lunes, 28 de junio de 2010

Lo absurdo y lo vetusto

El gran Frank Lampard ha llevado al fútbol esta semana el debate sobre la tecnología como remedio contra los errores arbitrales. Desde distintos foros han salido todo tipo de cerebritos y futbólogos pidiendo la implantación de todo tipo de gadgets para fiscalizar el maravilloso mundo del balón.
Contra toda esa chusma, Dios nuestro señor ha escrito su brillante alegato. Desde esta caverna sólo queremos añadir una cosa: lo que está en juego con el ojo de buitre y ese montón de estupideces ni más ni menos que la esencia de este deporte, a saber, su imprevisibililidad. Quienes piden cablear los terrenos de juego atentan, en realidad, contra ese principio supremo del fútbol que es el absurdo.
Porque la cruzada contra los goles fantasma es el inicio, pero más tarde vendrá el monitor para juzgar las acciones polémicas -algo que ya se hace en esa aberración llamada hockey sobre hierba-, después, el rearbitraje de los partidos desde el televisor buscando acciones no vistas por el ojo biónico. El entierro definitivo sería la decisión de dejar de contabilizar los goles para decidir el ganador de los partidos en función de criterios como justicia y merecimiento.
Eso no existe en el fútbol. El fútbol es el altar que consagró la civilización a la guerra simulada y a la cultura del error. El fútbol son las corruptelas de Italia en los 30, la derrota de Hungría en el 54, la final de los palos cuadrados, el Estudiantes de The Animals y Veleno Lorenzi (aquí, su mayor genialidad cítrica). El fútbol son codazos, agarrones e insultos en la oreja, montones de artes ajenas al mundo de la justicia y que inciden en el universo de posibilidades que se abre entre portería y portería.
Si esta diatriba tecnófoba no les convence, espero que entiendan, al menos, que cuanto más se aleje de Wimbledon, mejor será el fútbol. Miren, si no, la F1, esa putrefacta sublimación de la tecnología. ¿Imaginan a Tévez de blanco y con raqueta? ¿Le imaginan mirando, enloquecido, las minifaldas de las azafatas en el podio del GP de Mónaco? Claro que no. Lo suyo es el fútbol, esa cosa vetusta, ese deporte absurdo y sin justicia.
PD. Si la hubiera, sería impensable que España llegara a semifinales de un Mundial con ese infame doble pivote después de enfrentarse a Paraguay.

viernes, 25 de junio de 2010

Convicciones

La política, entendida como espacio de polémicas de barra de bar, encuentra en el fútbol los mismos ejes que distinguen la contienda partidista en este mi país: el identitario y el ideológico. No se me pierdan, que el Mundial ofrece claros ejemplos de ello.
Si está usted convencido de que el engominado fútbol europeo es superior al sudamericano, es usted un muy respetable colono. Si por el contrario piensa usted que el callejero balompié del Cono Sur es mejor que el del Viejo Continente, es usted un muy respetable indigenista.
En el otro lado del espectro, usted puede ser de los que quiere que las grandes selecciones, las que ya alzaron la Copa Jules Rimet, lleguen por lo menos a cuartos de final: es usted un maldito tradicionalista. Si, por contra, se ilusiona con unos cuartos de final con Nueva Zelanda, Corea del Norte, Honduras, Nigeria, Eslovaquia, Japón, España y el Kurdistán, es un asqueroso moderno.
Test rápido:
-¿Le dolió que Italia cayera a pesar de tener una generación tan lamentable? Es un tradicionalista.
-¿Está convencido, como Obdulio Varela, de que es imposible que Uruguay pierda con Corea del Sur? Es un indigenista.
-¿Se emociona cuando ve que Inglaterra y Alemania se cruzan en octavos de final para dejar en triste roña lo de Isner y Mahut? ¡Tradicionalista!
-¿Cree aún que Argentina es un fraude donde su madre y sus amigas podrían jugar de defensas y que caerá claramente en cuartos contra ingleses o alemanes? Colono.
-¿Le agrada la idea de que en cuartos estén forzosomante Ghana o Estados Unidos? Moderno...
-¿Ha repetido quince veces en la última semana que el Mundial está siendo una bazofia porque se ve poco espectáculo? Moderno otra vez.
Sólo para que les conste y podamos entendernos en el futuro, este cavernícola les aclara que es un indigenista y tradicionalista que desarrolló el paladar gracias al Barça pero tiene en el armario una camiseta de Gattuso, ese poeta.
pd. Habrán apreciado que no se menta en la discusión geopolítica ni a Oceanía, Norteamérica o África. Si usted lo echa en falta, es porque probablemente lee esto desde un ordenador robado y con el wi-fi de algún vecino incauto; no cabe duda de que es usted un enemigo de todo lo bueno que hay en nuestra civilización.

