
lunes, 28 de marzo de 2011
Fumata por Sandro XIV

jueves, 24 de marzo de 2011
Lo que Inda nos dejó

Ya les doy por informados de ese rincón de lucidez que es la Libreta de Van Gaal, uno de los lugares donde con más acierto han dado cuenta de la carrera de barbarie protagonizada por Eduardo Inda. Ahora que finalmente ha abandonado el diario más leído de España queda por preguntarse qué poso ha dejado este personaje siniestro.
Una de sus batallas, es evidente, fue lanzar una nueva oleada hispanófila cabalgando sobre los éxitos de los deportistas patrios. Un discurso heredero del aznarismo de inicios de este milenio que se ha filtrado en los medios más que en ningún otro campo y que a estas alturas ya goza de una preocupante pátina de normalidad.
Inda ha cosechado otros éxitos: ha demostrado con su imposible estampa que los Habsburgo y los borbones no estaban tan alejados. Ha dado un paso más en la desenfrenada carrera por llevar lo peor de la radio -la polémica, el insulto, la zafiedad- al reino de la imprenta en aras de un envilecimiento colectivo y de una peor convivencia.
Y por último, ha tenido un papel destacado en la santificación de Mourinho como führer de los madridismos. Ha sido así como, tal vez sin querer, logró el único éxito significativo de su etapa como yihadista jefe del Marca: logró que a Florentino se le cayera la máscara y apareciera como el incivilizado capaz de amparar las infamias de su entrenador en el caso del dopaje.
Gracias a Inda, voz de su amo, de todos ellos, hemos recordado la verdadera naturaleza de La Banda.
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lunes, 21 de marzo de 2011
El tumor (II)

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viernes, 18 de marzo de 2011
Un buen sorteo

*Disculpen los horrores ortograficos, los Macs daneses son realmente indomables.
*Disculpen también la imagen: acredita que en una sola era han convivido dos terceras partes de la Santísima Trinidad.
martes, 15 de marzo de 2011
El tumor (I)

domingo, 13 de marzo de 2011
Los nunca vistos (VI): Christian P.

Tenía un perfil altanero, andares elásticos, sonrisa confiada y movimientos de estrella del hip-hop. Practicaba todo tipo de deportes violentos, como el windsurf, el ciclismo o el tenis de mesa. También el fútbol, por supuesto. Esta dispersión no respondía a unos gustos eclécticos, sino al natural omnívoro de este competidor nato.
Conocí a Christian en unas playas batidas por la tramuntana. Su chulería franca y natural deslenguado casaban perfectamente con sus preferencias futbolísticas: él era de La Banda. “¡Júlio Batista!”, gritaba cada vez que recibía el balón [sí, también a él le costaba esa molesta pe que suele ignorarse en Madrid]. “¡Gol de Júlio la Bestia Batista!”, clamaba cada vez que marcaba en el mundialito que hicimos.
Menudo, pero musculoso y explosivo, se hacía difícil quitarle el balón entre las dunas de la playa. Tenía rodillas de granito y no se inmutaba con los golpes, rascadas y magulladuras propias del fútbol playa. Jugaba fácil en ataque, era pegajoso y arácnido en defensa. Nos ganó infinidad de veces; aquella sería la primera vez que odiamos y admiramos el cuello de búfalo de Baptista.
Al día siguiente, un grupo de corpulentos franceses de origen magrebí nos retaron a un durísimo cinco para cinco en la playa. Tal vez nos juzgaron por el tamaño; se equivocaron. Christian no fue ninguno de los dos lesionados de nuestro equipo en aquella guerra polvorienta que protagonizamos sobre la arena y que, pese a las bajas, ganamos por 5-2 o 5-3. Jugó por la banda, jugó arriba, jugó abajo, jugó de portero. Forcejeó, esprintó, insultó sotovocce, sonrió, desafió y venció. Exactamente lo mismo que hacía en esas discotecas donde se las apañaba para, de algún modo, mirar desde arriba a jamelgas que le sacaban un palmo largo.
Le recordaré por esa sonrisa torcida y su trash-talking afilado. Así era esta Bestia. Allí donde esté, que descanse en paz; bien se lo ganó.
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martes, 8 de marzo de 2011
El genio contra la potra

domingo, 6 de marzo de 2011
La nueva Samp

Era septiembre de 2002 y salía de San Siro tras un Inter-Ajax. Se me acercaron un grupo de italianos para saber a quién tiffava. Consciente de que no era una pregunta inocente, respondí que era del Barça. "Yo de la Sampdoria", dijo uno de ellos. Y de puro pánico, desaparecí entre la multitud.
Costó muchos años superar las pesadillas en que aparecía Lombardo. Olvidar los sudores fríos con el agarrón de Vialli a Koeman que Schmidhuber no vio, la taquicardia que producía Mancini cuando aparecía por el área de Zubi. Llevó tiempo comprender que la Sampdoria no es un rival, sino un aliado, una entidad venida al mundo para alegrar la vida al barcelonismo, como el Tenerife, Osasuna o Gago.
Por eso, ahora que la misión está al filo de la navaja, cuando no tenemos centrales, cuando otros 90 minutos malos dejan al mejor Barça de siempre sin la máxima competición, hay que apelar a la docilidad de un equipo condenado a perder contra nosotros. ¿Que la historia puede cambiar? No hombre, no. Aquí somos gente de ideas fijas, La Banda es lo peor, el Espanyol perderá una UEFA en los penaltis cada dos décadas y nunca habrá otro peor que Barjuan.
Señores del Arsenal: no les pedimos royalties por intentar copiar nuestro juego es esa disbauxa que es el fútbol inglés. No nos cabrea el robo continuado a nuestras arcas ni a nuestra cantera. Pero ya saben a qué vienen: a reivindicarse como la simpática nueva Sampdoria. A palmar.
jueves, 3 de marzo de 2011
Tortura

A falta de rivales en la Meseta, fue revigorizante el partido de ayer. "Sufristeis como perros", apunta un perico criptomerengue amigo de esta Caverna. Tiene razón, y mucho mejor así. Sufrió el Barça para sacar el balón, para quitárselo al rival, para dar cuatro pases seguidos. Sufrió ante la afición más odiosa de España, especialmente volcada cuando los vecinos del norte llegan a esos lares.
Al Valencia le falta presupuesto, que en fútbol no es sino un nueve y un diez, pero le sobra entrenador, le sobra plantilla, le sobra agresividad. Se comportaron como un equipazo durante los 90 eternos minutos: cuando Soldado le dijo a Busquets que se cagaba en su puta madre, cuando Guaita se quedó sentado dando gracias a los cielos por la vaselina fallada por Messi, cuando Il bello Pablo Hernández rozó el gol, cuando Ever le ganó dos o tres batallas consecutivas a Xavi e Iniesta. El placer de vencerles habría sido completo si hubiera jugado el gran David Navarro.
Hay que agradecerles que nos hayan recordado que el fútbol es, en esencia, una experiencia sadomasoquista. Seguro que al Barça le sienta maravillosamente esta sesión en el potro de torturas una semana antes de jugarse la vida ante el Arsenal, sobre todo porque, después de de sobrevivir a Mestalla, la Liga es azulgrana, y nadie se conforma con ella.
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