El Barça de las seis copas: el pepino de Iniesta, la brutal profanación del Bernabéu, la masacre del Athletic en la final de Copa y de nuevo en la Supercopa, el vuelo de Messi en Roma, ese milagro llamado Pedro, la fanática remontada de Abu Dhabi. La historia del fútbol ha escrito uno de sus capítulos más gruesos este año de la mano de Guardiola y una generación de cracks posiblemente irrepetible, tanto que cuesta pasar balance y elegir un solo momento en este año increíble.
Estos doce meses, afortunadamente para el barcelonismo, llegan más allá de las estadísticas, los palmarés y los libros de récords. Alcanzan a la esencia misma del escudo azulgrana, ese pedazo de tela en las camisetas que resumía el derrotismo, las luchas cainitas, la resignación de décadas. Generaciones de culés crecieron envidiando el gen ganador del Madrí, que Camacho explicó sabiamente en cierta ocasión: “Cuando perdíamos, era como si nos hubieran robado algo”.
Este Barça, como continuador del de Cruyff, y el de Robson y Van Gaal, y del de Rijkaard, será un faro para los nuevos talentos de La Masia que suban al primer equipo y para los fichajes exóticos que lleguen en el futuro a Aristides Mallol. La era de los Rexachs, en que era posible ser el emblema de un equipo sin ganar nada en lustros con la puta excusa de los árbitros, ya es pasado. La referencia son Valdés, Xavi, Iniesta, coleccionistas de Champions. El tiempo de los mercenarios como el Cruyff jugador o Schuster también terminó: la excelencia y el arte ya no valen si no vienen acompañadas de títulos, gloria a Eto’o en el recuerdo, que ganó, ganó y ganó.
Pero sobre todo, se acabó aquel conformismo, aquel pensar en las temporadas que están por venir, en los mercados de fichajes redentores. Ahora son los jugadores azulgrana quienes sentirán que les han robado algo cuando no ganan. ¿Qué ha sido del miedo? Entrevista a Casillas hace dos semanas: “Si es para perder contra el Barça, prefiero que nos eliminen antes de la final del Bernabéu”.
Recordemos el 2009, el año que lo cambió todo.
6 comentarios:
O casi todo:
Acabo de leer este comentario a modo de ¡justificacion! por la inocentada del as en la columna de Frayrelaño, Director:
"...Nota bene. Lo de Ovrebo era la broma de nuestra edición de ayer, día 28. Sólo queríamos desempolvar su recuerdo en estos días de tantos nombramientos de mejores del año en esto o lo otro."
Ha cambiado, es verdad, el que sean ellos los que hablen de los árbitros... constantemente! Pero no el jesuitismo amargado e hipócrita de algunos meadores de colonia.
Viva el Villarato!
I el millor encara ha d'arribar. Al temps.
felicitats als cules.
manolo el del bombo.
Una altra cosa bona, boníssima: la quantitat d'ocasions que fallen els rivals contra el Barça. És la por escènica, o la sort del campió.
o és que Valdés no és tan dolent com diuen alguns cecs, madridistes, o les dues coses alhora.
Jo diria que Valdés ajuda, però hi ha com un respecte reverencial al Barça, l'altre dia van fallar unes quantes on el nostre porteràs no va tenir res a veure.
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