domingo, 27 de febrero de 2011

El asesino reinventado

Hablemos hoy de nuestro asesino, el único de la plantilla del Barça a quien sólo se mide por sus goles. A su llegada hablamos de él como un asesino en serie y hace unas semanas, con nuestra habitual precisión, le acusamos de pertenecer al hare krishna. Es momento de recapitular.
Algún barcelonista lleva meses esperando de él un mínimo de puntería y algo de arte. Lo segundo ha llegado con cuentagotas -golazos al Sporting y al Sevilla- y de lo primero, él mismo ha admitido que no está fino; parece sufrir una suerte de maldición desde que amenazó con superar a Baúl en la selección española.
A los que esperábamos encontrar en él a un ariete capaz de meter cuarenta goles al año nos toca resignarnos. Ya no es ese jugador: ahora es un atacante lo bastante inteligente como para abandonar el eje del ataque sin hundirse en la miseria, un tío que encaja en el intrincado mecanismo táctico de Guardiola, alguien que ya iguala a Ibra. Además, ha asumido sin dramas que está jugando al lado del más grande y que le toca vivir a su sombra. Esa pues, un acierto rotundo pese a sus fallos.
Su polivalencia táctica y su humildad para jugar a ser Giuly nos recuerdan que el mítico asesino Al Neri comenzó como policía y tuvo después que hacer todo tipo de tareas domésticas para los Corleone, incluyendo, cómo no, sus encargos especiales. Fue así, tras adaptarse a todo, como se convirtió en el mejor aliado del Don.

viernes, 18 de febrero de 2011

Yin, yang

"Mourinho, de ideario cercano al fascismo (cuenta Radio Macuto que en su club se le ha prohibido, por contrato, hablar de política) recibió de su padre, colaborador entusiasta de la dictadura fascista de Salazar, su ideario político y religioso. Y lo conserva, que para eso es conservador".
Leí la pasada semana estas palabras de Manuel Saco en Público. Fan como soy de los Guardiola facts, la frivolidad de este opinador me hizo pensar sobre el linchamiento continuado que padece el portugués -algo cafre, es cierto- frente a la constante adoración de que es objeto Gandhi, cuya última proeza hemos conocido hoy: se reunió la pasada semana con el conseller de Cultura, que quería pedirle que colabore con el flamante Govern de centroderecha. Dice el gobernante: "Le encontré con una actitud tal y como es él, una de las personas más encantadoras y con la cabeza mejor amueblada de nuestro país".
Sumido en esta terrorífica meditación, he caído que en los últimos diez días, ambos se han referido a las virtudes creadoras del miedo. "Para ganar debemos tener miedo", dice Guardiola. "Soy un católico profundo, creo mucho. Creo en su poder, en su justicia y por eso tengo miedo", añade Mourinho. Y resulta que ambos, en este preciso momento histórico de desempleo, miseria y recesión, se dedican a anunciar bancos, de aquí y de allí.
No negaremos que son dos personajes que se muestran de distinta manera al mundo. Aun así, en esencia son dos obsesos, dos sufridores. Lo acreditan sus números y lo que cuentan quienes trabajan con ellos. No parece lógico que uno encarne el mal absoluto y el otro sea candidato a todos los Nobel. Algo falla, ¿no creen? Tal vez pertenecen a una misma cosa, a ese Olimpo de vanidades de la alta competición.
Trataré de no ahondar en ciertas ambigüedades peligrosas en el futuro. Disculpen el estrambote. Es fruto de esta noche de invierno.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Hornby estará ahí

