martes, 1 de mayo de 2012
La revolución que no será
A estas alturas ya estarán convencidos de que no fue la suerte lo que hundió al Barça en la semana más trascendental de la temporada. Fueron intangibles que no tienen que ver con el azar y sí con la actitud, la dinámica interna del vestuario, el hambre, la profesionalidad, que se vieron lastrados por demasiados años de triunfos.
Para conservar esos intangibles, el producto de artesanía que ha sido este Barça en los últimos años ha contado con un arma infalible: la lista de bajas de cada verano. Guardiola se esmeró en no equivocarse a la hora de podar las malas hierbas, que no solían caer por deméritos futbolísticos, sino por problemas de actitud. En los fichajes, el club podía permitirse errores -y a fe que se equivocó, como reconoce Guardiola en su entorno, con más nombres de los que podemos imaginar- pero en las bajas nunca hubo dudas. Para tomar esas decisiones Guardiola contó con el apoyo implícito y en ocasiones hasta con la iniciativa de los capitanes -Puyol, Xavi, Valdés, Iniesta-. Además, tenía una fuerza absoluta en el seno del club.
La situación ha cambiado drásticamente: Tito Vilanova, que comparte análisis con quien es aún su jefe, no tiene su ascendencia sobre Rosell. Y además se encuentra, por vez primera, con que alguno de los cuatro capitanes discrepa en los nombres que el técnico no quería ver en la foto del próximo Gamper. Este cambio de escenario llega en mal momento, puesto que Guardiola y Vilanova habían concluido que el grupo necesita una reforma a fondo.
No hablamos de una masacre como la de Cruyff al llegar al club, porque ahora existe un núcleo duro de intocables que seguirá mandando en el vestuario y sobre el césped: Valdés, Puyol, Busquets, Xavi, Iniesta y Messi. Pero Guardiola sí ultimaba una pequeña revolución, con nombres de impacto en su lista negra. Para llevarla a cabo había un argumento de peso: por primera vez en cuatro años, el Barça no ha ganado ni Liga ni Champions. En el caso de la competición doméstica eso ha sido así por una evidente cuestión de motivación, aspecto que sólo se cura con el hambre que dan los fracasos y con el foc nou de nuevos fichajes. También jugará a favor de esta limpieza a fondo el hecho de que Zubizarreta se muere de ganas de trabajar -y a fe que no comparto el entusiasmo desatado en el barcelonismo sobre su figura- después de dos temporadas de hacer básicamente de recadero de Guardiola. En una próxima entrega daremos algunos nombres, pero hasta siete de los 14 futbolistas que ganaron la final de la Champions de 2011 tenían números de decir adiós.
Ése era el plan de Guardiola. Pero ocurre que hay otra persona en el club que se muere de ganas de estrenar cargo: Sandro Rosell, presidente.
Etiquetas:
mercato,
Tito,
vestuarios
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
Y sí, amigos, habrá que tener mucha paciencia con Tito: el marronazo que afronta es de impresión.
Set vendes són moltes vendes. I més com ven el Barça, a preu de saldo. D'on eixirien els diners per a comprar?
Apostes de la llista:
Alves
el Cumbias (insistisc que el veig recuperable)
Keita
Adriano
Villa
No en veig més, però esperem amb impaciència la pròxima entrada...
Marró, marró el de Tito, certament. Un autèntic flying brown.
Pedro, pels déus, pedro.
L'any que ve pujen segur Montoya, Bartra, Muniesa i, diria que dos Santos (els dos últims per contracte, Bartra no n'estic segur). Amb el fitxatge d'Afellay ja són 4 baixes "cobertes". Falten un central si Piqué marxa, un lateral dret suplent i un lateral esquerre titular. Res més crec jo.
El davanter centre que (no) necessitem és un tal Villa.
Quiero nombres de supuestas bajas pero ya!! Si no calla para siempre, bellaco.
Parece que a Arnau lo quiere el Espanyol y Zubi daría el visto bueno.
¿Espanyol? Antes me pego un tiro en el pie.
Publicar un comentario