miércoles, 28 de abril de 2010

Por un jueves digno

Cinco cosas que haré hoy:
-Recordar que en deporte se gana y se pierde y que, en realidad, en esta vida se pierde mucho más de lo que se gana.
-Seguir mi rutina habitual, incluyendo visitas a As, Marca y Defensa Central.
-Estar orgulloso de un equipo que incluso en las eliminaciones (Sevilla, anoche) lucha, persiste y gana.
-Pensar en el Villarreal y su lamentable campo de fútbol siete porque ninguna misión es más importante que la de dejar a Florentino en blanco.
-Tratar de remontarme en el tiempo para averiguar si alguna vez he visto algún defensa como Piqué.
Cinco cosas que no haré:
-Hablar de Mourinho, un enfermo de la competición que disfruta sintiéndose protagonista.
-Cagarme en los defectos del Barça (la poca profundidad de banquillo, la falta de centímetros, los escasos centradores de calidad, etc. Nunca fuimos un equipo perfecto, sino un equipo sublime).
-Mentar al árbitro.
-Pedir un Barça más resultadista.
-Hablar de cambio de ciclo.
Y cinco cosas que vi anoche y que espero no olvidar en la vida:
-La ciudad prendida desde la mañana de camisetas del Barça.
-El señor mayor que meaba en el lavabo del Camp Nou y se repetía, muy bajito, como en una letanía, 'Ho aconseguirem, ho aconseguirem'.
-La lección que dio ayer Cambiasso.
-El paroxismo y el delirio que se vivió en la grada a cada acción después del 1-0.
-El Camp Nou rugir y tambalearese entregado a la fe y al optimismo cuando sólo quedaban unos segundos para el adiós.

domingo, 25 de abril de 2010

El bidón de Colón (y II): Que el mundo lo sepa.

Decíamos que cuando el Almirante volvía de América y rozaba la gloria, a pocas días del puerto de Lisboa, una tormenta aún peor que la anterior se desató. Fue tan dura la descarga que rompió las velas de su carabela. Colón tuvo la certeza de que era el fin y se fue a su camarote a salvar algo que le importaba más que su vida: la gloria. Fue a buscar uno de sus bienes más preciados: un bidón de madera.
Y pese al salvaje balanceo del barco, comenzó a escribir en un papel la noticia del descubrimiento, de su hazaña, de su navegación. Resumió los momentos más difíciles de su odisea marina y los hallazgos para la historia que había hecho en las islas centroamericanas. A continuación, envolvió su testamento para la humanidad con cera y ropa y lo introdujo en el bidón, que estaba herméticamente sellado. Y, sintiendo que moriría, lo arrojó por la borda, sabiendo que flotaría, que tal vez alguien lo encontraría algún día.
La crudeza de la Champions ha llevado al Barça ante el abismo de su muerte deportiva. Un equipo afilado y una noche canalla pueden ser el fin de su leyenda. En Liga, el matón de colegio de los puños de acero sigue haciendo estragos. Pero como le ocurrió a Colón, el barcelonismo tiene la última palabra. Será el miércoles, un funeral televisado con la ciudad entera pendiente del mejor equipo que jamás ha vestido de azulgrana. Puede ocurrir desde la desesperación y los decibelios -un camino extraño e incómodo para este equipo- o tal vez desde el balón y el vértigo, pero es seguro que el Camp Nou se llenará para ovacionar una última vez a sus ídolos.
Preparen sus bolígrafos. Busquen un papel y escriban un testamento. "Fuimos los mejores. Enterramos el pesimismo de años. Jugamos como nadie lo había hecho. Ganamos todo y sentimos que no había nada imposible". Etcétera. etcétera. Escriban su pregaria. Griten por este equipo, y arrojen su bidón para que el mundo sepa cómo amamos a este equipo.
PD. Ustedes deben saber que Colón salvó la vida y pudo navegar y escribir aún muchos años. Concluía todas sus cartas con seis palabras: "Hará lo que mandéis, El Almirante".