martes, 22 de junio de 2010

El rugido

"No merecen las lágrimas ni el enfado de la gente. Han engañado a todo el mundo y ya se empieza a saber la verdad sobre el comportamiento de esos raperos de los suburbios que han apartado a Gourcuff por ser un francés de clase media alta de un pueblo de la Bretaña y no provenir de los suburbios de París"
Del editorial de L'Équipe.
La moribunda selección francesa, quién iba a decirlo, ha puesto sobre la mesa un asunto apasionante: el de las luchas de poderes en los equipos, el de los clanes, el del arraigo. Los futbolistas, antes que cualquier otra cosa, son mamíferos. Más concretamente, felinos consicentes de que su supervivencia va ligada a la extensión del terreno que tienen a su disposición.
El jugador de élite es habitualmente un solitario orgulloso como el sociópata Anelka, un leopardo acostumbrado a cazar por libre. Pero los futbolistas saben que a veces no les basta con su ego para extender una efectiva red de influencia en un equipo. Eso suele ocurrir en la selección, donde muchos grandes futbolistas compiten por muy pocas plazas y falta la rutina del día a día para conspirar con paciencia y en la sombra. La cita mundialista, el mayor escaparate de egos que pueda imaginarse, es el escenario perfecto para que estos asesinos autistas se unan y conformen auténticas mafias delictivas como la que se ve en Francia con los Henry, Gallas, Evra, Anelka y compañía. Lo que se ve estos días es sólo el rugido del león herido que aún reclama su presa, su espacio, sus hembras. En definitiva, sus minutos de juego y su ascendencia.
En las raras ocasiones en que se suman los egoísmos, la cacería se convierte en un espectáculo grandioso y coral con dos daminificados: los débiles de espíritu y el ambiente en la selección. Tal vez a alguien esto pueda parecerle ruin. Pues bien, estas almas sensibles harían bien en comprender que el fútbol es ruin, una hoguera de vanidades, un vestuario de miradas torvas en que los chicos de un barrio miran mal a los de enfrente y en que cada felino juega por su orgullo y por el de sus amigos de infancia. Por proclamar al mundo que los gamberros de su calle eran los más talentosos, los más chulos, los más duros, los mejores.

