
viernes, 31 de diciembre de 2010
2010: Descanse en paz

sábado, 25 de diciembre de 2010
Ande, ande, ande, la marimorena
¿Qué otra cosa es la Navidad? Excesos, empachos, borracheras, jarana y cachondeo. Esta Caverna quisiera premiar su fidelidad con un regalo que nos trae un socio y abonado madridista de pro, de nombre maradoniano, lengua bífida y vocación de abrefosas. Tuvo lugar el pasado domingo, con la fea victoria (1-0) de la Banda de los Quincazos contra el Sevilla. Así li vio y así nos lo cuenta:
"Cristiano recibe, da unos toquecitos y pierde el balón. Pitada. Al rato pierde otro, sale el Sevilla jugando desde la defensa pero se la dan a Arbeloa. Éste no sabe qué hacer con esa cosa redonda que ve en sus pies y se la da a Cristiano, en fuera de juego por 10 metros porque no baja. Gran pitada. Loco perdido, presiona y consigue forzar un saque de banda. La grada le sigue pitando y se gira al respetable, empieza a pedir aplausos, a mandar callar y a hacer aspavientos. En la segunda parte, al primer balón que toca, recibe otra pitada con división de opiniones. La cosa se complicó en los banquillo y luego pasó desapercibido. Grande. La verdad es que el ruido de Mou tapa algunas cosas del Bernabéu increíbles. Ni una línea en la prensa".
No acaba aquí el humor que nos proporciona este Papa Noel blanco. En el mismo partido, oyó lo siguiente tras un fallo en el pase de Özil: “Claro, a éste, como es feo, le aplauden y le animan; a Guti como era guapo no le dejaban en paz”.
Amigos cavernarios, Feliz Navidad y no olviden que va a ser un gran año.
sábado, 18 de diciembre de 2010
Una de zombies

martes, 14 de diciembre de 2010
Elogio de los bajitos

domingo, 12 de diciembre de 2010
Los nunca vistos (V): Javi C.
jueves, 9 de diciembre de 2010
El pasado y el porvenir

lunes, 6 de diciembre de 2010
El podio

jueves, 2 de diciembre de 2010
Un paseo por la felicidad (y IV): Toco y me voy

martes, 30 de noviembre de 2010
Un paseo por la felicidad (III): Así lo vio el mundo

Pero no sueñen con que este hombre feliz que teclea se tome la molestia para aburrirles tan soberanemente: con todos ustede, Inda el magnífico, director de Marca, autor de una página el día del partido en que señalaba, profeta, a Casillas como factor clave del choque. Éstas son sus perlas:
"(...)Madrid y Barça, Barça y Madrid, tanto monta, monta tanto, ocupan sin discusión el número 1 ex aequo del imaginario futbolístico universal"
"(...)En uno y otro banquillo se sienten el entrenador número 1 (Mourinho) y el número 2 (Pep Guardiola)".
"Si anda [Casillas] como últimamente me da que hoy a las once menos cuarto de la noche Mou se pondrá a dar saltos como un loco"."Di María es una bala que además mete unas asistencias de padre y muy señor mío. Ozil va para estrella y de las buenas en este invento, recordando por instantes al gulliveriano Zizou. Y Khedira es un gregario de lujo que es como Dios porque está en todas partes".
Y mis tres favoritas, ojo:"(...)El Barça depende mucho más de Messi que el Madrid de Ronaldo".
"Xavi e Iniesta no son ninguna broma".
"Atrás vencen y convencen los de la Casa Blanca. Y por goleada".
Efectivamente, el artículo ya está enmarcado. Madridesque.
Un paseo por la felicidad (II): Fundación Khedira

Un paseo por la felicidad (I): Yo estuve ahí

viernes, 26 de noviembre de 2010
Por qué ganar

martes, 23 de noviembre de 2010
El poder de la mandíbula (y II)

lunes, 22 de noviembre de 2010
Abuso

miércoles, 17 de noviembre de 2010
"Tampoco lo es menos"

