viernes, 30 de marzo de 2012
Los nunca vistos (IX): J.
Barcelona es una ciudad demasiado pequeña como para ocultar ciertas cosas. Barcelona es una ciudad donde ocurren cosas maravillosas y donde circulan malandros de primer orden. En Barcelona se suceden historias de amor como la que tuvieron C. y J. Se habían conocido en la universidad, movidas serias, marketing, empresa. Ella hizo carrera; él, incapaz de soportar la idea de un jefe, optó por seguir la tradición familiar y se hizo taxista.
Años después, cuando ya compartían techo e hipoteca, J. decidió dejar a C. Eligió una bonita fecha para ello: la tarde de un 31 de diciembre. No acabó ahí la demostración de poderío de aquel taxista: unas semanas después, se le veía de la mano de una joven checa en avanzado estado de gestación. No volví a saber nada de J. y por supuesto me quedé con las ganas de radiografiar a aquella camarera centroeuropea.
Decíamos que Barcelona es una ciudad pequeña. Una ciudad donde la noche menos pensada puedes ver una cara conocida bajo el larguero de una portería. J. resultó ser un guardameta apocado, poco gritón, sin talento para la anticipación, de reflejos precarios y aparente mala memoria. Aquello terminó en fácil goleada. Al estrecharle la mano, rehuyó mi mirada. Y al buscar en la banda, no había allí ninguna moza con cochecito y bebé.
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Nunca vistos
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7 comentarios:
Perdonen este pequeño receso. Pero estuve muy tentado de protestar por las barbaridades que sufren los estadios donde juega el Barça y eso habría sido un error del que me habría arrepentido largamente.
Fuck Wimbledon.
M'alegra comprovar que no sóc el pitjor amb o contra qui has jugat XD
Algun adjectiu de J. me l'he d'aplicar a mí mateix, sens dubte, però, per sort, ni tinc mala memòria ni mala baba per fer segons quines coses.
Vinga nen, ens veiem. I et vull en plena forma pel dia 13. A veure si donem la sorpresa ;-)
Hablando de historias de amor: leo que Mou ha pedido a Meireles.
Es el festival de la risa, Dios.
Meireles, un buen demócrata que comparte peluquera anfetamínica con Cointreaux.
Yo lo sigo oliendo.
Hoy el sol luce más radiante.
Ha marcado el nocillo.
Ya falta menos para el retorno del Rey.
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