viernes, 18 de junio de 2010

Fútbol, mujeres y Vidic

La mujer es al fútbol lo que la bomba atómica al equilibrio geopolítico: el artefacto de guerra psicológica más efectivo jamás creado. Es cierto que el siglo XXI ha normalizado la figura de las espectadoras en los estadios -posiblemente Beckham o Cristiano han hecho mucho por ello, quién iba a decir al casto y beato Florentino que propiciaría tantos orgasmos femeninos- y su presencia en los campos de fútbol ya es tan normal como los insultos, los puros o los banderines de córner. Efectivamente, las mujeres son ya tan amantes del balón que perversiones como ésta sobran en nuestra civilización.
Paralelamente a ese proceso, se han disparado los estragos que causan las mujeres en el rendimiento de los futbolistas. En Inglaterra están convencidos de que el fallo de Green en el debut tiene que ver con su ruptura de su ex. Uno de los gurús del Barça actual explicó el derrumbe de la 2006-2007 (cero títulos de seis posibles) por la plaga de separaciones y divorcios que se dieron entre los jugadores y entrenadores del primer equipo (hasta catorce documentadas) y recordaba que nada altera tanto la confianza que los futbolistas necesitan como un sonoro fracaso sentimental.
El abc de la guerra psicológica comienza con las féminas emparentadas con el provocado (por ahí, cuentan, iba lo de Zidane y Materazzi). Bien lo sabe Pizo Gómez, que sufrió lo suyo cuando se enfrentaba a la Quinta de los Buitres, o Vieri que tuvo que jugar un derby Milan-Inter en que la afición rival le recibió desplegando miles de calendarios de su elegante compañera que se habían repartido en las inmediaciones de San Siro. Ayer, tras el descalabro de España, muchos culparon de la mala salida de Casillas a la presencia intimidatoria de su señora, que con esas miradas bien podría causar un nuevo Chernobil.
Honestamente, la cosa no parece tener remedio. Pero dejen que les despida con la frase de un sabio llamado Vidic, que afrontó el debate con incuestionable rectitud y hombría el pasado verano: "Mi mujer es infeliz con nuestra vida en Manchester, pero no voy a cambiar mi mentalidad: estoy contento con el equipo, con la ciudad y con las ambiciones del club". Tacatá.
PD. Quisiera pedirles un favor: si tienen a bien comentar, adjunten las barbaridades más grandes que hayan dicho o sufrido en un campo. El fútbol se lo agradecerá.

miércoles, 16 de junio de 2010

Héroes mundialistas

Si éste es el torneo más grande del mundo eso es así porque todos los futbolistas comparten la obsesión de la copa Jules Rimet desde pequeños. Sueñan con el Pelé de Suecia, el Garrincha de México '70, el Beckembauer de Alemania '74, el Romario de Estados Unidos o el Zidane de 2006. Porque saben que no hay camino más corto a la inmortalidad que este torneo.
En sus primeros compases, el Mundial ya ha dejado un par de héroes. Ahí estuvo ayer Drogba, jugándose la salud durante los 25 minutos que estuvo sobre el césped una semana después de que un hooligan llamado Marcus Túlio Tanaka homenajeara a Bruce Lee y a Dunga en una misma acción para romperle el cúbito.
Drogba es un nueve capaz de discutirle el trono a Eto'o y de estar a la altura de Lampard y Terry, pero ni así podía esperarse semejante entrega. La conversación con el médico y su señora debió de ser edificante, con algo parecido a esto: "Me importa un carajo este puto brazo, soy negro y voy a jugar".
Y antes de que nadie pueda preguntarse qué aporta el fútbol asiático al universo del balón además de patadas voladoras, conozcan a Jong Tae-Se, en la foto, que a pesar de no haber pisado en su vida Corea del Norte lloró como un niño al oír el himno nacional. Era la culminación a una vida marcada por su fidelidad a la patria de su madre. El hombre cuajó un partido horripilante, lanzó a puerta no menos de cinco veces, sin lograr chutar en ningún caso a más de 40 km/h, y se hinchó a correr sin demasiado sentido. Sus lágrimas, sin embargo, ya son una de las imágenes de esta pasión de multitudes.

