martes, 28 de junio de 2011

El 29 de diciembre de 2006 publiqué este homenaje a Belletti en El Mundo. Ahora anuncia su adiós al fútbol y todo tributo es poco. Su nombre irá siempre ligado a un gol, a un instante en que fuimos felices y nos convenció de que pese a todo, seguíamos siendo grandes.
El año Juliano
Es en la última escena cuando la heroína rubia se enfrenta a su verdugo. Le derrota mediante la técnica de Los cinco puntos de presión para hacer explotar un corazón. Al malvado Bill sólo le queda dar unos pasos sobre el césped antes de caer muerto.
El guión iba a repetirse a las 22.18 horas del 17 de mayo a la vista de medio mundo. Una veintena de deportistas bregaban bajo la lluvia en un campo de fútbol al norte de Francia. Era el ocaso del choque cuando uno de ellos decidió buscar la gloria.
Recogió un rechace y metió un balón profundo a Larsson. Avanzó unos metros, con ese trote elástico tan suyo. Dudó. Repentinamente, su instinto le ordenó lanzar un desmarque por detrás de Ljunberg. Mientras aceleraba, vio cómo Larsson salía del área para devolverle el cuero con el interior del pie izquierdo. Una sucesión cósmica de frustraciones acababa de desencadenarse.
El rapidísimo Cole no alcanzó el balón por un maldito milímetro. Hincó la rodilla justo para ver cómo un futbolista con perfil de contrabandista se disponía a recibir en el corazón del área. Mientras el esférico rodaba, el lateral inglés no sospechaba que el nombre de Juliano Belletti estaba a punto de instalarse para siempre en su memoria.
Y eso que Belletti era sólo el gafe en un equipo de campeones. Si había que dar una hostia, ahí estaba él. Cuando insultaba al rival, le cazaban las cámaras. Un día en que superó a todos en un juego de puntería, aquello resultó ser un entrenamiento y nadie supo de su gesta. Y para colmo, en dos años en el Barça no había marcado ni un triste gol, con una sola excepción: batió a Valdés en la eliminatoria contra el Chelsea de la campaña 2004-2005.
El control se le fue largo. Fueron las cinco zancadas más importantes de su vida, tratando de mantener ángulo para chutar pese a la embestida de Flamini. Cuando llegó el disparo, el defensor se estiró al máximo. Los tacos de su bota izquierda presintieron el balón, conocieron su veneno, pero no alcanzaron a tocarlo.
Eran las 22.18 horas cuando la pelota impactó en el gemelo de Almunia -que se maldeciría la pantorrilla por siempre jamás- antes de besar la red. El juego más democrático del mundo acababa de llamar a Belletti, como haría después con Materazzi o Cannavaro, entre sus elegidos. Era el instante soñado de todos los niños culés: un gol que valía una Champions. En la grada del Stade de France, el padre y el hijo del dos azulgrana le vieron cubrirse los ojos con ambas manos para llorar bajo el chubasco.
Y Belletti, como el villano que inventó Tarantino, gozó de una muerte poética. Pudo dar uno, dos, y hasta tres pasos, antes de caer fulminado sobre el césped. Junto a él se tendió el mejor futbolista del mundo para susurrarle unas palabras milagrosas: «Te lo mereces, te lo mereces».
Tras la piña, acallados los llantos de sus compañeros, Belletti quedó solo ante la historia. Contra toda lógica, pudo levantarse y volver a andar.

lunes, 27 de junio de 2011

Las notas (y III). La sombra de Dios.