lunes, 15 de noviembre de 2010
Barbarroja

miércoles, 10 de noviembre de 2010
El encuentro

lunes, 8 de noviembre de 2010
Las nuevas religiones

En otra ocasión les presentaré a Martine Segalen y sus indagaciones sobre los ritos contemporáneos y el papel de las religiones de hoy. Pero hoy padezco un feroz ataque de albinofobia motivada por la irrupción de Ratzinger en la Sagrada Família y el consiguiente estado de sitio de esta ciudad.
Hubo un tiempo feliz en que a los turistas qu visitaban la ciudad les decían: "Esto es Barcelona. Tenemos la Sagrada Família y a Rivaldo". Luego, en época de miseria moral, la cosa mutaba y presumíamos de la obra de Gaudí y de Riquelme. El caso es que ayer llegó el jefe de un Estado involucionista al templo para convertirlo en basílica (¿?) y hubo una serie de asuntos que me recordaron lo íntimamente ligados que están fútbol y religión:
-La estrambótica acción protagonizada por Ratzinger con el edificio se denomina, en terminología vaticana, "dedicar". Un irreverente periodista de esta ciudad ha especulado a este respecto con la posibilidad de que el Baba dedicara un gol a lo Bebeto... Sería un auténtico festival humorístico.
-Según los mismos cambios léxicos, los cardenales ya no se nombran; ahora se hacen. Y eso, sí señor, también es plenamente balompédico.
-Resulta que Luis es, en latín, Aloiusius. Un motivo más para compadecer al pobre Aloisio, ese defensa fallido, que bien podría haberse llamado Luizao.
A pesar de estas chanzas, la Iglesia no merece ser comparada con el fútbol. Sobre todo porque este deporte abre los brazos a todos, no sólo a los ultras fundamentalistas -que también-.
'Bonus track': Un amigo trató durante medio año de dilucidar cuál de las grandes cervezas portuguesas -Sagres y Superbock- es la mejor. Estoy muy de acuerdo con el veredicto.
sábado, 6 de noviembre de 2010
De buena madera

Escribió Johan Vader, y escribió bien, que pocas cosas en el fútbol son tan espectaculares como un buen lanzamiento al poste -o puestos a elegir, al larguero, con botecito posterior sobre la línea de cal, o mejor aún, esta barbaridad de Villa cuando el secuestro-. Ocurre que tras 14 partidos, entre el asesino, Messi, Pedro, Bojan y compañía suman ya 15 palos. Lejos de lamentar esta suerte, habría que reivindicarla.
"Tocar madera" ha sido tradicionalmente un canto a la buena suerte y "ser de buena madera" habla bien de uno. En lo futbolero, esos balones que lamen la gloria evocan a esos besos comisureros, a esos bailes estrechos y no culminados, a la gozosa e insatisfecha calentura. Además, los postes también tienen un algo de lúdico que nunca está demás en este juego de adultos.
Si este pobre argumentario no les convence, piensen en la final de los palos cuadrados y en Berna. Cuatro postes, incluyendo uno doble de Kubala. Si Laszi sobrevivió a eso, habrá que dejarse de lamentos estúpidos. Porque nada como un buen palitroque para animar un partido soporífero.
miércoles, 3 de noviembre de 2010
Gente dura

lunes, 1 de noviembre de 2010
'Waterboarding' sabatino

miércoles, 27 de octubre de 2010
Ceuta existe
jueves, 21 de octubre de 2010
Éric y el gol

lunes, 18 de octubre de 2010
Miedo y asco en Can Barça

domingo, 17 de octubre de 2010
Pajarito

martes, 12 de octubre de 2010
Los nunca vistos (IV): Miquel Àngel S.

Su reinado comenzó en algún momento de 1987 tras varios meses de perder el tiempo jugando en el patio del colegio a cochecitos. Acababa de cumplir siete años y decidió ponerse de defensa. Sacaba cabeza y media al resto de jugadores y su superioridad física era insultante. Era rápido, técnico y entendía el juego. Pero sobre todo, chutaba durísimo.
Miquel Àngel es recordado por quienes jugaron con él por sus terroríficos pelotazos. En un tiempo en que llorar en el campo no estaba mal visto, a menudo provocaba episodios de lágrimas y engorrosas interrupciones por parte de los árbitros-profesores. Probablemente gracias a él aquella generación aguzó su creatividad a la hora de emplear palabras como caqui, cañardo o pepi. La cuestión es que llegó a legislarse contra el mozo y en aquellos caóticos partidillos se prohibió chutar con la puntera como medida desesperada para salvar algún que otro morro. (Esta norma era de difícil aplicación y fuente habitual de conflictos; con el tiempo resulta extraño que no hubiera manifestaciones de repulsa contra una regla diseñada ad hoc para perjudicar a nuestro equipo).
Así pues, aquella quinta de alumnos de los Salesianos supo desde su más tierna infancia que el tamaño importa, sobre todo cuando se trataba de jugar contra B, o incluso a la hora de desafiar la cosmogonía vigente y ganar a los más mayores: uno jugaba sabiendo que tenía a Hércules de su lado. Pero más importante fue que esos niños de bata roja aprendieron que el fútbol puede ser doloroso, algo a lo que se podía tener miedo. A eso ayudaron decisivamente los zapatastros que lucía nuestro protagonista: una suerte de zuecos asesinos que con el tiempo hemos visto hermanados con las extemporáneas chirucas.
A pesar de que siguió creciendo -a día de hoy sólo Piqué sería más alto que él de entre los centrales del Barça-, su juego cayó poco a poco. Su declive fue lento, lo bastante como para que cuando llegaron los obuses de Koeman, a nosotros nos sorprendiera lo justo. De hecho, los de aquella quinta nunca sintieron demasiada predilección por los chuts lejanos, les parecía algo rupestre y sencillo. Si Miquel Àngel no llegó a nada en el fútbol fue por su carácter bonachón. O porque no le gustaba lo bastante, o porque se desarrolló hacia placeres más dionisíacos y menos legales incluso que sus cañardos.
Años después, Miquel Àngel juega raramente a fútbol. Por algún extraño motivo, ya no chuta fuerte, ni da miedo: aquel monstruo mitológico se quedó en las aulas de Primaria. Pero de haber llegado a la elite, no tengan duda de que las quinceañeras de este país se lo habrían comido. Quién sabe si habría sido el primer profesional de nuestros tiempos en someterse a tratamientos de mercurio.
miércoles, 6 de octubre de 2010
Hijos de Vinnie

