos dos últimos años, cuando se ha visto superado en el sprint por centrales toscos, abuelas voluntariosas, cefalópodos desorientados y cojos de todo pelaje. A pesar de todo, ha tirado de orgullo para acabar sumando 16 golitos. Su espectacular buga con asientos de cuero blanco lleva semanas en venta, señal de que nuestro Hombre Moreno se va lejos de aquí. Pero ya siempre estará en el póster del equipo que masacró a La Banda por 5-0 e hizo lo propio con el United en una final de la Champions.  

Tello. 7. Fresco. Qué maravilla tener a alguien que encara y vuela, que lo hace fácil, que chuta con saña. A días nos recuerda al postrero Henry, aunque es cierto que sus ausencias nos hacen sospechar de su empeño en los entrenamientos. Acaba el año con más goles (8) que Xavi y más asistencias (7) que Thiago. El futuro del Barça también es suyo, porque siempre es bueno tener a un jugador que hace temblar a los laterales cuando oyen su nombre. 

miércoles, 12 de junio de 2013

Las notas (II). El ocaso del mejor.


Ya no somos lo que fuimos. La superioridad abrumadora en la cocina del juego se ha esfumado en las grandes noches, salvo por aquella locura colectiva contra el Milan. Se ha echado en falta hasta a Keita, tan importante en el vestuario como anodino sobre el césped, y con eso está todo dicho. Ha faltado la fuerza y la osadía que tienen los mejores. Sería placentero culpar de todo ello a la ortopédica solución de poner a Sex a hacer de Iniesta, pero para qué engañarse. Señores, la abuela nos ha dado un susto, se ha caído, y se ha abierto la cabeza. Señores, cuidemos mucho de la abuela, mimémosla, que todos oímos, nítido, su tic-tac.

Busquets. 7. Sufrido. Resulta imposible hablar mal de alguien que nos llena los ojos en cada partido con su astucia, su sabiduría, su orgullo. Sergio, inventor del taichí con balón, ha vivido un auténtico calvario este año. Hay quien apunta que ello se ha debido a la necesidad de retrasarse demasiado para arropar a nuestros fraudulentos centrales. Su implicación sigue en aumento y se le oyó levantar la voz tras la remontada ante el Milan; desde aquí rezamos para que entre ya en el club de los capitanes por delante de los Moc-Lannister. Ésta ha sido posiblemente su temporada más discreta desde su llegada, ojalá sea también la que más le ha enseñado.

Song. 5. Creciente. Durante medio año nos ha parecido un nuevo horror made in Arsène, pero seamos honestos e imaginemos lo que supone para un mazas de 1,83 llegar de la Premier e intentar encajar en ese engranaje de reloj hecho de triangulaciones y espacios. Su final de temporada ha sido muy digno, es un jugador fuerte, que recupera mucho, sabe tratar el balón y hasta se incorpora con criterio. Puede que merezca más oportunidades, puede que nosotros merezcamos saber quién dijo de él que podía ser central.

Xavi. 6. Crepuscular. Contra el Milan tuvo su gran noche con dos asistencias de astro. Pero su año ha sido una pesadilla, con las lesiones, sin esa mínima frescura que le permitía ser antes el futbolista azulgrana que recorría más kilómetros. Les daré un dato: si miramos la suma de goles y asistencias desde que en la Eurocopa de 2008 se consagró como el mejor centrocampista del planeta, comprobamos cómo ha pasado de 35 (2008-09) a 20, 22 y 29 (la pasada campaña). Este año, su cosecha ha caído hasta los 16. A ello se une una cierta sensación de pérdida de mando sobre el césped que nos ha hecho recordar, snif, que hasta las mejores cosas de la vida se acaban algún día. Esperemos que sea consciente de ello y se dosifique en las dos temporadas a alto nivel que le quedan. 