No debe ser sencillo jugar a su lado. No fue fácil para el Zumbado'o, ni Cabralocavic, ni Henry, ni ahora Villa. Muchos asumen como un mal necesario que el segundo delantero del Barça asuma un rol discreto, casi triste. Pero son gente que cobra como estrellas mundiales y hay que pedirles mucho más. No puede ser que vivamos con el horror de saber que algún día Messi se lesionará ni que año tras año, la delantera sea la línea que más necesita reforzarse.
Hoy, justo el día en que se publica que el Chelsea ha ofrecido 30 millones por Villa, hay que decirlo: no necesitamos goleadores puros, tenemos al mejor; necesitamos clonar a Pedro, especialistas en el desmarque, tíos con desborde y olfato. Rossi, sí, y Alexis, por qué no, y Kiko Femenía, dale. Pero basta de nueves que no saben hacer otra cosa que rematar.
Pedro. 9'5. Supersónico. Marcó a La Banda en semis y al United en la final con dos exhibiciones de lo que es su fútbol: desmarque y remate ajustado. Así de fácil y así de difícil encontrar otro como él. Si hubiera que ficharlo, qué pastizal pagaríamos, y qué gustosamente.
Jeffren. 5. Indescifrable. No es un aprobado, es un reconocimiento eterno al quinto gol a La Banda el pasado diciembre. Aún no tenemos ni pajolera idea de qué idioma habla ni de qué hay que hacer para que se lesione menos y se lo crea más. Larga y prolija vida por esos mundos de Dios a esta reedición de Iván Iglesias.
Messi. 10. Orgiástico. 77 goles llevan su firma. Masacró a La Banda y al United. Hay que admitir, vistos Romário, Ronaldo, Rivaldo o Ronaldinho, que nunca imaginamos una cosa igual. Marcó en el Bernabéu seguramente el mejor gol del año azulgrana -sí el de seis contra uno, mierda pa cada uno-, pero en este rincón de perversión nos quedamos con éste que pudo ser y no fue.
Ojalá siga con ganas de hacer de este mundo un lugar mejor.
Bojan. 4. Depresivo. No tuvo suerte, sobre todo con su lesión de abril, cuando peor estaba Villa. Pero ha vuelto a demostrar que nunca aprendió a desenvolverse lejos del área. Ojalá comprenda en Roma que la gente que sonríe es siempre un bien preciado en cualquier vestuario.
Villa. 8. Desubicado. El primer día alguien le dijo que no compitiera con Messi a goles, porque era imposible. A pesar de ello, todo el año se le ha visto algo desubicado, como si no pudiera creerse su rol como extremo en este equipo. Ha hecho un año digno, con momentos de psicópata, con golazos al Sevilla y el Sporting, con un papel estelar en el 5-0 y esta curva asesina en el partido más grande.
Afellay. 6. Querido. Asistió a Messi en el Cuernabéu y sus compañeros le adoran. Sólo por eso, es bienvenido. Este año no lo tendrá fácil: Guardiola busca uno o dos jugadores para complicarles la vida a él y a Villa. Y debe exigirse mucho más: con lo que corre, no estaría de más que desbordara la mitad que Iniesta.

jueves, 23 de junio de 2011

La pesadilla de Scarone

Imaginen a un chico que se pasa la infancia dedicando tres horas de coche diarias para irse al Barça a competir con los mejores de su generación. Imagínenle durmiendo, encajonado en el asiento de atrás, horas, días, semanas. Ahora imagínenle imponiéndose a todos, siendo el mejor año tras año, ganando títulos con goles increíbles. Se corre la voz: llega otro fenómeno.
Imagínenle en 2008, con 17 años, llegando a un vestuario de superestrellas agotadas para convertirse, para una prensa caníbal y ansiosa, en el salvador del equipo. Imagínenle en esas portadas cuando en el instituto sus compañeros le piden el autógrafo de Ronaldinho. Sigamos con esta ficción. Imaginen que el chaval, ojos de Bambi, se ilusiona un día con esas portadas y las lleva al vestuario para que sus compañeros las firmen. Tras el entreno, están calcinadas. Descubre así lo que es el fútbol y lo que puede llegar a ser un vestuario.
Imaginen que un buen día es objeto de un rito de iniciación inconfesable por parte de los compañeros. Imaginen que la historia llega a oídos del padre de la criatura, empleado del club. Éste monta una escandalera. Los veteranos le ponen la cruz al niño. Para entonces, las expectativas del entorno del chaval ya se han disparado al infinito. También su orgullo: nadie se extrañará de la negativa a bajar al B, donde un tal Guardiola toma nota.
A pesar del shock de la suplencia, de una cierta marginación y de su nula capacidad para abandonar el eje del ataque, Bojan sigue anotando. Marca en finales, marca golazos que valen Ligas, sienta a Ibra. Pero su juego sigue sin encajar, él sigue sin encajar. Su caso recuerda al de Scarone, el primer crack mediático de la historia del Barça, estrella del todopoderoso Uruguay de los años 20. Aguantó un año y abandonó el equipo con sólo nueve partidos jugados. La palabra mobbing ni siquiera era conocida. Se largó y siguió ganando títulos, entre ellos, un Mundial y unas Olimpiadas.
En este rincón enlutado no está todo dicho sobre Bojan. No, queda esa historia nunca explicada y que tenía que titularse La habitación del pánico. Es lo que tienen los finales abruptos, el adiós a los jóvenes. Dejan el vacío de un naufragio. Maybe, baby, one day.

