"Ahora
te estás convirtiendo en un jodido irlandés. Los irlandeses llevan viviendo
desde hace mil doscientos años gracias exclusivamente a sus sueños de venganza.
Así me gusta, hermano".
Tom Wolfe, La hoguera de las vanidades
Así es. Nos mueve la venganza: los perros aterrorizan a los gatos, los viñedos miran con rencor a las tormentas, los peces detestan a los anzuelos y el Barça odia a La Banda. Por tantas cosas y tan antiguas; también por afrentas recientes, por esa victoria bochornosa de hace unos meses que CR Ceja elevó a la categoría de "exhibición", por esa maldita Supercopa que entregaron Valdés y los centrales.
Vuelve el partido que soñaron los futbolines con algunas certeza: tan humillados quedarán Sabi y Khedira como los centrales del Barça; por desgracia, las fechorías de Mascherano y su acompañante ocurrirán cerca del gol, mientras que a Khedira normalmente lo sonrojamos en medio campo. También sabemos que La Banda no quiere el balón, que a lo mejor durante 20 minutos le da por presionar arriba, que ya sólo es capaz de morder en Champions y cuando tiene enfrente una camiseta azulgrana, que pegarán cuanto les dejen y un poco más, que tienen considerables posibilidades de volver a engañar al mundo entero con un resultado favorable.
Para Messi, Xavi y compañía lo de esta noche es especial: un triunfo equivale a zanjar la Liga, a ruas y fanfarrias, pero esa es justamente la dificultad de un partido que el rival sabe que no puede perder. Hará falta mucho Camp Nou y mucha meiga azulgrana. Qué maravilloso saber que Rivaldo, el hacedor de milagros, llevará su amenaza a la grada. Qué bueno saber que anoche Ronaldinho, otro mago que vulgarizó a los blancos, estará pendiente del televisor tras una noche en que aunó genio y lágrimas.
Vuelve el partido que soñaron los futbolines con algunas certeza: tan humillados quedarán Sabi y Khedira como los centrales del Barça; por desgracia, las fechorías de Mascherano y su acompañante ocurrirán cerca del gol, mientras que a Khedira normalmente lo sonrojamos en medio campo. También sabemos que La Banda no quiere el balón, que a lo mejor durante 20 minutos le da por presionar arriba, que ya sólo es capaz de morder en Champions y cuando tiene enfrente una camiseta azulgrana, que pegarán cuanto les dejen y un poco más, que tienen considerables posibilidades de volver a engañar al mundo entero con un resultado favorable.
Para Messi, Xavi y compañía lo de esta noche es especial: un triunfo equivale a zanjar la Liga, a ruas y fanfarrias, pero esa es justamente la dificultad de un partido que el rival sabe que no puede perder. Hará falta mucho Camp Nou y mucha meiga azulgrana. Qué maravilloso saber que Rivaldo, el hacedor de milagros, llevará su amenaza a la grada. Qué bueno saber que anoche Ronaldinho, otro mago que vulgarizó a los blancos, estará pendiente del televisor tras una noche en que aunó genio y lágrimas.
Ante todo, suerte tenemos del Camp Nou, que jamás olvida que ésta es la más justa de las venganzas.
3 comentarios:
Quiera Leo que nos pongamos 2-0 arriba. Si eso ocurre, cualquier humillación es posible.
Esperem que el maillot groc i negre que portarà el biscaí Delgado Ferreiro no l'elevi a les actuacions salvatges de Beatrix Kiddo i el seu característic mallot del mateix color arbitral.
De l'àrbitre no en sé res. Em conformo amb què Mascherano faci un sol error salvatge i amb què marquem abans (no ho hem aconseguit en cinc dels darrers sis partits).
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