miércoles, 21 de abril de 2010

El bidón de Colón (I): Tullidos de piernas

La audiencia de Antena 3, ese nido irreductible de demócratas e ilustrados, se tomó en 2007 la molestia de elegir al 'Español de la historia'. La bochornosa gala fue presentada por Matías Prats y tuvo momentos memorables: David Bisbal quedó el 41º, Isabel Pantoja (aquí, de joven) fue elegida en 32ª posición, Fernando Alonso (¡arriba ese cuello!) el vigésimo, justo por delante de un tal Goya, y doña Letizia -de quien les hablaría largamente si fuera futbolista y de verdad que lamento que no sea así y también deberían lamentarlo ustedes porque me verían desbocarme, perder la compostura y forzar el cierre de este blog-, la 15ª.
Lógicamente, la locura de los espectadores del canal ultra no se mantuvo ajena al top ten: el príncipe Felipe, séptimo, Adolfo Suárez, quinto y la Reina madre, cuarta. Como campeón absoluto de las Españas de todos los tiempos fue proclamado el Rey Juan Carlos, que se puso contentísimo. Entrambos cónyuges quedaron Cervantes (2º) y Cristóbal Colón (3º), que me recuerda que éste no es un foro de humor y que la culerada doliente no me perdonará más frivolidades.
Convendrán que si algo hizo grande al almirante no fue su llegada a América, que por supuesto, sino, sobre todo, el hecho de que volvió a Castilla para contarlo. Su hazaña marítima ya era conocida, pero si no hubiese regresado a la corte, su gloria y su presencia en la historia habrían sido infinitamente menores. En futbolés vulgar, la diferencia es evidente: ganar una Champions -cada año hay un vencedor- o lograr la gesta de ganar dos consecutivas, lo que no se ha conseguido desde esa leyenda del Milan de los holandeses.
La singladura de regreso fue durísima. Colón superó una tormenta de tres días, fue después interceptado por los portugueses. Las condiciones a bordo de su caravela eran dramáticas, el navegante dejó escrito en su diario de a bordo que "quedaba muy tullido de piernas por estar siempre desabrigado al frío y al agua y por el poco comer". Tan feo pintaba el asunto, que juró que realizaría hasta tres procesiones de agradecimiento al Cielo si salvaba la vida. Cuando ya había superado las Azores, según revelan sus escritos, contaba sólo con tres marineros de confianza para el tramo final. Y fue a las puertas de Lisboa cuando el cielo y el mar se juntaron para someterle a la prueba más dura que Colón iba a librar nunca en un océano...
Esta historia continuará. Hasta entonces, una sola reflexión. El equipo que durante 20 meses ha convertido el paraíso y la gloria más absolutos en una doméstica rutina merece crédito. Este equipo que nos había enseñado todo tipo de formas de ganar -pero siempre con fe, con furia, atacando sin descanso- librará aún una última batalla. Y lo hará en un escenario épico que, caprichos del balón, aún no habíamos catado en la Era Guardiola: el de la remontada europea en el Camp Nou con 90 minutos de tormenta futbolística desatada. No se lo pierdan. Crean. Hasta el más tullido de piernas es capaz de ganar. Por eso amamos el fútbol.

lunes, 19 de abril de 2010

Sangre, sudor, lágrimas

Los reyes del catenaccio son mucho más que eso. Aman este deporte, lo conocen y lo respetan. Defienden su portería como hacen las leonas recién paridas con su descendencia. Se despliegan al contragolpe siguiendo la máxima de Sun-tsu: "Los expertos en el arte defensivo procuran enterrarse bajo nueve capas de tierra (...) El ejército ganado sólo entablará batalla después de haberse asegurado la victoria". El Inter, un rival mítico que tocó el cielo europeo de la mano de dos ex barcelonistas como Helenio Herrera y Luis Suárez, planteará mañana una partida de ajedrez ninja sólo apta para equipos grandes.
No duden ustedes de que Mourinho es un perfecto conocedor de esa rareza cultural que se da el norte de Italia, a saber, que casi cada localidad que se precie tiene un museo dedicado a la tortura. Un hecho no tan asombroso teniendo en cuenta la fecunda tradición bélica de los hermanos transalpinos. Allí pueden encontrarse serruchos con los que se partía a las víctimas por la mitad, grito a grito, alicates ingentes con los que romper huesos a placer, maquinaria pesada específicamente creada para empalar a los infortunados, sarcófagos donde se metía a las víctimas para quemarlas vivas o atravesarlas bien despacito con distintos filos, extrañas pinzas con las que arrancar la piel de un hombre vivo, sacos llenos de ratas furiosas que se metían en la cabeza del reo, pinzas para arrancar ojos y todo tipo de armas blancas para desollar a presos sin que se desangraran demasiado rápido.
No se engañen: la tortura ha existido en todas las culturas, la diferencia estriba en que sólo a los italianos del norte se les ocurre hacer semejante ostentación de su crueldad con sus museos actuales. Pienso en todo ello cuando me acuerdo de Cambiasso, Motta, Maicon, Stankovic, Snejder, Milito o Eto'o. De toda la alineación del Inter, seguramente nadie sería titular en el Barça. Pero conforman un magnífico equipo ideado para la claustrofobia, el dolor y la destrucción.