martes, 21 de junio de 2011

Las notas (II). La cocina del infierno.

Cada verano se repite el mismo ritual. El bueno de Tito Flo ficha un par de delanteros tremendos, implacables, y el barcelonismo corre a Wikipedia para constatar que sí, que Xavi nació en enero de 1980 y que por tanto el año se saldará con nuevas humillaciones de La Banda de los Delincuentes. El superhéroe de Terrassa, junto a Iniesta y Busquets, conforma seguramente el mejor centro del campo que veremos en la vida. El papel de secundarios como Mascherano, Keita y Thiago explica el antológico año salido de la cocina del infierno. En cualquier caso, seis tíos parecen pocos y bien haríamos en fichar a otro crack para seguir aumentando distancias con los Gagos.
Busquets. 9. Bigardo. Mejor en defensa, mejor a la hora de abarcar metros y metros con su triste figura, mejor a la hora de tirar amagos, fintas y bicicletas humillantes en slow motion. Cada ausencia suya del once ha sido un pequeño drama y uno no sabe donde está su techo.
Mascherano. 6. Cortosircuito. Era verle jugar el balón y pensar que un día moriremos, que el final está cerca, que nuestros días deberíamos aprovecharlos de otra manera, que no era esto, que Cristo no nos lo perdonará.
Xavi. 9,5. El Barça. Si alguna vez nos preguntan qué demonios fue este equipo, debería bastar con mostrar una cargolada de Xavi entre Khedira y Sabi para explicarlo. 16 asistencias y seis goles, mejorando su nivel del pasado año. Él es el gran Barça. Messi o Iniesta serían grandes en cualquier otro lugar.
Thiago. 6. Buda. Si no juega más, por algo será. Si se dice que molesta a Messi por que va sobrado, qué se le va a hacer. Pero qué maravilla es verle pisar el balón y flotar sobre el césped. Tiene un algo que nos recuerda al De la Pena de 1996 (sí, justo el año en que se retiró). Es la joie de vivre y es un guais. Y le queremos. Y qué diversión máxima como le vendamos para traer a Sex, aquell home que va rumbo a convertirse en el tío más insultado desde Gerard López.
Iniesta. 9'5. Rabioso. El padre de Iniesta aplaude a rabiar todo cuanto hace Messi. Aprovecha cualquier micrófono para decir que la Bestia Parda es "el mejor, pero de largo". Y claro, con un padre así y un Balón de Oro que se escapó por los pelos, cómo no se nos iba a enfadar. Le ha sentado de maravilla. Nunca le habíamos visto chutar con rabia a puerta hasta este año, cuando ha batido su récord goleador con nueve golitos.
Keita. 8. Necesario. ¿Qué más podemos pedirle? Nada en absoluto. Con él ocurre como con el Cortosircuito, nos entran todos los males cuando le vemos sobre el campo. Pero rinde, no se queja, mejora y hasta mete obras de arte. Éstas dos, y el gol que nos dio la Liga.
Los ninis. 2. NS/NC. Por lo visto, los chavales del hijo de Amunike se bastan para ser terceros en Segunda -dato brutal- pero no para alegrarnos la vista de vez en cuando. Una advertencia: todos somos Sergi Roberto.

sábado, 18 de junio de 2011

Cerrado por secuestro.