viernes, 11 de junio de 2010

Celebrar el fútbol

Ignoren las inauguraciones y las danzas exóticas. El Mundial empieza cuando Messi se pone de corto y ese día ha llegado. Es el torneo más grande, la fiesta del fútbol. Es aún más: es el triunfo de la civilización balompédica, de una manera de entender el mundo, de esperar el momento, de creer en lo insólito, de dar alaridos y de reducir todo lo bueno que hay en la vida a una hora y media de placeres y escalofríos.
Llega la competición que engrandeció el fútbol a estado de religión mundial, que rebajó el deporte a la categoría de delincuencia, que convirtió a los genios en elegidos. Contengan la respiración, hermanos cavernarios, y vean a Messi. Juega en una selección sin Zanetti, sin Cambiasso, con Heinze como ideólogo. Llega a bordo de una aparatosa ruina y con la presión de que un fracaso le expondrá a la ira de un país furibundamente futbolero.
Pero hablamos de Messi, el primer hombre que se lleva sin votación el prestigioso premio al mejor jugador de la temporada de este club de autistas que formamos ustedes y yo. Messi, el hacedor de milagros. Si alguien merece la gloria del Mundial, es él, el que mejor entendió el secreto más hondo del fútbol: todo es posible. Que reciba el balón y nos haga creer en esta nuestra amada futbolcracia.
pd. Para los prisioneros de las parafilias, este torneo es generoso. Ahí está Corea del Norte, que cualquier día alineará a Kim Jong Il, un enorme futbolero.
pd2. Aquí simpatizamos con Uruguay y Dinamarca, dos países minúsculos y orgullosos. Y somos de la Inglaterra de Lineker, Gascoigne y Rooney.
pd3. Por cierto, juega España. De largo el equipo que mejor trata al balón, un honor hueco que no garantiza nada. Habrá que ver si pasan a la historia como el Brasil de 1970 o como la Hungría de 1954.

jueves, 10 de junio de 2010

La Bestia Parda & Co.


Provocan pesadillas y envidia a los rivales y nos han hecho creer que no hay nada imposible. Lograron 109 goles en 58 partidos y además ganaron todos los choques a vida o muerte, en que no había partido de vuelta. Pero la 2009-2010 pasará a la historia como el año en que Messi volvió 50 años en el tiempo para reencontrarse con los números antiguos y emular al pletórico Ronaldo de antes de que se enamorara de los fetuccini y los callos. En una delantera sin Iniesta, con un joven inexperto como Pedro, un viejo dimisionario como Henry y dos arietes a los que la mayoría del barcelonismo daría la carta de libertad, ha ejercido de astro. Nuestro genio diminuto nos ha dado tres nuevos títulos con sus goles -inolvidable el que marcó con el corazón-, ha minimizado la exhibición de Cristiano y ha logrado el galardón individual más preciado del mundo: es nuestro hermano pequeño, la Bestia Parda, el Leviatán.
Messi. Sobrenatural. 10. Sus actuaciones contra Zaragoza y Valencia le valieron las comparaciones con los más grandes, con Di Stéfano, Pelé y compañía. Agradeció su paso a la media punta y convirtió en insignificantes a Henry e Ibra cuando se borraron. Su juego emociona por su zancada corta, su aceleración monstruosa y su instinto asesino. Se le vio llorar en la eliminación ante el Sevilla y eso queda en nuestra memoria igual que sus 47 goles y 12 asistencias (el año pasado llegó a 38 y 17). El fútbol vale la pena sólo por ver si alguna vez aparece alguien como él.
Pedro. Iluminado. 9. Tal vez sea cierto que juega al 130% de sus posibilidades reales. Tal vez no entienda el juego, sea limitado en el uno contra uno y sea exclusivamente un jugador de área. Pero es un hombre tocado por el dios del fútbol y ha acabado la temporada con 23 goles (algunos preciosos y otros auténticamente horribles) y en un Mundial que merece más que ninguno de sus compañeros de delantera que pertenecen al género humano. Otro de sus raros talentos es el de forzar goles en propia meta: propició los dos de este año (incluido este horror salinasiano) y otro el año pasado. Los goles a Estudiantes, al Shaktar y al Madrid le meten ya en la historia del club: acostúmbrense a él porque ha venido para quedarse.
Ibrahimovic. Vencido. 8. Se planteó su desembarco como un desafío a Messi y en el duelo entre el arte egocéntrico y el fútbol, ganó el fútbol. Tras un inicio demoledor que culminó masacrando a Casillas, en algún momento comprendió que era prescindible, que no es el mejor del equipo, que a lo mejor ni siquiera está en el podio. Picassovic bajó entonces los brazos y sólo se reactivó para marcar goles fundamentales en la Champions (uno de carroñero al Stuttgart y dos golazos al Arsenal) y otro más en Mallorca. Acaba con 21 goles y 12 asistencias y parece que abandonará el club, aunque conviene recordar que Henry, en su primer año, se arrastró y sólo maquilló sus números hasta los 19 goles, y fue en el segundo cuando se comportó como una estrella. Pero lo que de verdad nos llena de melancolía es que sólo nos dejó un lienzo y un exabrupto.
Bojan. Superviviente. 7,5. Ha crecido respecto al año pasado con otra temporada infernal bajo el látigo de Pep. Una lesión le truncó tras un inicio prometedor y quedó al margen del equipo. Un día alguien se acordó de que seguía con vida y Bojan dio tres asistencias a Messi. Después le ganó la partida a Henry y finalmente sentó a Ibra en un gran final de temporada. Tras nuestras profecías uno se inclina por creer que seguirá, pero su futuro, con Villa y el mismo entrenador, tampoco parece halagüeño. Ha dejado goles y alaridos (1'09") como para que, de una vez, abandone el permanente estado de sospecha a que le somete el Frente Revolucionario Cavernícola.
Henry. Atracador. 3. ¡Qué calores ha pasado el antiguo genio bajo su pasamontañas! El fútbol ha demostrado de nuevo que puede ser muy cruel con quienes pierden la fe y las ganas. Con su inconmensurable fraude se expone a que el Camp Nou, estadio cainita y rencoroso, guarde en el recuerdo este último y lamentable año. Además de marcar menos goles que Piqué y de jugar casi el doble que Bojan, logró convertirse en un infame oficial para quienes confunden el fúngol con Wimbledon con su imitación de Ricky Rubio. Una pena que no se fuera el pasado verano. Je vous méprise, votre adresse, monsieur!
Jeffrén. Útil. 6. A penas participó pero revolucionó la final del Mundial de clubs y desencalló un par de partidos con sus goles. Es rápido, vertical y chuta bien, un extremo suplente correcto. Se conoce que su estrecha relación con Touré se debe a los notables problemas que tienen ambos para expresarse en castellano, lo que en el caso de Jeffrén tiene especial mérito por tratarse de un hispanovenezolano.