jueves, 15 de abril de 2010

Por Jonathan, Jéssica, Domingo Yeray y Pancho

Muy acertadamente se refiere hoy Sport a las pedradas: a saber, los golazos que enchufa este asesino de bolsillo llamado Pedro. Todo el año le hemos racaneando su momento de gloria en este foro, a pesar de sus goles decisivos en la Supercopa de Europa, el Mundial de Clubes, su chicharro al Inter o o el más reciente en el Bernabéu. El de ayer fue ya el colmo.
Sólo un par de apuntes me voy a permitir sobre este chaval sencillo adicto a las grandes citas: el primero, que el responsable de la cantera, José Ramón Alexanko, quiso echarle al llegar Guardiola al Barça B. "Juega mejor en los entrenamientos que en los partidos", escribió, recomendando a Pep que no contara con él en Tercera. Este Giuly remastered es ante todo artiste del desmarque y el remate entendido desde el puro instinto, cuyos problemas empiezan cuando tiene tiempo para pensar. Por eso pocas veces se complica (obra de arte a los 35") y por eso sufre lejos del área.
Ya conocen la historia. Sus regates, su cambio de ritmo y su predisposición para la presión le han convertido en titular por delante de Bojan, el favorito de la grada. En esa tarea le ha ayudado, claro, el annus horribilis de Iniesta y la huelga de brazos caídos de Henry.
Un último apunte: si Villoro defendía que el hambre social es una formidable arma futbolística, con Pedro tenemos una mina. Creció con un padre que le repetía que estudiara si no quería dedicarse a "cargar piedras" como le había tocado hacer a él. Creció en una zona humilde de Abades, Tenerife, junto a sus hermanos, Jonathan y Jéssica, y sus amigos, Domingo Yeray y Pancho.
Menudos nombres. Menuda hambre social. Menudo futbolista.

sábado, 10 de abril de 2010

La torre abolida

Alegría (...) Trueno (...) Falo (...) Catástrofe (...) Ruptura de límites (...) Explosión (...) Liberación (...) Eyaculación (...) Iluminación.
Perdonen, perdonen la confusión. Es tanta la felicidad y tan enormes las consecuencias de lo ocurrido esta noche que cuesta expresarlo. Este dibujo representa a dos niños que profanan la torre de su padre y celebran el fin de su autoridad. Corresponde a un arcano de ese laberinto que es el tarot. La carta se llama La maison Dieu, y su traducción en castellano es La torre abolida. Los que encabezan esta entrada son algunos de los 19 significados que, según los expertos, tiene esta carta.
Pero tal vez las palabras no alcancen para explicar el torrente de emociones, la enorme liberación que ha sido el 0-2. El Bernabéu insultando a esa maravilla que es el Barça incluso sin tres titulares indiscutibles. Dos goleadores de La Masia que presumieron de escudo ante la afición rival. Aznar en el palco (a tu salud, majete) aplaudiendo las planchas de Gago. El corro de la patata en el centro del campo, otra vez. Messi sacando un córner mientras muerde la camiseta, como si estuviera en el potrero de su infancia.
Señores, es el fin de Florentino. Nunca tanta vanidad podrida por el dinero y endiosada por su claca había recibido una lección así. Con su fracaso, La Banda ha abandonado definitivamente la elite. El fútbol verdadero, el que pertenece a los niños y a los equipos unidos, ha sobrevivido. La Masia está de verbena. Y la Liga y el mundo ya saben que sólo un equipo merece ganarla.
¿Oyen esa música? Somos nosotros, vivimos en Canaletes.
¿Oyen ese estruendo? Es la torre, se ha venido abajo. Son ellos, ya no están.
pd. Vuelvan a mirar la carta del tarot de la que les hablaba. Observen su numeración romana. Sólo le falta la A. Gracias, Xavi, por tu magisterio.

jueves, 8 de abril de 2010

Reflexiones ante el fin del mundo (y III)