Y dijo así El Guardián del Manicomio:
"No quiero tener que cuidar de nadie mentras esté en un partido de fútbol; mejor dicho, no soy capaz de cuidar de nadie mientras esté en un partido de fútbol. Ahora mismo estoy escribiendo cuando faltan unas nueve horas para que el Arsenal se enfrente al Benfica en un partido valedero para la Copa de Europa. Es el encuentro más importante que se disputará en Highbury desde hace años, y mi compañera irá conmigo. ¿Qué pasará si le da un patatús? ¿Tendré la decencia, la madurez, el sentido común de cerciorarme de que reciba las debidas atenciones médicas? ¿O me dará por apartarla a un lado para seguir gritándole al linier, con la esperanza de que todavía respire al término de los 90 minutos, dando por sentado, ojo, que no será necesario jugar una prórroga ni llegar a los penaltis?
(A decir verdad, soy yo el que ha estado a punto de desmayarse en unas cuantas ocasiones, sobre todo cuando la tensión acumulada en los últimos cinco minutos de una eliminatoria de Copa me oprime el pecho y dificulta el riego sanguíneo de mi cerebro, caso de que eso sea fisiológicamente posible; a veces cuando marca el Arsenal veo literalmente estrellas –bueno, veo pequeños estallidos de luz-, y dudo mucho de que eso sea señal de una gran robustez física)".
Y aquí le deseamos suerte y que se tape, que será una noche gélida en Londres.

lunes, 14 de febrero de 2011

El primer posmoderno

Ronaldo tuvo los millones, los títulos, la gloria. Lo tuvo todo excepto un detalle al que renunció: el cariño del mundo del fútbol. Primero dejó al barcelonismo interruptus, después se rompió en el Inter para ejecutar la traición más vergonzosa de la historia del fútbol cogiendo el camino del Cuernabéu y completó el horror fichando por el Milan.
La saña con que trató a tantas aficiones fue tal que ayer, con su adiós y sus consabidas lágrimas, estuvo solo. Solo porque nunca buscó el cariño de nadie, solo por su fugacidad, solo también por plagiarle a Platini su frase más famosa. Pocos sintieron otra cosa que no fuera indiferencia ante el primer jugador del siglo XXI, el posmoderno del balón, la marioneta infernal.
Tuvo los millones, los títulos y la gloria. Ayer lloró en solitario.

viernes, 11 de febrero de 2011

El caso Alves

Nuestro gremlin hiperactivo anda cabreado. Dicen que aspira a cobrar seis millones de euros* y equipararse a Xavi, Villa o Iniesta. Que no se conforma con percibir lo que Piqué, Puyol o Valdés. El problema, claro, es que juega alejado de la famosa T, de la columna del equipo. Y ya se sabe que un portero, un central o un medio centro es más importante que un humilde lateral.
El problema es que Alves se vacía tanto que podría reivindicar que en realidad es un extremo o un cerebro: sólo Messi da más asistencias que él, que iguala a Xavi en este apartado. En segundo lugar, es escandaloso ver que Villa cobra tantísimo –hablaremos en otra ocasión de nuestro asesino en serie y de sus nuevos amigos- habiendo dado tan poco a un equipo que lo ganó todo con el thermomix brasileño derrochando calidad y entrega en la posición de dos. Por no hablar de lo de Puyol, que también lo ha ganado todo y se ha vaciado, pero que provoca dolores de córnea a las multitudes cada vez que se ve en el trance de acomodar el cuerpo para impactar la pelotita con el interior del pie.
En fin, las reivindicaciones de Alves nos parecen aquí absolutamente legítimas, más después de la época del Lapotrismo, en que cada renovación era una fiesta. En el fondo del asunto subyace una cuestión interesante: este Barça seguiría ganando aunque perdiera al mejor lateral del mundo. Sería menos excelso, pero ganaría igual. Pero si se aplica ese criterio, seamos honestos: tampoco Villa, Iniesta, Puyol o Valdés son imprescindibles. ¿Renunciarían ustedes a alguno de ellos?
*Un consejo sobre los ingresos de los futbolistas del Barça: no se crean nada, todos mienten a la baja.