Dorsal 4: S. Gramos.

lunes, 13 de junio de 2011

Las notas (I). Abi y sus chavales.

"Con el cáncer existe una doble relación: por una parte es una enfermedad corporal, de la cual probablemente muera en un futuro no muy lejano, pero que quizá pueda llegar a superar y a sobrevivir; por la otra, el cáncer es una enfermedad del alma de la que sólo puedo decir: es una suerte que finalmente haya hecho eclosión".
Fritz Zorn, Bajo el signo de Marte.
Permítanme, un año más, que les aburra con los elogios a esta defensa asombrosa que ha mostrado el Barça. Números en mano, es ahí donde ha marcado distancias contra la apisonadora de los Quincazos Portugueses. Entre Valdés, Pinto y Rubén han encajado sólo 39 goles en 63 partidos, una locura. Pero maticemos:
Valdés. 9'5. Indiscutido. ¿Qué mejor podemos decir de un portero del Barça? No ha hecho grandes intervenciones en los partidos clave de la temporada, pero a cambio, ha sido fundamental para ganar la Liga a falta de tres jornadas. Sus paradas en el mano a mano en partidos contra rivales de Serie B han sido básicas. Y nos encanta cómo asume su papel de capitán: si hay que dar una hostia, pues se da. Y todo a pesar de que su entente con Busi padre, según parece, no ha sido la mejor.
Pinto. 8. Superfans. Ya nos molaba por su trenza, su dentadura y su pasado en el Puerto de Santa María. Ahora, encima, es buen portero, sólo la caga contra su Betis y además se hace íntimo amigo de la Bestia Parda. Nos queda una duda: ¿habría parado Valdés el cabezazo de CR Ceja en la final de Copa?
Alves. 9'5. Superstar. Lo del gremlin no es normal. Casi perfecto en defensa, con pocos fallos y la agresividad de siempre. Ha superado por segundo año consecutivo a Xavi e Iniesta en asistencias. Un único pero: tuvo un par de ocasiones ante de Van der Saar que habrían convertido el 3-1 en una goleada histórica.
Piqué. 9,5. Piquetón. Debería estar prohibido ser tan bueno, tan chulo y tan sobrado en los partidos clave. El cuerpo técnico le ha señalado como clave en los títulos y aquí le señalamos como posmoderno del año. Protagonizó uno de los momentos terroríficos del año con este titular.
Mascherano (I). 9. Jefesito. Qué tío, el hombre que frustró a Bendtner tuvo la hombría de jugar semifinales y final de Champions y la final de Copa de central. Decirles que mide 1,71. Que ganó todos los balones aéreos incluso contra moles como el hijo del cuidador de elefantes. Asombroso.
Puyol. 8. Roto. Le recordamos menos tragedias que en otras temporadas, menos escenas Pantene, menos dramas. En definitiva, le recordamos menos, lo cual no puede ser sino positivo. Le ha ayudado una lesión y, ¿quién sabe?, a lo mejor es que finalmente ha aprendido a copiar al guaperas que le acompaña. A servidora, que no simpatiza con el Mític i Agoniós Capità, le conmovió su gesto con Abidal en la final de la Champions, tanto como para perdonarle la ordinariez de enrollarse con una petarda digna de Sergio Ramos.
Milito. 4. ¿Qué mierda es ésta? El bueno de Milito estuvo enorme cuando el Barça de Rijkaard se hundía. Se lesionó cuando recién comenzaba la orgía y ya ven que en el quirófano nos lo cambiaron por un tío de Regional. Pudo irse en enero, pero lo hará ahora. Esperemos que la Bestia Parda le eche de menos tanto como Valdés.
Abidal. 9,5. Inmortal. Si de Krankl y de su señora aún se habla, esperemos que de nuestro francés atómico oigan hablar in eternum en el Camp Nou. Se pasó el año siendo el mejor de la defensa, con proezas como ésta, con su primer golito,¡cómo le queríamos!. Y de pronto, enferma, pilla un tumor, enrabieta aún más a un equipo que ya era terrible de por sí, vuelve a los dos meses y levanta la Champions. Zorn tenía razón.
Maxwell. 6. Bizco. Como lo oyen. Pasé el año defendiendo sus virtudes y con la fiesta de la Champions, con los fuegos artificiales, descubro que es bizco. El hallazgo me convenció de que poco me he fijado en él y, en fin, tan bueno no será cuando el Barça busca a gente dudosa como el tal José Ángel para cubrir una posición en la que tiene a tres especialistas.
Adriano. 6,5. Correoso. No es malo: no mata ni viola, que decía el poeta. Acabó siendo titular a base de mucho esfuerzo, mucha disciplina y mucho luchar contra una dura realidad: en un equipo de megacracks, ha tenido la desvergüenza de mandar fuera de banda sus chutes a puerta un mínimo de cuatro veces. Es de suponer que seguirá.
Los ni-nis. 4. Ausentes. Nos venden durante dos temporadas que viene una generación asombrosa de defensas, con Bartra, Fontàs, Montoya -ojo, rima con chirimoya-, Muniesa y Sergio Gómez y acabamos saliendo al Bernabéu con un central jibarizado y un exlateral lesionado. Dicen que de verdad cuentan: habrá que ver si el club es consecuente y ficha sólo de medio del campo para arriba.