Ni el equipo más grande en su mejor momento. Ni el equipo de Valdés, Piqué, Alves, Xavi, Iniesta e Ibra. Ni el equipo donde ha crecido esta rareza asesina llamada Messi. La desolación que espera en el Bernabéu es completa. Es el origen de todos los males y la cuna del terror ancestral del barcelonismo.
Esta partido tiene siempre algo de apocalíptico, un aroma a fin de siècle, a ceniza. Gestas insólitas como el 2-6 no entierran la dura realidad: en el choque de orgullos e identidades, el Barça ha arrancado 14 victorias y 14 empates, pero se ha llevado medio centenar de derrotas.
Pero en este 2010 no se decide sólo el nombre de un campeón de Liga. Se decide la supremacía de un modelo y el mundo contiene el aliento para soplar en dirección a la portería de Casillas. Porque es el día en que sabremos si el fútbol sobrevive a la chequera y las combinaciones al vértigo. El día en que veremos si la apuesta por la cantera y el sentimiento importa algo aún, si lo que queda de humano en este deporte ha prescrito ya.
No consta que Cormac McCarthy fuera futbolero, pero les aseguro que él tendría claro de qué lado está.
Estaremos bien, ¿verdad, padre?
Sí. Estaremos bien.
Y no nos pasará nada malo.
Eso mismo.
Porque llevamos el fuego.
Sí. Porque llevamos el fuego.

martes, 6 de abril de 2010

Reflexiones ante el fin del mundo (II)

En esta noche de alaridos, permítanme sólo dos apuntes. El primero, que en la alta competición, en el deporte de elite, no hay humillados ni humilladores. Sí hay ganadores y perdedores, porque en la vida se puede ganar y se puede perder. El Arsenal dio lo que tuvo y fue un digno competidor.
Una segunda cosa que me permito destacar de la exhibición de Nuestro Amado Hermano Pequeño: ¿Dónde habían visto ustedes a un portero hincar la rodilla en su presencia? Ocurrió ayer en su tercer gol (1'40") y no era la primera vez: alguien había experimentado ya esta dolorosa caída a cámara superlenta.
Sólo quedan tres, y los servidores de ustedes y del buen fútbol. Muy buenas y felices noches.

domingo, 4 de abril de 2010

Reflexiones ante el fin del mundo (I)

Un buen amigo se sorprendía en la última final de Champions por el entusiasmo con que celebré las ocasiones falladas por el United. Con mi reacción no quería hacer escarnio de los fallos del chino o del de las depiladas cejas. Nada más lejos: era verdadero jolgorio, que sale de una constatación: más se gana con los fallos ajenos que con los aciertos propios.
Esta proposición cuasifilosófica es compartida por Cruyff, que cuando no anda jugando a los vicepresidentes deportivos es el que más sabe. "El fútbol es un juego de errores", ha dicho en multitud de ocasiones. Siempre recurre a la comparación con el baloncesto: viendo los marcadores en uno y otro deporte basta para entender sus palabras.
Sólo de pensar que Europa puede quedarse sin este equipo único, que el tren de la final del Bernabéu puede escaparse, uno olvida el fútbol de alta escuela y las triangulaciones y se sorprende con un nudo en el estómago y una palabra en la boca: "Enchufar". En Highbury, 17 chuts a favor y seis en contra. Algún chiflado del Arsenal debió pasarse el partido celebrando fallos ajenos y recordando que la suerte no existe: todo se reduce a fe y precisión.
De eso se trata el martes. Al animalico de la foto, por cierto, se lo susurraron al nacer.

viernes, 2 de abril de 2010

Uno entre 300.000

"Según los procesos estadísticos, si existe una mar de olas medias de nueve metros, entonces puede esperarse que una ola de cada 300.000 alcance una altura cuatro veces mayor, es decir, de 36 metros". El autor de esta frase fue L. Draper, del Instituto Oceanográfico Británico. Sin saberlo, cuantificaba la excepcionalidad del fenómeno Ibra.

Dicen de su comportamiento en el vestuario que "es una bomba". Sus tatuajes y su mirada, en efecto, no hablan de un ejemplar vecino. Muestran a un tío rencoroso y estupefacto que no se explica estar en un equipo donde él no es el número uno. ¿Es el número dos? ¿Acaso el tres, o el cuatro? De ahí su crisis, su ansia y su enfado con el mundo en los últimos tiempos.

De pronto se ha liberado y ha sacado su fútbol de artista. Un fútbol que devuelve a la actualidad la vieja cuestión de por qué Koeman o Rivaldo chutaban con tanta potencia cuando sus piernas no eran, ni por asomo, las más musculadas. La respuesta al enigma era inequívoca: el disparo no es fuerza, es técnica. Por eso Picassovic tiene el golpeo más limpio y elegante que ha visto el Camp Nou desde Hagi. Ese golpeo sordo en que el balón se funde con su propia trayectoria.

Hasta final de año, su fuerza y talento deberían llevarle a anotar un buen puñado de goles y a levantar unos cuantos estadios. Quien espere ver en él a un ciudadano modélico, que espere sentado. Quien quiera criticarle, que se atenga a las consecuencias. Desde aquí un consejo: aparteu les criatures. Es uno entre 300.000 y anda cabreado.