Algunos hombres buenos

Viendo la plantilla con que empezó el año II en la Mansión Playboy, uno miraba a la medular y se echaba a temblar: cinco tíos para tres plazas. Con un lesionado, las miserias ya eran notables. La furia de Pep mantuvo a los cuatro restantes enchufados hasta el final y han logrado seguir impartiendo tratados de buen fútbol. Ahora, desde el Olimpo, llega el trágico momento de dar pasaporte a un tío que ha dado mucha gloria y mucho sudor al club para darle los dineros que se había ganado al Figo de Arenys. Un sindiós inexplicable que, además, nos dejará la cartera seca.
Busquets. Cachalote. 8. ¿Han visto Océanos? La imagen de las ballenas saltando por los aires, flotando a cámara superlenta, recuerda a esos regates maravillosos que hace nuestro larguirucho favorito. En esta Caverna siempre hemos sentido debilidad por su sabiduría, descaro y habilidad sobrenatural para hacerse apalear. Pero sus lapsus de concentración deben desaparecer si no quiere ser víctima de la lapidación sumaria que ya se ganó este año fallando en uno de los goles encajados en San Siro. Se redimió en la vuelta colgándole las orejas de burro a Motta.
Touré. Marginado. 8. Circulan abundantes teorías para explicar por qué este todocampista ha jugado casi 1.000 minutos menos que Busquets o Keita. Guardiola le achaca una cierta anarquía táctica pero a penas ha cometido fallos que supusieran goles; además, puede echar una mano en defensa y en todas las posiciones del centro del campo. Si se marchara, habría que montarle un partido de homenaje en que Dimitri Seluk y Borat prepararían un discurso dedicado a Guardiola. Y que nadie olvide, por cierto, que se va por dinero, algo de lo que habría en abundancia de no haber sido por Henrique, Cáceres, Keirrison o Hleb.
Xavi. Sabio. 9. Un año más ha recordado que lleva cosido a las botas el paladar del Barça. No ha mantenido su nivel excelso de la pasada temporada pero apareció cuando el equipo le necesitaba: desde el Bernabéu en adelante. La renovación hasta 2016 que le ha regalado Johnny Lapotra es seguramente el más plausible de los disparates cometidos por nuestro desequilibrado presidente desde que entró en su fase teletubby.
Keita. Cerebral. 7,5. Al principio de año recordó por qué en su día le arrebató el premio al mejor jugador de un mundial sub 20 a Xavi y Ronaldinho. Pero su mayor virtud no está en el área contraria, sino en su sabiduría para cubrir las espaldas al personal y usar la cabeza para conseguir la victoria. Imprescindible en cualquier equipo que se precie.
Iniesta. Añorado. 6,5. Tal vez deberíamos haber intuido que alguien con su buen carácter, su fragilidad y su duende podía esconder a un deportista de cristal. Su anunciado duelo con Kaká esta temporada ha emulado un Éibar-Sestao de los de toda la vida. Es tan bueno que emociona a cada aparición, pero es demasiado joven para que ya echemos de menos al niño pálido que había de ser Balón de Oro y que este año ha logrado un solo gol, los mismos que Puyol o Thiago.