miércoles, 8 de junio de 2011

Sobrevivir a Barranquilla

Aquí está, un año más, el prestigioso Trofeo Barjuan para hacer las delicias de las almas vengativas que pueblan este foro. Porque efectivamente, hay que ser vengativo para dar este deshonroso premio a Piqué, Aparteu les Criatures, que ha completado otra temporada impresionante a pesar de sus diversos impedimentos, a saber:
-Su cohabitación con una infiltrada amante de los alaridos y de la vida por todo lo alto.
-La responsabilidad de sentirse moralmente obligado a cubrir a todas las catalanas entre 15 y 95 años.
-El peso de ser el guapo de un equipo de monstruos de la talla del Molt Mític Capità.
Efectivamente, Piqué nos ha costado 7,33 goles en contra, pero ha estado perfecto en los grandes choques. Fue explícito Tito Vilanova: "Si se lesionaba Piqué, se nos caía el invento". Viendo los números, también destaca la redención de Puyol, que tras arrasar el año pasado en el Barjuan, este ha cuajado sus mejores números, ayudado, por supuesto, por su larga lesión. Alves, el ecce gremlin, también ha estado a un nivel altísimo en defensa sin prácticamente errores. Lo mismo puede decirse de Busi y Valdés.
Y en fin, si en números absolutos el Barjuan es para nuestro barranquillero predilecto, en números relativos los herederos de Márquez y Chigrinsky son Milito -horrible temporada- y Sergio Gómez, un chaval juvenil que jugó un solo día en la Supercopa, se comió el marrón y participó en los tres golitos del Sevilla. Para completar este catálogo de injusticias, una más: Adriano ha sido responsable de sólo 0,5 goles en contra, pero tuvo la mala suerte de ser el tío que cubría a CRCeja en su remate por encima de Pinto en la final de Copa. Mal, Adriano, otro día se le muerde el menisco y listos.
En fin, a pesar de todos ellos y de la colombiana que cuenta los óvulos que le restan, el equipo ha encajado 39 goles en 62 partidos, un registro salvaje. La proeza, ya saben, es el mérito de ganar pese a Barjuan.
Trofeo Barjuan
Piqué 7,33
Milito 4’5
Abidal 3’5
Macherano 3’5
Busquets 3
Puyol 2’83
Valdés 2’5
Sergi Gómez 1’5
Alves 1’5
Xavi 1’5
Bartra 1
Villa 1
Maxwell 1
Messi 1
Jonathan 0,5
Thiago 0,5
Adriano 0,5
Pedro 0,5
Iniesta 0,33