Thiago. 5. Enigmático. Todos recordamos que la venta de De la Peña nos sumió en la desesperación en un primer momento y que pasamos a aplaudirla mucho antes de verle jugar a los hermanos-de-sangre-te-quiero-tío con un tal Tamudo. También sabemos que ni Xavi ni Iniesta mostraban su nivel con 22 años. Difícil asunto. Aunque fuera cierto que es un jugador que se arrastra en los entrenamientos, en este agujero siempre amaremos a los futbolistas que pisan la pelota, driblan a los rivales y arrancan con la furia que sólo le habíamos visto a Romario. Ojalá tenga otro año. Ojalá quiera otro año. Ojalá siga dejando obras de arte como ésta

Iniesta. 9. Líder. Su romance con el balón viene de lejos, pero lo de este año ha sido distinto. Andrés Iniesta, segundo mejor jugador del mundo en 2010 y tercero en 2012, ha dado esta temporada algo más. Se le ven los galones, los 29 añitos. Un profesional ejemplar que cada vez tiene menos inconveniente en dejar ante los micrófonos mensajes al resto del equipo. Sobre el césped se le ha visto seguro y ambicioso; incluso en los peores días, las ha pedido todas. A cada partido que pasa, minimiza un poco más a Zidane; en cada partido se las apaña para pintarnos una perfecta cara de asombro. Y por cierto, logra su mejor marca con 23 goles más asistencias.

Sex. 6. Sobrado. A Sex le sobra media temporada, la que va de septiembre a diciembre. Empezó el año con ambición, hinchándose a golear y asistir contra equipos de poca monta, algunos de sus mejores partidos tuvieron lugar en Vallecas y Riazor. Sus ganas de venganza nos entregaron al media punta con ojos venenosos que ya disfrutamos durante los tres meses que se dignó jugar en la 2011-2012. Y puede que tocara techo en el Pizjuán, con dos golazos y forzando la expulsión de Medel. A día de hoy, hasta en esta Caverna admitimos que esta Liga, la primera de su carrera, le pertenece. Pero a Sex le sobra media temporada y le sobra autocomplacencia. Le sobran las risas en los entrenamientos y prepotencia ante el mundo -qué difícil es encontrar a alguien como él, de quien absolutamente todo el mundo puede decir algo malo; ése parece ser su caso-. A Sex le sobra lentitud y le sobra creerse mejor que Iniesta, a quien llegó a desplazar al extremo en detrimento del juego de todo el equipo. Le sobran también los números: por segundo año consecutivo, es el mejor de cara a puerta por detrás de La Bestia Parda, aunque el año pasado sumó 33 goles más asistencias y éste se ha quedado en 28. A Sex le sobran las grandes citas, en las que fracasa invariablemente, y le sobra su amigo moc-moc, que le desaconsejará dejar la ciudad y aceptar alguno de los ofertones que tiene de Inglaterra en un año previo a Mundial, en el que todos los grandes deberían querer jugar. En definitiva, Sex le sobra al Barça, y seguramente, Sex se sobra a sí mismo.

Las chicas de la curva. S/C. Mitológicas. Sí, pensábamos referirnos aquí al tal Jonathan dos Santos y al tal Sergi Roberto. Pero sus casos tienen todos los ingredientes clásicos de una leyenda urbana. ¿Ustedes les han visto? No, señores, les ha visto el vecino del primo de un amigo. Vamos, que nadie les ha visto, joder. Siguen ahí, en la curva más cerrada de nuestra imaginación.

sábado, 8 de junio de 2013

Las notas (I). Pasen y meen.



Sí, amigos. Son ya tres años en que en este foro señalamos a la defensa del Barça como legítima escisión de las Madres Carmelitas Descalzas. Ocurre, sin embargo, que este año han saltado por los aires todos los récords y nos hemos plantado en unos estratosféricos 70 goles encajados, cuando el pasado año cayeron 48. Eso ha ocurrido en un equipo que desde Chigrinsky no ficha un solo central. Contra todo pronóstico, La Bestia Parda no ha ajusticiado aún a ningún defensa en pleno partido. Pero no sufran; esta Caverna está siempre a punto para pasar el mocho por los rincones más infectos.

Valdés. 4. Prescindible. Medio año deprimidos ante la inminente salida del mejor portero de nuestra historia y medio año asistiendo, alucinados, a cómo Valdés se convertía en un fibromiálgico funcionario de correos. Ni paradas milagrosas, ni manos decisivas en los días grandes. Le echaremos de menos, mucho, pero no será por esta última temporada que se ha marcado el pupilo de don Ginés de Carvajal.

