Visita el Barça el Vicente Calderón para jugar ante el Atlético que se siente un grande y vive en su fantasía. Su grandeza, sin embargo, es poco más que una patraña caduca, un mito que se fundamenta sobre tres patas: por una parte, su inigualable y emotiva exaltación de la derrota, por otra, el gusto por los finales cardíacos, las gestas imposibles y los desastres bíblicos, y por último la clase periodística de Madrid, que ama a este club sin mesura ni rubor.
Para una generación, el Atlético es el gran equipo de Aragonés que jugó una final de Copa de Europa y la perdió cruelmente. Para la siguiente, la chirigota de Gil, que en 17 años ganó tres Copas y una Liga pero malgastó millones tan generosamente que se ganó la simpatía de muchos y la consideración de tercer equipo de España.
Pero leyendas al margen, el Barça juega hoy contra un equipo que ha ganado sólo cuatro de los últimos 15 puntos en juego, que en los últimos ocho años ha tenido menos participación en Europa que el Mallorca, el Villarreal o el Getafe y que tiene menos aficionados que el Valencia o el Athletic de Bilbao. Hablando de leyendas: hubo una vez un centrocampista total, que barría el centro del campo con furia, movía el equipo con criterio y veía portería con facilidad.
Pobre Thiago. No quiso ser una estrella. Un fichaje perfecto para el entrañable Atleti, que no quiere ser grande.
3 comentarios:
Pobre Tronco...
Sí, tenté a la suerte y ya se sabe. Hugh Atleti Heffner nos ha regalado una de sus súpernoches de viagra.
Afortunadamente no marcó Motta...
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