lunes, 4 de octubre de 2010
El hogar

jueves, 30 de septiembre de 2010
Elogio de la claustrofobia

domingo, 26 de septiembre de 2010
¿Es posible?

jueves, 23 de septiembre de 2010
Edipo lleva el siete

lunes, 20 de septiembre de 2010
El falso martirio

"En un solo relicario, el que hay debajo de la columna de pórfido en el foro de Constantino, se guardaban los santos clavos de la crucifixión, el hacha con que Noé construyó el arca y el dodekathronon, los doce cestos en que se recogieron los panes y los peces que sobraron después de alimentar a cinco mil personas, y que había redescubierto milagrosamente la emperatriz Helena cerca del Mar de Galilea. En otros lugares de la ciudad podían encontrarse la corona de espinas, la cabeza de Juan Bautista (con cabello y barba, según una fuente), los cuerpos de casi todos los inocentes asesinados por el rey Herodes y grandes trozos de la verdadera Cruz".
Desde el monte santo, William Dalrymple
Con estas palabras describe este muy recomendable libro la sublimación de la mercadotecnia religiosa que se vivía en Constantinopla allá por el siglo VI. El cristianismo era entonces imperante, incuestionable, un dogma. Ustedes me sabrán perdonar, pero saco esto a colación tras la cascada de críticas, insultos e indignadas soflamas por el juego limpio y contra Ujfalusi que se han sucedido en las últimas horas.
De un tiempo a esta parte se ha impuesto en la España mojigata y bienpensante la insólita idea de que el fútbol de alta competición debe ejercer de complemento a los colegios, la Biblia y la Formación del Espíritu Nacional. Se repite que el fútbol de Primera debe dar ejemplo y valores a los niños, como si los jugadores no usaran tacos, como si les hubieran lijado los codos y cortado las lenguas. Esta nueva Constantinopla repudia los escupitajos, censura los insultos y pide pena capital contra las entradas duras.
El fútbol nunca fue eso. Este deporte es un simulacro bélico en que los profesionales juegan para ganar, no para agradar al Dalai Lama ni para complacer a las Hermanitas de la Caridad.
Pero bajemos a los fangos y comentemos la escena del crimen. La entrada fue abajo, sobre el pie. Si llega a ser cinco centímetros más arriba, le rompe el peroné. Pero fue abajo, sinónimo inequívoco de que una entrada es noble o, cuanto menos, de que no es un intento de asesinato. Bien puede interpretarse que Ujfalusi, retratado cada vez que ha jugado en los dos últimos años contra el Barça, llegó tarde. Lo mismo le pasó en esta ocasión, en que cometió penalti sobre la Bestia Parda. El caso es que el tronco checo, que se ha disculpado, vio la roja, cosa justa y castigo suficiente.
Hagamos aún una última lectura sobre esta acción fortuita de este deporte de contacto que tan poco se parece al ajedrez o al tenis: en las dos últimas temporadas, Messi le ha hecho al Pateti un buen puñado de hijoputeces: forzó un penalti y le metió siete goles. ¿No basta con esa venganza?
Nuestra Bestia Parda estará 15 días de baja, sí. Un atentado al fútbol, sí. Pero no lloren, no se rasguen las vestiduras. Tampoco se rebajen rebuscando entre las reliquias de Constantinopla el tobillo de Messi. Dejen, mejor, que sea él quien clame al cielo. Lo hará con el balón en los pies en el partido de vuelta. Promete ser apocalíptico.
domingo, 19 de septiembre de 2010
Misterios insondables

miércoles, 15 de septiembre de 2010
El Gamper ya no es lo que era