Pinto. 7. Serio. Sí, amigos. El de la coleta, las gafas de sol, la mierda esa del techno y el apodo made in Puerto de Santa María. Él, y no otro, ha sido de lo más presentable que hemos tenido este año en la pocilga de la zona defensiva. Ojalá renueve, aunque sólo sea por seguir asistiendo al espectáculo maravilloso de verle celebrar cada gol como si fuera una final de Champions; aunque sólo sea porque se ha convertido en el detector de tribuneros más preciso de toda Barcelona. 

Alves. 6. Orgulloso. El mejor lateral que hemos visto jamás empezó el año a lo Gabri: lamentable en ataque y atolondrado en defensa. Pero cuando ya nos habíamos acostumbrado a disculparle en su traumático pasado amatorio, a partir de enero regresó. No a su mejor nivel, pero sí al del veterano orgulloso con 22 títulos en su vitrina que quiere aún el 23º. Acaba el año con un buen porrón de errores defensivos (duplica su peor marca). Retengan otro dato dato: en la 2010-2011 acumuló 23 goles+asistencias, la pasada campaña la cifra se redujo a 18, este año se ha quedado en 11: ¡Han cantado decadencia, amigos! Pese a todo, ha sido de los mejores allá atrás. Su futuro sólo lo conoce él. Hay quien da por hecho que huele a jeque afrancesado; otros le ven de supernanny.

Montoya. 3. Ausente. A esta Caverna han llegado los rumores de que si los jóvenes no juegan es porque las vacas sagradas hacen las alineaciones. Pero dichas maledicencias no están confirmadas, y por lo que a nosotros respecta, el entrenador del equipo sigue siendo el más interesado en que jueguen los buenos. Montoya, lateral de raza, con unas condiciones excepcionales, no ha aparecido este año. Pueden ustedes pensar lo que quieran al respecto, pero sean cautos, no sea que les roben la cartera.

Piqué. 4. Rosellista. Repasen ustedes los tres enfrentamientos consecutivos contra La Banda en invierno. Observarán que Tywin Lannister fue culpable de cuatro de los seis goles encajados. No contento con ello, cerró el asunto atacando a Guardiola como si fuera un vulgar Freixa. Piqué, qué lástima, cumple a la perfección el viejo adagio de que a menudo a un futbolista hay que medirle por lo que hace (y sobre todo por lo que no hace) en los entrenamientos más que por lo que se le ve cuando hay cámaras delante. Para acabar de empeorarlo, ya es admitido y oficial que El Cumbias es el hombre de Rosell en la caseta. Su año ha sido indecente para alguien que, no hace tanto, era el mejor central que habíamos visto.

Puyol. 4. Desaparecido. Sería precioso que una sola vez en la vida Puyol contara la verdad en público. Que dijera qué entiende él por un capitán. Que explicara por qué se hizo el longuis ante el festival en que se convirtió el vestuario mientras Tito estaba en Nueva York. Que enumerara las razones por las que se hizo operar en el peor momento; que diera su opinión sobre el presidente y su directiva. Pero eso no va a ocurrir, ya no. Igual que no ocurrirá tener un central greñudo que intimida, corre más que alguno de los líniers y mantiene una cierta dignidad profesional.

Mascherano. 4. Estratosférico. Con algunos jugadores es de lamentar que tengan que aparecer por los entrenamientos y mantener contacto con los compañeros. Con otros, la tristeza viene por tener que verles de corto de vez en cuando. Mascherano cierra un año abominable en que  supera su propia plusmarca; ha sido el culpable directo de hasta 14 goles en contra. Ya saben ustedes que El Jefesito es un profesional digno de toda admiración y una pieza valiosa en el vestuario. Pero ha multiplicado por cinco el horror que en su día protagonizó el probe Chigrinsky.

Bartra. 4. Ma-lo. Sabe mal hablar así de un chaval de la casa, pero seamos claros: cas-ta-ña. Bartra no ha jugado apenas; a entender de este foro ha jugado demasiado. Cuentan que en agosto se enzarzó en un entreno con Messi. Si hubiera auténtica justicia en el mundo, sólo por eso podríamos haberle deportado. Por si no hubiera bastante, ocurre que el infatigable lobby nuñista de la ciudad le ha adoptado, y durante 10 putos meses ha sido imposible salir a la calle sin que decenas de ancianas moribundas le preguntes a uno "Què passa amb en Bartra?". La respuesta era siempre la misma. "Señora, pasa que es malo".

