miércoles, 29 de octubre de 2008

La racha

En la cadencia del 'Falling in Love with you' de Elvis Presley, faraón de Graceland, se esconde la lógica de cómo este tierno equipo de Guardiola nos está ganando el corazón una semana tras otra. Con su décima victoria consecutiva de ayer se pone al nivel de equipos grandes de verdad. El mejor Barça que la generación post Kubala ha visto fue el Barça de Ronaldinho y Eto'o en que ya asomaba Messi y en que Márquez y Edmilson se comportaban como padres de familia responsables. Ganaron 19 partidos seguidos y estuvieron 25 sin conocer la derrota.
Aquella racha fue un amor estival y quinceañero, que Nabokov definiría de frenético, impúdico, angustiado y desesperanzado. Todo era posible, y a cada nuevo reto, había nuevas sorpresas. Por el camino de aquellos tres meses de delirio quedaron El Madrí en el Bernabéu, el Sevilla y una quincena de equipos que salían con el cuchillo entre los dientes para probar de qué estaba hecha aquella sinfonía.
Ahora, cuando Laporta y Txiki han querido, desaparecido ese lastre que fue el bueno de Rijkaard los dos últimos años, se ha levantado el castigo. 530 días después, el Barça fue líder, aunque fuera sólo unas horas. Su fragilidad defensiva no hace pensar que esta locura vaya a durar demasiado: habrá derrotas y decepciones. Pero hasta entonces, que dure el cachondeo y que el equipo siga descubriendo a cada jornada todo su potencial. Y que recuerden que si por algún motivo Edmilson, Motta o Belletti están en un altar no fue por encadenar muchas victorias, sino por ganar los partidos claves para llevarse una Liga y una Champions.

jueves, 23 de octubre de 2008

La hermana de Urtain

La irrupción de Sergio Busquets en la elite reabre el célebre debate sobre el papel de la genética en la alta competición. Los hermanos Laudrup hicieron correr ríos de tinta sobre la clonación del talento y los De Boer hicieron lo propio con la patraña. Jordi Cruyff validó la teoría de Dalí de que el genio no se hereda y Sanchis padre y Sanchis hijo ganaron, de la mano de sus blancas camisetas, sendas Copas de Europa.
Pero explicar el caso del hijo del portero que tiraba caños y sombreros dentro del área es cosa difícil sin recurrir a la hermana de Urtain. Según mi maestro de cabecera, la dulce hermana del púgil español más famoso de la historia apostó un día con el campeón para ver quién era más fuerte. Vascos y brutales, decidieron golpear a una mula para comprobarlo. El campeón quedó humillado: su hermana pegó primero y mató al animal de un solo puñetazo.
Así ocurrirá con la fama de Carles Busquets: hasta ahora, podía presumir de ser el único chaval de Ciutat Badia que jugó la Liga de Campeones de azulgrana. Su hijo le dejará en nada. Ayer mismo tuvo dos momentos estelares. En el primero, desmarque, control con la derecha, chut, caño y gol con la izquierda. En el segundo, pase al agujero de primeras y gol de Bojan.
Además de calidad, agresividad y hambre, Bussinho ha roto la tendencia liliputiense de La Masia, y se eleva hasta el 1,91. Ayer, hasta pareció compatible con Touré –recordemos, votado por este prestigioso foro el mejor jugador del Barça el pasado año-. Sólo un pequeño problema enturbia el entusiasmo por el hallazgo de este centrocampista total, y es su parecido con cierto ex futbolista llamado Motta. ¡Larga vida a la hermana de Urtain!

domingo, 19 de octubre de 2008

La fuerza invisible contra el fútbol

Acaba la jornada siete y esta caverna sigue dándole vueltas a los ocho minutos de fútbol a quemarropa que se vio en El Calderón el sábado y a ciertos misterios insondables que el barcelonismo lleva décadas tratando de comprender. Era el minuto 89. Simao tenía una falta directa y el plano de la televisión repasó la barrera del Madrí. Javi García, Pepe, Drenthe, Van der Vaart, Gago, Higuaín, Sergio Ramos. Un elenco de miserias balompédicas que retrata lo que ha venido siendo el Madrid de Capello, el entrenador que les sigue guiando diga lo que diga Bernardo: mucho orgullo, mucha fe, mucho chutador y mucho defensa poderoso. Y nada más, ni una gota de calidad.
La falta entró, pero el Madrid, ese Leviatán imperecedero, ese azote del barcelonismo por los siglos de los siglos, se llevó el partido en el '96. ¿Qué demonios tendrá el Bernabéu que convierte en ganadores a segundones como Higuaín? Butragueño, merengue amigo de los valores del claustro y el cuartel, lo explicaba hoy en televisión: "Cuando el partido se pone difícil, al Madrid le guía una fuerza invisible". Se llama fe y probablemente es el arma más temible que hay en este juego.
A eso se enfrenta el Barça este año. Por primera vez en lo que va de año, dejó su portería a cero. Ganó con ese horror llamado Víctor Sánchez profanando la medular azulgrana y rememorando esa angustia hecha futbolista llamada Gabri. Ganó sin Xavi, ni Puyol, ni Messi. Ganó con una sola pincelada de fútbol -fútbol de verdad, de calidad- que pusieron Henry y Eto'o. Duele decirlo cuando hasta las pelotas huecas marca Campeón saben que el Barça tiene diez veces la calidad del Madrid, pero para ganar al equipo de Javi García hará falta muchísimo más fútbol en adelante.

