Pero ocurre que el más perjudicado ante la situación creada no es La Bestia Parda, que por siempre jamás tendrá gloria y riquezas. No. El que ha quedado en una situación incómoda es el pueblo barcelonista. Delicada cuestión. ¿Qué hacer, decir y pensar ante la aparición de esta molesta mancha en la túnica de dios?
Ya saben que España es un divertido lugar donde uno de cada cinco negocios se perpetran en las tinieblas. Como consecuencia de ello, se dejan de recaudar cada año más de 80.000 millones de euros, algo así como el 22% de nuestro PIB. Pero estos números no nos indignan, pues somos gente comprensiva: bien lo aprendió Cervantes, que sufrió en sus carnes el atávico odio al recaudador de impuestos. Como somos los mismos de hace cuatro siglos, lo público sigue bajo sospecha y es tan bonita la picaresca que hasta recitamos el Lazarillo en las barras de las discotecas.
Además, resulta que somos mamíferos primitivos y pretendemos tener para nosotros unas leyes distintas a las del imbécil del cuarto segunda. En consecuencia, nuestras miserias nos parecen justificables mientras que las de nuestros enemigos son abominables; baste ver cómo reaccionamos de distinta forma a idénticos atropellos en función del partido político del que proceden.
Y así llegamos a nosotros, la turba azulgrana. Nuestra miopía moral alcanza cotas únicas cuando se trata de nuestros héroes. Seamos claros: a Messi se lo perdonaríamos todo. Cuando decimos todo, es todo, y no enumeraremos a qué nos referimos porque ya conocemos las profundidades del alma futbolera. La felicidad que Messi nos ha regalado en vida es demasiado grande. Seamos honestos: si La Bestia Parda se marcara mañana un Lola Flores y pidiera 100 euros a cada culé, el crowdfunding resultaría un éxito tan sideral como vergonzante a los ojos del mundo civilizado.
Presunto y complicado, sí. Porque el caso Messi nos recuerda, en definitiva, que la vida, la de verdad, comparte espacio físico, temporal y moral con el fútbol. Qué pesadez. Por gente como Messi, igual que antes con Stoichkov o Ronaldinho, todos querríamos recrear el Nápoles de Maradona y hacer de éste un lugar de culto donde todo orden quedara sometido a la figura del genio.
Presunto y feo, porque al oír Me-ssi se nos antoja abrir la boca, fijar la vista en el diez, olvidar al mundo y creer que todo es posible. Nadie escucha ese bisílabo deseoso de filosofar sobre la equidad de la justicia y el regreso del medievo que ven nuestros días.
Presunto y lamentable, porque el asunto mete a un adulto en nuestro mundo de niños.
Presunto y fatal, en suma, porque quedamos en el irresoluble trance de ser presuntos ciudadanos o presuntos culés.
8 comentarios:
PD. Los veranos de los años impares, ese castigo de los dioses.
Les paràboles i hipèrboles amanides amb "tinto de verano" fan olor de socarrim Albert, l'article no s'aguanta per enlloc, igual que la teva tesi ... ¿què ens estàs intentant amagar? :)))
100 euros? Collons, avans català que culer. 99 potser.
La cara del argentino entre el público es una gozada
Si Puyol hace el despeje de Thiago Silva en el gol de Cavani estoy oyéndolo durante un año.
O Piqué el penalty de David Luiz.
Brasil es el horror del fútbol. ¡Qué coñazo!
I si Pedro fa el partit que va fer ahir Neymar, el posen a la venda.
De totes maneres, el que més por em fa és Scolari...
Thiago Silva es salvajemente bueno. Exageradamente. Su velludo compañero tampoco es malo, recordemos de qué nivel partimos.
Y a Neymar sólo le pido una cosa este verano: que encare al campeón del mundo de póker aunque sólo sea una vez para que podamos recibirle en El Prat con pancartas de "con Puyol, Bartra, Mascherano y yo estamos cubiertos".
...en serio que Scolari agrada a la cúpula cràpula?
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