Tenía el aspecto inconfundible de un freak o de un postyonki. Era uno de esos culés al filo de la patología mental que pasaba el día en el Camp Nou, viendo entrenamientos de mayores y niños, paseando arriba y abajo, y ejerciendo de embajador de los jugadores entre los aficionados y de cónsul del culé en el vestuario.
Su indumentaria se componía inevitablemente de chándal o ropa ajada y por eso sorprendió a todo el mundo cuando el pasado sábado apareció en el Miniestadi entrajado para ver jugar al Orihuela y al Madrí, esos equipos menores. Ocurrió que los jugadores del Barça Atlétic le querían hacer un homenaje y le habían regalado un segundo traje, el oficial del equipo.
Con su atípica vestimenta, pero con el moreno y el graciejo de siempre, Cristóbal vio a los chavales, que ganaron por 4-0, antes de desplazarse al Camp Nou a asistir al último Clásico de su vida. Las televisiones le han recordado esta semana en escenas que recuerdan que los futboleros de verdad tienen un inevitable punto de locura. Hablaba con Eto'o de qué había comido, se abrazaba a Jorquera -sí, el que había antes del señor de la coleta- y aprendía a chutar con rosca con un maestro llamado Ronaldinho.
Si le hubieran preguntado cómo quería morir, Cristóbal habría pedido caer fulminado después de que su equipo masacrara el Madrí. Alguien le escuchó y le concedió un infarto al poco de que el húmero de Cannavaro comprobara la dureza de los palos del Camp Nou. En la semana en que se decide el futuro europeo del Barça, viene bien recordar que a este hombre le daba igual el alevín de la Rapitenca que el Milan. Porque él era del Barça, el equipo que juega a 50 metros del cementerio de Les Corts donde fue enterrado.
3 comentarios:
A Cristóbal le gustará saber que en este foro no considerábamos al Olympique el más fácil y al Liverpool el más difícil para ésos.
D.E.P
Parlant del sorteig, el regal que ens ha fet la sort del ManU-Inter és brutal
No conocía a la persona a la que aqui rindes homenaje pero me he emocionado sinceramente.
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