viernes, 17 de octubre de 2008

La croqueta


Iniesta nos recordó anoche que la croqueta es un manjar de dioses también en el fútbol. Mecánicamente, se basa en enseñar el balón a un lado del rival para, con un golpe de cintura (¿dónde está la pelotita?) cambiarla de un pie a otro y driblar así al contrario.
Filosóficamente, la croqueta es un regate que recuerda a los vencidos defensas que el fútbol se juega en tres dimensiones: para superar a un marcador, no sólo se trata de tirarle un caño y conseguir trazar una recta entre la posición anterior al regate, la posterior y la portería. Esa clase de driblings es tan primitiva que hasta Barjuan la ponía en práctica. La croqueta es otra cosa: aprovecha la amplitud del terreno de juego y da la bienvenida a todo un universo de posibilidades en que no sólo se trata de avanzar en línea recta, sino de aprovechar las infinitas posibilidades que ofrece ese rectángulo mágico en que se desarrolla el fútbol.
Dribladores de antología como Garrincha, George Best o El Innombrable vencían a sus rivales porque sabían que regatearles no era sólo un ejercicio lineal, sino espacial. Cuando encaraban, podían salir por la derecha, por la izquierda, o en velocidad, o no superar a su marcador sino a algún otro defensa despistados que cometió el error de pasar por ahí sin saberse carne de cañón.
Históricamente, la croqueta es para toda una generación el recuerdo de ese caviar danés que fue Laudrup, cuyo pecado merece ser perdonado sólo por haber llenado los colegios de niños que ensayaban ese arte torero del amago y el golpe de cadera.
Sentimentalmente, un pueblo cantor y embustero, al que le gusta el juego y el vino y con alma de marinero estaba condenado a amar esta suerte balompédica. Nada hay más bello que estar en el campo, recibir el balón en escorzo, ejecutar la maniobra y susurrarle al defensa: "¿Dónde está la pelotita?".
http://es.youtube.com/watch?v=YCiL-ajlfqA&feature=related (La proeza llega a los 31") http://www.youtube.com/watch?v=XZvnLYp7e5c

domingo, 12 de octubre de 2008

'Coitus interruptus'

El origen del concepto 'coitus interruptus' es oscuro. El Antiguo Testamento ya hablaba de él contando las secretas y solitarias cuitas de ese referente de la cultura occidental que fue Onán. Su construcción latina ofrece pocas dudas sobre la universalidad de un término tan temido y terrorífico como "peste negra", "santo oficio" o "guerra".
En esta caverna tenemos un miedo atroz, cerril y primario al 'coitus interruptus' balompédico, esa fatalidad del calendario que viene a joder justo cuando el Barça despega para premiarnos con 15 días de abstinencia y una visita a la hermosa localidad de Tallin, Estonia, donde los chavales de Vicente del Bosque que aprendieron de Luis Aragonés sumaron ayer una nueva victoria.
Por don Vicente del Bosque siempre sentí un cariño particular: sus jugadores hablaban maravillas de él y representa todo lo noble, ambicioso y humilde de esa plaga que no cesa llamada Real Madrid. Antes de ser domador de la galaxia, Del Bosque fue jugador. Eran tiempos de fútbol en blanco y negro y con dictadores en la grada en que no había resquicio alguno para el glamour o el ego de los jugadores.
Sin embargo, del Del Bosque futbolista trascendió algo que viene muy a cuento: sus compañeros no ocultaron nunca su asombro ante el volumen de la hombría del bigotudo mozalbete. "La tiene como una botella de Coca-Cola", decían de él. A esa botella de refresco y a su tupido mostacho debemos esta semana la increíble destrempada que hemos sufrido gracias a la furia.
Esta caverna se entrega hoy a la utopía y el desenfreno y sueña con un fútbol sin parones por las selecciones, por un fútbol donde solazarse sin interrupciones y donde refocilarse sin atender al reloj.

domingo, 5 de octubre de 2008

El Barça ha vuelto

Cuentan los sismógrafos que la de ayer fue la segunda ola que se ha visto en el Camp Nou en tres temporadas. Después de que el equipo alcanzara la gloria y se inmolara en París, sólo una vez más se vio al estadi sumido en la euforia con Rijkaard en el banco: fue justo antes de que Rufete metiera un pase al hueco y Tamudo arrebatara el título al Barça para entregarlo al Madrid. En todo el pasado año, ni una sola vez se vio a la afición volcada con su equipo. Nunca.
Dicen los obsesos de la estadística que después de París, el Barça sólo ganó en tres ocasiones partidos que comenzó perdiendo. Tres en dos años, ante rivales como el Celta, el Athletic de Bilbao y el Depor. Y añaden que en todo este horrible paseo por la nada, sólo en tres ocasiones encadenaron cuatro o más victorias seguidas (septiembre de 2006, noviembre de 2006 y octubre de 2007).
El equipo de Guardiola parece dispuesto a que olvidemos todo aquello: en tres semanas, ha ganado seis partidos seguidos. En tres días ha remontado a dos equipos broncos como el del incalificable Sánchez Llibre y el de ese héroe griego llamado Brandao. Y ayer, en 25 minutos logró erizar el pelo al barcelonismo con una avalancha de fútbol arte. Fue un Barça voraz y con recursos, un Barça donde Messi hace soñar, Iniesta bordea la estética pura y Xavi imparte lecciones de sabiduría. Un Barça donde Eto'o sabe que cualquier día puede ir al banquillo o fuera de la convocatoria y en que hasta Henry quiere enchufarse.
Ayer, durante esos 25 minutos perfectos en que humilló al Dinamo del Manzanares, uno supo que este tierno equipo de púberes y talentosos canteranos está llamado a ilusionar otra vez al Camp Nou. Se acabó la puta transición: el Barça ha vuelto.