Adriano. 7. Digno. Sí, amigos, Adriano se lesiona mucho y por esa razón nos granjea chistes formidables sobre su persona. Pero dicen los números que ha sido de los menos malos en defensa y de los mejores en ataque. Es un tío serio, que se ha comido dignamente el marrón de hacer de central y que ha atacado con criterio por la derecha y por la izquierda. Merecidísima renovación la suya. Y sí, se rompe mucho; ojalá les pasara a otros.

Abidal. S/C. Ejecutado. El fútbol se inventó para transmitir sentimientos y por eso Abi es un superhéroe. Le perdemos, pero ha hecho un último servicio al barcelonismo desemascarando al clan del tóner. Veremos de qué es capaz el próximo año; él mismo ha lanzado hoy un aviso: "Estoy mejor que hace dos años".

Jordi Alba. 8. Acelerado. No les engañaré: la frialdad de los números asegura que su año, en defensa, ha sido pobre. Pero el fútbol es mucho más que eso. Su presencia en la banda izquierda se ha bastado para revigorizar a un equipo demasiado previsible y para dar adrenalina a un ataque oxidado. De lo mejor que nos ha ocurrido en los últimos tiempos. Si un día aprende a cerrar el segundo palo, estamos ante un futbolista que marcará una época.

Fontàs. 0. Insular. Es posible que sostengan ustedes que este año no ha jugado en el Barça, que ha estado calentando el banquillo del descendido Mallorca. Tal vez. Pero qué quieren que les diga: si la cosa va de letrinas, él no puede faltar. 

lunes, 3 de junio de 2013

La hora de Zubi



Los secretarios técnicos pasan a final de temporada un doble examen. Con los fichajes arriesgan su olfato y exponen su honradez. Más importante aún es el asunto de las bajas: ahí muestran su profesionalidad.

Convendrán en que es una enorme suerte afrontar el incierto trance de empezar de nuevo con una Liga bajo el brazo y sin urgencias históricas, pero con el nítido recuerdo del siete que nos metió el Bayern, mucho más reveladores que los célebres cien puntos. De entrada, Zubi tiene  la suerte de tener jugadores que están fuera de toda sospecha. Incluyo ahí a los actuales capitanes (a los que no dimiten) junto con Busquets, Alba y La Bestia Parda. Y nosotros tenemos la suerte de tener reciente el Abidalazo para exigir mano dura. Además, el dispendio en Neymar tal vez provoque un furor recaudatorio. 

También tenemos la suerte de tener jugadores con enorme cartel pero ya en declive por los que nos podrían dar un buen dinero, como Alves o Villa. Es maravilloso que Piqué y Sex se tengan el uno al otro, para que con el traspaso de sólo uno de los dos el segundo aprenderá la lección. Y a este respecto, es muy oportuno que haya un Mundial a la vuelta de la esquina para que aquellos que no pasan vergüenza en el banquillo tengan un aliciente para cambiar de aires. 

Y también hay ahí un montón de jóvenes sobradamente preparados que no han explotado por razones dudosas. Entre ellos también se podría aplicar el bisturí. Zubi tendrá además la fortuna de poder presentarse en Els Encants con una humilde sábana negra donde exponer gangas como Bojan, Afellay o Fontàs.

A pesar de la necesidad de acertar fichando, la clave será la de siempre: hay que podar la gigantesca oda al fútbol de los últimos años sin excederse, para que siga pareciéndose a sí misma; pero podarla lo suficiente como para que la savia vuelva a correr como si nada se hubiera ganado. Si tienen la guadaña a mano, aquí va nuestra propuesta:

Dimisionario: Valdés.

Intransferibles: Puyol, Xavi, Iniesta, Messi, Busquets, Alba y Tello.

Transferibles si hay una buena oferta: Piqué, Alves, Thiago, Alexis, Cuenca, Mascherano, Song, Montoya, Bartra, Pinto, Pedro. 

Transferibles innegociables: Villa, Dos Santos, Afellay, Oier, Fontàs, Bojan.

Transferibles nivel Sex: Sex. 