sábado, 5 de junio de 2010

No pasaron

Los equipos verdaderos se distinguen en la defensa. Este Barça ha jugado 55 partidos y ha encajado 39 goles, con el mérito añadido de que defender es más difícil cuando uno lo ha ganado todo y tiene arriba a Xavi y Messi. Si hay que buscar un pero, la cosa está clara: los reservas han dado tardes de oprobio y es indispensable fichar a un central más o subir a Muniesa. Fontàs o Bartra.
Valdés. Agigantado. 9,5. Cuando ya no se duda de él en el Camp Nou, es que algo gordo ha ocurrido. Cuando la campaña para que fuera al Mundial comienza en Madrid, es que ha llegado a un nivel superior. Ha ganado su tercer Zamora con un promedio de 0,63 goles encajados por encuentro, no encajó en 18 partidos de Liga y, números en mano, puede discutir incluso la supremacía de Casilla. Poquísimos fallos, una concentración sobrehumana, los reflejos de siempre y una parada tremenda (3'30'') en el partido que, Guardiola dixit, dio la Liga al Barça.
Pinto. Beato. 6,5. No mató a Chigrinski cuando éste le dejó sin Copa del Rey y con eso está todo dicho. Buen compañero, amigo de las celebraciones y encargado oficial de contabilizar, uno a uno, los 47 goles de Messi. Un santo varón.
Alves. Aerodinámico. 9. Con sus nuevas dumbas ha conseguido mantener la línea: despliegue de iron man, agresividad de pitbull y un guante en la pierna derecha para convertir la banda derecha en una emboscada. Acaba la temporada como mejor asistente del equipo (14 asistencias) y confirma que no hay como tener al menos un creador de juego en cada línea del terreno de juego. Su única laguna, el bajón que tuvo entre enero y abril, cuando concedió goles oleguerianos.
Piqué. Colosal. 9,5. El año pasado comprendimos que amenazaba con hollar a todas y cada una de las hembras de este país, incluyendo a las mujeres, hermanas, madres y abuelas de ustedes. La amenaza es ahora un deseo: queremos que lo haga y se convierta en nuestra Cassie Wright, el chaval se lo tiene ganado. Comenzó algo despistado pero ha culminado tres meses finales de competición perfectos. Su jolgorio ayuda a un vestuario hiperestresado por los gritos de Pep y lo que le hizo al Inter es de otro planeta. Tal vez el mejor central en dos décadas.
Márquez. ¡Renovado! 3. Entra por la puerta de la historia el único jugador capaz de discutirle a Puyol el trono en el trofeo Sergi Barjuan (aquí, la cara que se le quedó cuando le dijeron que jugaría 10 años en el Barça sin estar obligado a llevar pasamontañas). Márquez ha propiciado un gol de los rivales cada 172 minutos (un antiMessi, una bestia) y arrasa en esa estadística incluso a Chigrinski. Crucen los dedos y recen para que algún club mexicano o norteamericano se avenga a librarnos de la venganza de Moctezuma. De lo contrario, el despojo que mientras fue futbolista ganó dos Champions estará entre nosotros hasta 2012, gentileza de Johnny Lapotra.
Puyol. Decreciente. 8. Al inicio de la temporada parecía haberse quitado varios años de encima. Rápido y oportuno, comenzó a lo grande y frustró a La Banda en el Camp Nou. Desde febrero comenzó a cometer errores clamorosos dudando entre tirar el fuera de juego o atacar líneas de pase, hasta quedarse con un promedio de un fallo letal cada 402 minutos. La generosidad de este notable se debe a que el capitán de un equipo que no se harta de ganar tiene un mérito enorme en mantener esa ambición. Porque jugar a fútbol, en fin, pero entregarse, gritar y agitar los brazos, el Gran Capità sí sabe.
Milito. Renacido. 7. Volvió en enero y demostró que la sabiduría táctica no es algo que uno pueda olvidar. Nunca fue rápido y su juego no ha caído, sin embargo, está un paso por debajo de lo que fue y así lo demuestra su suplencia en varios partidos clave. El mejor momento que ha dejado este año fueron estos ósculos en pleno Cuernabéu. Su ausencia del Mundial, siendo además uno de los principales apoyos de Messi, es la prueba más de los devastadores efectos que tiene la droga.
Chigrinski. Desaparecido. 3. Las estadísticas son generosas y apuntan que sólo ha regalado un gol a los rivales cada 344 minutos. Pero suya es la responsabilidad de la eliminación en la Copa del Rey y eso pesa. El vigardo no se acostumbra a defender lejos de la portería, no busca la anticipación y ni siquiera el choque con los rivales. Muy blando y tierno, esos 25 millones que costó prueban que Guardiola, pese a los rumores, no cura leprosos.
Abidal. Determinante. 8,5. Sólo una lesión le ha privado de completar un año perfecto. A su solvencia defensiva se une su ascendencia en el vestuario y una inaudita productividad en ataque, con seis asistencias de gol. Parece descartado que se haya comido a Laudrup, pero su confianza es tal que se atreve con cosas nunca vistas. Además, dejó una profecía que esperamos pueda cumplir el año que viene: su primer gol como azulgrana llegará en una final de Champions.
Maxwell. Sólido. 7. Comenzó con dudas pero en cuanto encadenó cuatro partidos comenzó a rendir. Cuatro asistencias y partidos muy meritorios en la recta final, estamos ante un primo hermano silencioso de Sylvinho.