martes, 8 de febrero de 2011

Perseverar

Aquel equipo de colegio iba de rojo. Participaba en la Liga escolar, sinónimo de una competición donde los gordos, los malos, los negados, todos tenían su ración de minutos. El entrenador no sabía nada en absoluto de fútbol sala, nada, pero se sacaba unos dineros. Los únicos espectadores que seguían sus partidos eran padres buenistas, o gente temerosa de la vida familiar y sabatina. Ganar contaba, sí, pero de aquella manera.
No ayudaban a la competición unos esos árbitros no federados, con auténticos problemas de visión y que en ningún caso habían jugado a fútbol. En el vestuario no había problemas, salvo por aquellos hermanos que se sentían los Laudrup. Nadie cobraba un duro, por supuesto, y cada cual se lavaba su equipación en casa. De vez en cuando había que jugar con unos petos sucios de meses que habrían impresionado por su hedor hasta a un caballo.
Con el tiempo, conocí aquella otra casa, lujosa, con preparadores físicos, fisioterapeutas, ayudantes. El entrenador era un cabestro, en este caso uno que obtenía una íntima satisfacción insultando a los adolescentes que éramos. Los minutos se ganaban con sudor y también con entradas duras en los entrenamientos, había viajes, un montón de ropa de marca que lavaban en el club y la mayoría de jugadores cobraban. Pero el fútbol sala seguía siendo una cosa cutre y eso lo impregnaba todo; la pista en que jugábamos ya no era de cemento pero tenía nombre de prostíbulo (El Picadero). La delincuencia lo impregnó todo. Se formaron bandos en el vestuario, había jugadores que nunca jamás pasaban el balón a determinada gente, había insultos y piques y-lo más maravilloso- había por lo menos tres energúmenos que robaban a sus propios compañeros. Chancletas de ducha, toallas, bambas, nada escapaba a su inquina.
En aquella época entrenábamos en una pista dura, apodada Siberia, junto al Camp Nou. Los cazadores de autógrafos nos veían y lógicamente nos ignoraban, al acabar no era raro que alguien saltara la verja y corriera hacia el metro por miedo a quedarse tirado. Todo bastante cutre, lejos de la élite todo lo es.
Han pasado tres lustros de aquel equipito que iba de rojo y resulta que el Bosco Rocafort, tras una decena de ascensos, juega en Nacional B. Es, agárrense, el segundo mejor equipo de los miles de ellos que hay en la ciudad de Barcelona. Por delante sólo tiene al Barça, que juega en División de Honor y que ganó este fin de semana el primer título de su historia. Nada mal para un club en que no hace tanto la gente se robaba las chancletas en el vestuario.
Hoy, cuando se cumplen tres años de la creación de este rincón, quería rememorar todo eso. Porque a pesar de todo, hay que perseverar.

domingo, 6 de febrero de 2011

Los récords y la gloria

¿Qué demonios mueve a Messi? Ésa es la gran pregunta del mundo del fútbol. Al final del partido se fue al vestuario botando el balón con que había metido su cuarto hat trick de la temporada con infantil concentración. El esférico es su vida, está claro. Pero, ¿qué le mueve? Uno puede llegar a entender que sea capaz de conectar el que es posiblemente el mejor cabezazo que hemos visto esta temporada. O que por primera vez en su vida se permita sonreír durante el partido. Pero lo que le hizo a Agüero, eso escapa a todo lo visto hasta ahora. ¿Qué mueve a la Bestia Parda? ¿Qué arrastra a este equipo contra los récords y la historia? Una compulsión animal, una sed de siglos. Así imaginó Barrett a Jack el Destripador, y así vale la pena recogerlo; tal vez hallemos algunas respuestas:
Después de haber degollado a su víctima, le arrancó los pezones y le abrió el vientre. Le sorprendí en esta última ocupación.
-¿Por qué hace usted eso? -le pregunté.
Levantó sus ojos, estragados de literatura, y me contestó:
-¡Por la gloria!