Pero no nos engañemos. Los acontecimientos de los últimos días nos hacen abandonar todo optimismo. De hecho, hemos comenzado diciendo que Zubi expondrá en las próximas semanas su olfato y su sapiencia, pero en realidad hay algo aún más importante en juego. Ante todo, esperamos y deseamos que sea Zubi, coaligado con Tito, ambos gente de fútbol, quien tome las decisiones. Así se hacía antes de la eclosión del Tóner Club Barcelona. Así se hacía en la sepultada era en que ganábamos Champions.

viernes, 31 de mayo de 2013

Crucify your mind




Soon you know I'll leave you
And I'll never look behind 
'Cos I was born for the purpose
That crucifies your mind

Crucify your mind. Rodríguez


Abidal es un mito al que admiraríamos si hubiera sido un alero fajador de los Warriors. Abidal es un mito al que querríamos si fuera un remero sin rostro de la barca de Oxford. A Abidal le querríamos aunque jugara en la selección de Pakistán a ese horror llamado cricket.

Le querríamos porque superó un cáncer y un transplante de hígado. 

Ocurre que Abidal era del Barça. Y miren, hemos tenido muchos cabestros en la defensa, y muchos fueras de serie en el centro del campo, y muchos cracks mundiales en la delantera, pero nunca tuvimos a uno como él.  Hacía piña, reía, recordaba que estuvo cerca de ser pintor de brocha gorda. Cerraba como nadie la defensa, la sacaba hasta con la cabeza, tiroteaba el Averno, se reía. Y sí, puede que no haya quedado claro: jugó durante meses esperando el hígado que pudiera salvarle la vida. 

Abidal será para siempre una pieza clave del mejor Barça de la historia porque era en el campo el defensa más rápido y en el vestuario el más sonriente. Abidal, que podría haber sido un alero defensivo de los Warriors, fondo de armario en la selección de Pakistán o el menos forzudo de la puta barquita de Oxford, jugó en el Barça. Dicen que hasta alzó una Champions.

Todo eso ocurría en un Barça que lucía Unicef en el pecho y donde mandaba el fútbol; en un Barça que a veces caía en el bledismo de los valors pero que nos era reconocible.

Abidal es hoy víctima, como nosotros, de un club distinto. De un club que mandó a Unicef a lamer culo, que consigue indignar a sus capitanes, que planta a Qatar Airways en la zamarra, que se dejaba asesorar por Fusté, Rexach y Migueli, pretendidos todos por la NASA. Un club que nos habla de tóners. 

Abidal se recuperó heroicamente de su transplante pensando en volver, en pisar el césped, en cerrar espacios para defender al portero y sacar limpio el balón. Abidal no supo -ninguno supimos- que el club había cambiado. La junta le devoró también a él. A ningún directivo debía interesarle el fútbol: discutían sobre los invitados al palco y se codeaban con las elites. Ninguno se paró a pensar en por qué somos del Barça. Ninguno entiende que en un remoto rincón del alma guardamos un cierto orgullo de estos colores, ninguno comprende que en algún lugar de la retina este juego de niños nos hace felices. Es una directiva con otro propósito, otra razón de ser, y que vuelen esos canapés.

Asuman que nuestro equipo ha cambiado; ya nada puede darse por hecho, nada en absoluto. Tampoco lo más sagrado, lo inconcebible. Cuando les digan que "es que no somos una ONG", asientan con la cabeza. Desde luego no lo somos. Somos, sencillamente, el club que echó a un mito llamado Eric Abidal.

Shame on us.

lunes, 27 de mayo de 2013

El ejemplo Calderé



Calvo, melenas y bigote. Ramon Maria Calderé fue un centrocampista peleón del Barça entre 1984 y 1988. Fue el autor, en 1987, del último gol anotado por la Selección Española absoluta en el Camp Nou. En el Mundial de Maradona, el de México 86, dio positivo por un jarabe para la tos. Como entrenador ha sido célebre por sus trifulcas con los árbitros ahí donde ha pasado. No es raro: fue víctima del famoso atraco de Japón Sevilla al Sant Andreu en 1992, cuando fue expulsado por simular este penalti. El fútbol era fútbol.

Pero no hablamos hoy de Calderé para homenajear el look Ángeles del Infierno. Lo hacemos porque a pesar de sus cuatro títulos como jugador, ha quedado para la posteridad como arquetipo de jugador que tarda en subir al primer equipo. Debutó por fin en el Camp Nou con 25 añitos, a pesar de que se había estrenado en Primera con el Valladolid con 21. Tras ese debut, se pasó tres años en el Barça Athletic. Fue Venables quien finalmente apostó por él.

