No ha sido una buena semana balompédica y quiero disculpar mi silencio. He aquí los motivos de esta preocupación:
1) Messi ha vuelto a quedar segundo en el FIFA World Player. Seguro que al jugador le hará bien el hecho de no haberlo ganado; no es ése el problema: esta distinción de la FIFA se entrega desde el año 1991. Zidane es el hombre que más veces ha estado entre los tres primeros (seis) y quien más años consiguió mantenerse al mejor nivel: 10 temporadas pasan entre la primera y la última vez que estuvo en el podio. Ronaldo, el segundo más premiado, aguantó ocho campañas siendo de los mejores del mundo. A partir de ahí, todo es descorazonador: al más alto nivel, Romário sólo brilló dos años -los que lleva Messi-, el mismo tiempo que Baggio, Weah, Rivaldo, Henry o el Innombrable portugués. Stoichkov alargó su plenitud hasta los tres años, igual que Ronaldinho. Este foro no quiere ser agorero, pero la cuenta atrás podría haber comenzado. Tal vez este brote de pesimismo os parece exagerado: debéis saber, entonces, que Messi tiene novia, lo cual, en ocasiones, es anticipo de grandes desastres.
2) Ramón Calderón se tambalea: ese regalo de los dioses que recibió el Barça y la caterva de gente de mirada torva que le acompañaba están a punto de abandonar el club. Una pena que no tengan más tiempo para seguir riéndose de Di Stéfano y fichando calamidades.
3) La historia del Bada Bing, el equipo de Tercera Regional que se dedicaba a llevar la violencia a los humildes campos de la categoría, nos ha recordado que el fútbol es a veces una cosa tan primitiva que da miedo. Me permito, pues, citar al poeta Villoro: "La cancha reúne a los proscritos, los desterrados, los otros. Ahí, las fronteras llevan redes y consagran a los contrabandistas". Esperos que sus víctimas, esos apátridas del Rosario Central, reúnan valor para volver a salir a los campos de tierra donde se juega el fútbol verdadero.
1 comentario:
Aconsejo a todo el mundo que siga la trayectoria de la Gimnástica Iberiana, equipo que ha subido de categoría año tras año en el fútbol catalán a base de repartir tortas en cada córner cuando el árbitro no miraba.
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