miércoles, 2 de junio de 2010

Los imperfectos

En esta caverna, ya lo saben, hace tiempo que sospechamos que Puyol, alias el gran capità, alias Conan el Cimmerio, es un jugador sobrevalorado. Antes de que el Mundial y los fichajes arrasen con todo, observen esta estadística: hace referencia a los culpables de los escasísimos goles que ha encajado el Barça en esta gloriosa temporada.
Puyol, que a este ritmo será merecedor de una antiyidahpuyolista.blogspot.com, aparece como líder absoluto. Si bien es cierto que ha jugado muchísimo más que desastres como Márquez o Chigrinski, también lo es que en febrero llevaba sólo tres puntos en este Hall of Shame, y desde entonces multiplicó sus horrores hasta pasar a liderarlo cómodamente. Apreciarán también que Alves ha estado en su línea de despistes y que los números de Valdés o Piqué confirman que han estado inmensos. Busquets también mejora respecto al año pasado, pero tuvo la mala suerte de fallar en San Siro. Con ustedes, la prueba de que el Barça no es un equipo perfecto.
Trofeo Sergi Barjuan
Puyol 9,5
Márquez 6
Alves 4,5
Chigrinski 3
Xavi 3
Valdés 3
Busquets 2,5
Piqué 2
Touré 2
Abidal 1
Keita 1
Bojan 0,5
Maxwell 0,5
Milito 0,5