Rescatamos hoy a Calderé, a ese volante de cuando el fútbol era fútbol, porque hay montada una escandalera importante y continuada a raíz de las suplencias de Bartra este año. En este foro desconocemos si realmente en el vestuario son las vacas sagradas quienes hacen las alineaciones. Ignoramos los méritos de cada cual en los entrenamientos. Algunos lo insinúan. Pero no les puedo asegurar que eso esté ocurriendo.

Lo que sí puedo explicarles es una conversación que Txiki Begiristain mantuvo en un círculo reducido al abandonar el club. Hablando de las promesas del Barça B, se le oyó decir lo siguiente: "Ahora parece que todos valgan. Y no". Así de crudo y así de cierto. Es verdad que se han sucedido Xavi e Iniesta y Messi y Busquets y Pedro y esto ya parece fácil. Pero no lo es. Llegar a la elite es rarísimo, destacar en la elite es un milagro. Pero nos hemos convencido de que Thiago es más o menos como Maradona, Sergi Roberto igualito a Lampard, Montoya mejora a Cafú, Bartra deja pequeño a Beckenbauer, Deulofeu es mejor que Cristiano y Samper supera a Guardiola. Para más inri, la gozosa culerada dedica sus fines de semana a la contemplación de las orgías de goles que emite Barça TV de alevines, prealevines y otras perversiones. Y a lo mejor nos hemos confundido.

A todos nos gusta que se apueste por la cantera, soñar con el Redentor que llega, pero seamos realistas: subir al primer equipo era difícil en 1984, imagínense ahora. Puede que como afición necesitemos volver a la normalidad. Tal vez no haga falta que nos dejemos bigote, pero estaría bien que dejáramos que el fútbol volviera a ser fútbol.

martes, 21 de mayo de 2013

Tú eres un tonto



Uno tenía el día ocurrente y pensaba escribir sobre los delirios de Florentino Pérez, comparar sus mentiras con la aglomeración de ángeles de Victoria's Secret que durante la tarde de ayer se sucedieron por mi lecho conyugal. O mejor atacar un perfil serio del más megalómano de los concejales de urbanismo de este país.  Luego todo me supo a ceniza.

Ocurre que Florentino volvió a mentir con una tranquilidad plena. De nuevo. A veces uno piensa que con el tiempo se acostumbrará a que le tomen el pelo. Pero si se reflexiona sobre esa costumbre del Tito Flo, de su club, de sus omnipresentes altavoces, al final por alguna parte revienta la indignación.

Es cierto que éste es un país hecho de opio y odio. Pero aun así sorprende que este señor, con ese discurso a medio camino entre R2D2 y un cura de pueblo, insulte a la inteligencia de la gente con tanta tranquilidad. "El madridismo está más unido que nunca". "Este club ha dado un salto cualitativo importante en lo deportivo". "El balance, desde el punto de vista deportivo, es positivo”.

El asunto es digno de estudio y deja algunas preguntas importantes: ¿Lo cree de verdad? ¿La autocrítica le perjudica de cara a la cita con las urnas? ¿Está enajenado? ¿Le han poseído Ochaíta, o Toñín el Torero?

Tal vez no sea nada de eso.

La semana pasada corrió este vídeo, tomado instantes después de que Spanoulis frustrara en Londres a la sección de baloncesto de La Banda. Repásenlo con atención, es tremendo. Florentino, increpado, mira al superhéroe y le hace el inequívoco gesto con que los césares pedían la cabeza de alguien. Pulgar abajo, escalofrío en la nuca. Y se dirige a él: "Tú eres un tonto". Sorprende su frialdad. Sorprende ese artículo indeterminado. "Un tonto". Tres sílabas poderosas que evocan al niño Florentino en el patio de colegio con su bata gris y sus gafas mientras padece toda suerte de bullyings. "Un tonto", por el amor de Dios.

Tal vez sencillamente sea eso. Florentino Pérez, ex director general de la Asociación Española de la Carretera durante el tardofranquismo, se ha convencido desde su trono de ladrillos de que somos idiotas. Él ascendió desde la nada hasta el poder mientras el resto braceábamos en el fango. Ya conocen su venganza: puede mentirnos cuanto quiera. Porque Florentino no cree que seamos tontos. Lo sabe.