lunes, 6 de junio de 2011

Estadísticas: el escenario de la carnicería

Qué mentirosos son los números, qué falaces, qué inútiles a la hora de dar la medida exacta de nuestra felicidad por la supremacía de este equipo. Qué pobres para retratar el gozo de ver jugar a Messi, de quien se puede decir lo mismo que de Maradona en aquella entrada de aquella enciclopedia: "Genial futbolista argentino que llevó la felicidad a todo un pueblo".
En cualquier caso, aquí va la barbarie, con un recordatorio: Messi cierra el año con los goles de CRCeja Depilada y las asistencias de GrimaOzil (y Liga y Champions, claro) Suyo es el Pichichi del equipo y suyo el R10. El interés está en el segundo puesto: Villa ha podido con Pedro (es cierto que ha jugado siete horas más) y Alves ha logrado acabar por encima de Xavi, que le dio al Pedradas tal vez la mejor asistencia del año en el primer gol al United. Otra prueba de lo inútil de estos datos: Affelay acaba el año con una sola asistencia pero la suya fue probablemente la más importante del año, gentileza del gran Marcelo, copresidente de la Fundación Khedira.
De cara a puerta, Iniesta culmina su mejor año con nueve golitos, y los centrocampistas y defensas pasan de una temporada a otra de 27 a 40 goles. Muy fan de otro dato: Ibra acaba el año con más goles que El Jefesito. Pero en fin, por encima de todo, les dejo una reflexión: Messi ha metido 15 goles más en un año de los que cantó Maradona en sus dos accidentadas temporadas en Can Barça y 17 más que los que metió Eto'o en su mejor año. En lo referente a las asistencias, otra orgía: supera en cuatro el mejor año de Ronaldinho, que se apuntó 20, y nos confirma que nunca jamás vimos cosa igual.
Premio Quini
Messi 53
Villa 23
Pedro 22
Iniesta 9
Bojan 7
Xavi 6
Keita 6
Alves 4
Piqué 4
Tiago 3
Affelay 2
Ibra 1
Busquets 1
Puyol 1
Maxwell 1
Nolito 1
Milito 1
Jeffren 1
Fontàs 1
Víctor Vázquez 1
Abidal 1
Adriano 1
Bartra 1
PP 2
Premio R10
Messi 24 (1SP)
Alves 19
Xavi 16
Iniesta 13 (1P)
Pedro 12 (1PP, 2P)
Villa 11 (3P)
Maxwell 4 (1PP)
Busquets 4
Thiago 3
Keita 3
Adriano 3
Bojan 3 (1SP)
Abidal 1
Mascherano 1
Fontàs 1
Jeffrén 1
Afellay 1

miércoles, 1 de junio de 2011

Vacaciones: una idea.

"Desdichado, en verdad te placen las obras de la guerra y el esfuerzo".
La Odisea
En verano de 2008 Xavi, Puyol e Iniesta salían de un año catastrófico con el Barça. Se fueron de Eurocopa y ganaron. Desde entonces han dedicado su vida a ganar. Han logrado ni más ni menos que 12 títulos, incluyendo el presunto Mundial de selecciones -ya conocen ustedes mi teoría sobre el secuestro masivo-. Para que se hagan una idea, el coleccionista de títulos Cabraloca Ibrahimovic ha sumado 15 desde 2002. Otro dato: el Barça de Xavi y Messi suma desde 2008 las mismas Champions que Gampers. Y en las tres únicas competiciones que no han ganado en este tiempo -dos Copas y una orejona-, fueron sus verdugos los que se llevaron el título.
Al estilo preciosista con que lo han hecho -y que en Valdebebas están muy lejos de descifrar- se une la dificultad creciente de mantener el nivel un año tras otro. En un mundo que vive del día a día, en que los héroes se queman cada vez más aprisa, en que desde hace lustros era imposible ver hegemonías y equipos que mantienen el nivel de esfuerzo, han hecho una demostración de estajanovismo que resulta absolutamente irreal y ajena a este mundo.
Ahora, cuando empiezan sus vacaciones -no las de la Bestia Parda, que se va a predicar a la Copa América-, pensaba en estos desdichados esclavos del buen fútbol, en su merecido descanso, y recordaba la frase de un bombero poeta que especulaba sobre un eventual premio de Lotería: "Si me toca, me largo a Moscú parando en todos los prostíbulos".
Supongo que no se imaginan a Iniesta o Busquets a bordo de ese camión del amor, pero creánme: más inverosímil es lo visto desde 2008.